Unburied es una pieza de gran belleza audiovisual aunque trate un tema tan horrible como son las muertes de migrantes que huyen de sus lugares de origen por la falta de oportunidades, de estabilidad y de futuro, para llegar a un destino donde no siempre son bienvenidos. Su directora, Sally Fenaux Barleycorn, y Mouhamet Día, son creadores del corto Unburied, que se proyectó en Barcelona durante el mes de junio, y definen la pieza como “un duelo, un funeral en todos los sentidos del término”. Una forma de recordar y honrar a los muertos por parte de sus familiares, de los que sobreviven en estas largas travesías o bien por parte de la comunidad afrodescendiente y africana en general, para así “tratar los sentimientos de rabia, dolor, impotencia y pérdida que nos genera ver lo que está pasando y la indiferencia social que hay al respecto “, declaran.
Fenaux y Día sentencian que los derechos humanos son una intención, nunca han sido un hecho y hacen alusión a la Unión Europea, que tantas trabas está poniendo para acoger a los refugiados: “La Unión Europea no tiene una política migratoria, tiene una política de la muerte y de la instrumentalización de las personas migrantes. La única política con respecto a los extranjeros que usan en su territorio es la del turismo y la de la golden visa”. El escritor y académico Felwine Sarr afirma que la inmigración no es un problema, sino que es la total incapacidad e hipocresía de los gobiernos europeos que no saben cómo situar este capital humano dentro de sus sociedades, lo que constituye el problema real, explican los creadores.

Uno de los mejores aliados de los emigrantes son las ONG que se dedican a realizar trabajos de salvamento, hechos que vemos frecuentemente en los medios de comunicación. “Las ONGs organizan para cumplir una función que el Estado no cumple y, también, para vigilar a este Estado y ser testigo de sus violaciones de derechos humanos, para así denunciarlas”. Sin embargo, los creadores de Unburied opinan que sus formas se basan en “narrativas del héroe blanco, las que perpetúan la imagen que la población tiene del emigrante. Nos transmiten incesantemente el mensaje que las personas emigrantes sólo sirven para ser salvadas. Bueno, las salvan, y después, ¿qué? “.
Fenaux y Día muestran escepticismo por la financiación de las ONGs: “El problema surge cuando comienzan a manejar tanto dinero como tienen, porque sus gastos son grandes, no se debe ignorar, pero sus beneficios también lo son. Se constituyen en empresas privadas, con beneficios personales, sobre la vida pendiente de un hilo de seres humanos “.


