El sexismo, la discriminación del otro por razón de género, impregna las raíces de la violencia machista. Sobre estas raíces y sus múltiples consecuencias, la periodista Júlia Sousa ha escrito el libro ‘Sexismo, la violencia de las mil caras’. El resultado es una visión global de las agresiones que sufren las mujeres por el hecho de serlo. Pero, por encima de todo, el libro intenta encontrar las razones profundas de un mal que pasa de generación en generación, sin que la sociedad logre erradicarlo.
El libro, editado por la Fundació Periodisme Plural y Octaedro, se sumerge en el marco mental sobre el que se asienta el machismo. La socióloga Marina Subirats lo explica en el prólogo. “Mujeres y hombres – escribe – debemos deconstruir mucho de lo que nos fue transmitido en nuestra infancia, producto de milenios de patriarcado y de sometimiento de las mujeres. No es fácil: tenemos que deconstruirlo no sólo en nuestra mente y en nuestra sociedad, sino también en nuestros comportamientos, en nuestra vida cotidiana”.
Con este marco, el jueves 7 de marzo, unas horas antes de la segunda huelga feminista del 8-M, Júlia Sousa y Marina Subirats, junto a las periodistas Marta Cáceres y Sandra Vicente, presentaron el libro en el Col·legi de Periodistes.
Durante dos horas, las ponentes, y el público que llenaba la sala de actos, han intentado profundizar en las raíces de la violencia que sufren las mujeres. Y una conclusión compartida por todas las ponentes: “la educación es la única esperanza para derrotar al machismo”.
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Julia Sousa confiesa que “he sufrido mucho haciendo el libro” porque durante un año largo ha estado en contacto con el sufrimiento, con el dolor, de las víctimas. Pero, dice, también es un libro de esperanza porque “los hombres se darán cuenta que a ellos también les perjudica el patriarcado”. En este sentido, Marina Subirats cree que la clave está en la educación, “en dejar de transmitir a los niños la necesidad de mandar, de competir, de imponerse, lo que les convierte también en víctimas del machismo”.
El camino, dice Marina Subirats, pasa porque los niños asuman valores femeninos, y porque “las niñas se sientan más fuertes”. Es decir, es necesario “restablecer el equilibrio y poner en valor lo femenino para después compartirlo hombres y mujeres”. Por ello, insiste Julia Sousa, no debemos hablar de guerra de sexos, si no de cómo podemos redescubrirnos, mujeres y hombres. De cómo transformamos un modelo cultural que tiene miles de años, de cómo podemos cambiar el concepto de hombre y de mujer. Nos jugamos, dice Marina Subirats, “tener una vida feliz o una vida terrible porque lo más importante es amar y sentirse amado”.
Marta Cáceres, periodista de TVE implicada con la causa feminista, asegura que esta es una lucha de fondo: “nos faltan un par de generaciones para acabar de ponernos moradas”. Es decir, para que las reivindicaciones ahora feministas sean las de todas y todos. Sandra Vicente, coordinadora de Cataluña Plural y moderadora del acto, recuerda que la violencia va mucho más allá de los crímenes, y que la única alternativa está en el empoderamiento de las mujeres.
La educación fue la palabra clave durante todo el acto. También en las intervenciones del público. Vicenta Ruiz, maestra en una escuela de un barrio con riesgo de exclusión de Badalona, explica que en su clase “las niñas son fuertes, hablan, cuentan su propia realidad, pero cuando vuelven a casa todo cambia. Se impone el miedo. Y eso nos hace sentir impotentes”. Las palabras de la maestra, de nuevo, recuerdan que la lucha es muy larga, que solo se ganará en la escuela, en casa, con la implicación de toda la sociedad.
El libro ha sido posible por la generosidad y el compromiso de una mujer que decidió poner su grano de arena contra la violencia machista. Carme Badia, a sus 85 años, propuso ser mecenas de un libro que fuera útil a la causa de la igualdad por la que tanto luchó su generación, y tanto sufrió. Siguió la presentación del libro en primera fila. Discreta, como ella quería. Con emoción en los ojos, porque el libro ya forma parte de su causa.