“Mujer negra, hija de la favela de Maré y defensora de los Derechos Humanos”. Así se definía Marielle Franco, concejala y presidenta de la Comisión de Derechos de la Mujer en el Ayuntamiento de Río de Janeiro. Una mujer que comunicaba determinación y valentía, una mujer joven que optó por dedicarse a la política para mejorar la vida de las personas sencillas, de las minorías oprimidas. Una persona llena de un futuro que le arrebataron a tiros cuando salía de la Casa de las Negras en el barrio de la Lapa, donde había participado en un debate entre jóvenes negras.
Marielle convirtió la Comisión de Derechos de la Mujer en un instrumento para mejorar la vida de las mujeres de Río, impulsando políticas contra el acoso sexual en el transporte público y medidas para mejorar la salud de las mujeres, como las casas de partos y una ley para proteger el derecho al aborto.
El coche de Marielle recibió 13 tiros, que acabaron con su vida y la del conductor. El dolor por su asesinato también está presente en Barcelona, desde donde exigimos saber quién la mató y quién ordenó el crimen. Aspiramos al fin de la impunidad en un país en el que una mujer es asesinada cada dos horas, según datos del Consejo Nacional de Justicia de Brasil. A Marielle no la mató la casualidad, ni el enfrentamiento entre grupos. La silenciaron por ejercer la política y decidir enfrentarse a la guerra desencadenada por algunos sectores de las fuerzas de seguridad contra la población negra de Río de Janeiro, por defender los derechos de las mujeres y las personas LGTB. El asesinato de Marielle muestra la fragilidad de las instituciones democráticas en Brasil, es un crimen contra la libertad y un peligroso mensaje de disuasión para las mujeres que se atreven a alzar la voz contra la injusticia y la violencia.
Nueve meses después de su asesinato, he tenido la oportunidad de recibir en el Ayuntamiento de Barcelona a su pareja, Mónica, para exigir junto a ella justicia para Marielle. Como aliada en la distancia, como mujer luchadora por los derechos de los colectivos LGTBI y contra la violencia machista, para mí exigir justicia por su asesinato es también una llamada de atención sobre la necesidad de poner en marcha políticas efectivas contra las violencias y para proteger a las mujeres que se dedican a la política, ya sea en los movimientos sociales o en las instituciones.

Hacer política sigue siendo peligroso para las mujeres, especialmente para quienes nos dedicamos a impulsar la agenda feminista y defender a colectivos vulnerables. América Latina es una región pionera en la lucha contra este tipo de violencia, pero miles de mujeres siguen siendo acosadas o agredidas por hombres que quieren expulsarlas de la esfera política, tanto en Brasil como en otros países. Pero no vamos a dejar que nos intimiden. Al contrario, cada vez son más fuertes las alianzas internacionales para que las mujeres podamos de verdad ocupar el espacio que nos pertenece en la actividad política.
La lucha contra la impunidad es el primer paso para acabar con las violencias machistas, LGTBfóbicas y racistas y, por eso, exigir justicia para Marielle es exigir justicia para todas. Esto es particularmente importante en un momento en que el ascenso de la extrema derecha está poniendo en peligro a mujeres y minorías, desde Europa hasta Brasil. Contra los proyectos políticos que acusan a las más vulnerables de los problemas causados por las élites, la solidaridad es más necesaria que nunca.
Como concejala de feminismos y LGTB del Ayuntamiento de Barcelona, seguiré trabajando sin olvidar el compromiso de personas como Marielle. Sus proyectos para luchar contra las violencias machistas y el acoso que sufrimos las mujeres de forma cotidiana encuentran su reflejo en nuestra ciudad en iniciativas como Barcelona Antimasclista. El ejemplo de las políticas que impulsó en Río de Janeiro nos servirá de inspiración para luchar también por los derechos humanos en nuestra ciudad.
Quienes trabajamos por los derechos de las mujeres y las minorías en las administraciones locales de todo el mundo debemos unirnos para exigir justicia para Marielle y alertar a la comunidad internacional sobre la necesidad de una investigación imparcial y decidida sobre su asesinato, que esclarezca lo ocurrido y lleve a los culpables ante la justicia.