“Los manteros se rebelan contra la Guardia Urbana”. “La última víctima de los manteros”. “Los comerciantes exigen más presión policial”. Estos titulares, que responden a dos grandes medios generalistas editados en Barcelona, El Periódico y La Vanguardia forman un relato de la opinión pública que ciertas cabeceras han ayudado a crear sobre el colectivo de los vendedores ambulantes. El último de estos titulares lo firmaba El Periódico, que el domingo volvió a amanecer con una de esas portadas cargadas contra los manteros, propias de los veranos. Desde Madrid se decía que “Los adeptos de una cofradía islámica senegalesa se hacen con el control del ‘top manta’ en España”.
Organizados en el Sindicato de Vendedores Ambulantes desde el 2015, los manteros han sido protagonistas de las portadas desde hace muchos veranos, momento en el que desciende la actualidad política y en que se “instrumentaliza” al colectivo para crear un “discurso de odio y de miedo que justifica el racismo institucional que sufrimos y que, al final, lo único que consigue es romper nuestra sociedad”. Así habla Aziz Faye, quien fue mantero durante muchos años, en la presentación del libro Vida Mantera, escrito por el periodista, ex redactor de Catalunya Plural y especializado en este colectivo, Yeray S. Iborra.
El libro, editado por la Fundació Periodisme Plural y la editorial Octaedro, es una recopilación de más de tres años de trabajo a pie de calle -y de manta- del periodista. Un recorrido por el fenómeno mantero desde lo global a lo local; des de Senegal, buscando el origen, hasta Barcelona. Un relato próximo, desde el conocimiento y no el estigma que fue presentado el lunes por el mismo Iborra, acompañado de Faye, Lamine Bathily, portavoz del Sindicato; Rosa Sánchez, activista del Espacio del Inmigrante; Laura Curell, de Iridia y Álvaro Porro, comisionado de economía social del Ayuntamiento de Barcelona.
La presentación de Vida Mantera, en el Espacio Contrabandos del Raval de Barcelona, no podría haber sido en una fecha más adecuada, el día después de esa portada “de alarma”, según ha apuntado el autor. Y más en un momento que ha definido como “sensible”, debido al inicio de la campaña electoral. “Asocia a los manteros a términos que parecen del pasado: mafia, secta…parece un titular de años atrás, cuando no había un sindicato que desmontara las mentiras sobre el colectivo”.
Y es que uno de los problemas es que “hablan de nosotros sin conocernos, sin saber cómo vivimos”, añadió Faye, quien considera que las personas que firman estos artículos son “falsos periodistas”. Por su parte Lamine Bathily apunta que “no me sorprendería que dijeran que somos terroristas. Desde el Sindicato ya hemos desmontado todas las mentiras. Ahora sólo les queda inventarse cosas, pero siempre es fácil acusar a un negro pobre sin papeles”.

Barcelona, un espacio de persecuciones
En 2015, antes de la formación del Sindicato de Vendedores Ambulantes, la “represión policial era brutal”, apuntó Faye, que recordó las mañanas de “miedo” al salir de casa, “preparados para cualquier cosa que pudiera pasar en las calles”. Lesiones, piernas y brazos fracturados, desplazamientos frenéticos a urgencias, llamadas a primera hora de la mañana, explicando las persecuciones policiales por las calles más céntricas de Barcelona. Consecuencias psicológicas para los manteros…
Así fueron los años previos al 2015 y que llevaron a una indispensable organización mantera, tal como recuerdan Faye, Bathily y Rosa Sánchez que, desde su activismo en diversos espacios de Barcelona, acompañó a los manteros en esas primeras jornadas de organización. “Empezamos a grabar lo que nos hacía la policia. Había que denunciar esa violencia porque, con titulares como el de El Periódico se justifica que venga la policia a rompernos los huesos y la gente aplauda. Y ahora empieza otra vez la guerra”, se expresó Sánchez.
Y es que, para Álvaro Porro, la verdadera cuestión es cómo hacer llegar debates como el que se dio en Contrabandos a la gente que no leerá Vida Mantera. “Podemos seguir hablándonos a los que estamos convencidos ya, pero debemos llegar a los lectores de esta prensa generalista y desmontar estos discursos”.

Las contradicciones de sentarte ante un ayuntamiento ‘amigo’
Barcelona es un espacio de persecuciones, pero “también de oportunidades”, apuntó Yeray S. Iborra. Y es que el mismo año que se conformó el Sindicato, también entró en el consistorio Barcelona En Comú, el partido liderado por Ada Colau y formado por personas con las que muchos activistas de la ciudad habían compartido luchas y calle. “Con Trias no podíamos negociar, pero con el gobierno del cambio hubo más facilidad. Empezamos a pensar cómo generar vías para darnos salidas laborales”, recuerda Faye.
Pero, el Ayuntamiento de Colau, a pesar de ser ‘amigo’, no deja de ser una “institución de primer orden sometido a muchas presiones”, recordó Iborra. Y es que la “decepción” empezó ya en la primera reunión. “Hubo diversas propuestas para la ocupación, pero al dialogar con las instituciones te encuentras con discursos tan técnicos que te acabas liando”, expresaron desde los manteros. “Nos dimos cuenta de que lo que habíamos hablado y lo que vimos al final era diferente”, añadió Faye.
“Teníamos muchas expectativas con este gobierno”, admitió Sánchez, que recuerda que en no ver satisfechas las demandas, decidieron salir a la calle a manifestarse. “Había muchos colectivos que opinaban que hacíamos mal protestando, porque hacíamos daño a Colau. Pero teníamos que hacerlo”. Desde el Ayuntamiento reconocen que las medidas aprobadas para dar ocupación a los manteros han sido insuficientes: “hemos logrado regularizar a 95, pero en este tiempo han entrado muchos más. Si la ley diera más oportunidades, podríamos hacer más. Pero hay trámites que no nos podemos saltar”, se justificó Porro.
“Siempre hemos tenido claro que no se trataba de un problema policial, por lo que hicimos política”, apuntó Porro. Por su parte, Bathily afirmó que las instituciones siempre tienen la responsabilidad, sean de derechas o de izquierdas. Se echa la culpa a la ley Mordaza, pero quien nos denuncia es la Guardia Urbana”. Así mismo, añadió que ha habido mejoras sustanciales, ya que con “Trias teníamos miedo incluso de salir a la calle a manifestarnos. Pero la situación debe cambiar mucho más: nosotros queremos dejar la venta ambulante, pero es al Estado a quien no le interesa que se acabe”.