El Col·legi Oficial de Metges de Barcelona (COMB) nació hace 125 años. Este aniversario llega en un contexto donde todos los profesionales sanitarios se encuentran en demandas comunes: la mejora de sus condiciones laborales, disfrutar de más tiempo para la investigación y para el trato con el paciente, poder conciliar las jornadas laborales con la vida personal… más recursos en definitiva.
Paralelamente a la actividad pública del colectivo, tanto los médicos como otras profesiones del mundo sanitario protagonizan a menudo alguno de los debates más interesantes de la agenda política. La eutanasia o el derecho a morir sin sufrimiento serían alguno de los ejemplos. La mayoría de los cambios que se exigen requiere de intervención política. Pero ¿está la clase política preparada para asumir este encargo?
El doctor Jaume Padrós, presidente del CoMB, considera que tanto a los dirigentes catalanes como estatales pero también al resto de partidos con representación les falta responsabilidad y conocimiento del sistema sanitario. Entre otros, pide que se aprueben los presupuestos, recursos, autonomía para los profesionales y que se trabaje en una sola dirección para cambiar modelos organizativos obsoletos.
El doctor Padrós, especialista en medicina de familia, geriatría y medicina del trabajo, cumple 5 años al frente del CoMB. El presidente de este organismo aprovecha para hacer análisis políticos en esta entrevista gracias a los conocimientos que adquirió de este mundo siendo diputado del Parlament de Catalunya entre 1989 y 1995 por Convergència Democràtica de Catalunya. Además, años antes también había sido uno de los fundadores de la Joventut Nacionalista de Catalunya y uno de los refundadores del sindicato de estudiantes universitario Federació Nacional d’Estudiants de Catalunya(FNEC).
El Col·legi Oficial de Metges de Barcelona ha cumplido 125 años. ¿Qué supone estar al frente de una organización de esta magnitud?
Y sí, celebramos 125 años porque tenemos una institución muy fuerte, muy sólida. Somos muy participativos. Hemos estado presentes en momentos trascendentes de la historia de nuestro país. Es la primera institución de todo el estado que hace ruptura democrática en la transición. Es la que formula propuestas para tener un modelo de sanidad en Catalunya y España también en el momento de la constitución de los primeros gobiernos democráticos. La prueba está en el informe anual de 2018 donde se ven todas las actividades.
Esto entra en contradicción con el momento que estamos viviendo. Por un lado nos posicionamos en temas que preocupan a la sociedad y a los profesionales sanitarios: tratamientos de final de vida, eutanasia, malas informaciones en las redes… todo con criterios profesionales de referencia. Por la otra, esto choca con una situación de gran incertidumbre: crisis económica y crisis política que, más allá de los elementos de política general, en el caso de la sanidad los profesionales tienen unas condiciones que no son las ideales.
Justo hace un año se convocó una huelga histórica justamente para tratar esto. ¿Cómo estamos ahora y por qué se ha llegado a este punto?
Pese lo hemos denunciado y argumentamos los motivos de la huelga del año pasado, hemos tenido muy poca respuesta por parte de la clase política en general. Hay unos que están en el Gobierno y tienen una responsabilidad, sí, pero la falta de comprensión de cuál es la realidad del sistema sanitario y cuáles son los grandes retos es de todos en general.
Yo celebré hace un año que el Departament de Salut entomase por primera vez, que no lo ha hecho nunca ni el Ministerio de Sanidad, cuál es la realidad y necesidad de los profesionales sanitarios que necesitaría nuestra sociedad. A menudo hacemos la carta a los reyes sin que después haya las dotaciones económicas que permitan que estos profesionales, a parte de estar bien nutridos económicamente, tengan las condiciones materiales adecuadas.
Desde hace ya casi 5 años se nos está jubilando un tercio de la población activa. Hay un cambio demográfico muy importante en la profesión que no es transitorio, que ha venido para quedarse. Uno de ellos es la feminización
Hablas de la cumbre del diálogo profesional que celebró su primer encuentro justo hace un año. Durante la cumbre, otro de los motivos que se argumentaban era que muchos médicos se iban a trabajar fuera de Catalunya
Esto no es verdad. Lo que pasa es que no hay cifras. No podemos saber qué hace la gente al salir de la carrera. Una vez has hecho el MIR, para ejercer debes estar colegiado y nosotros tenemos estas cifras y sabemos cuál es el movimiento migratorio. La mayoría de movimiento emigratorio es de médicos extracomunitarios que habían venido y se van de nuevo o bien es gente que se va por proyectos muy concretos y desde el punto de visto cuantitativo no es muy numeroso.
Por ejemplo, de enero a julio de 2019, en la demarcación de Barcelona, se han ido 134 médicos, que son los colegiados que se han dado de baja del CoMBe. De estos, 34 eran nacidos en Catalunya, 17 en España y 83 eran nacidos en el extranjero. Si bien estas cifras sólo son las que hacen referencia a Barcelona, se debe tener en cuenta que el colectivo en esta demarcación representa el 82% de la profesión de Catalunya.
Pero si la situación se mantiene tal vez empiecen a marcharse más. Tienes profesionales muy bien preparados con un nivel de solvencia muy grande pero si la salida es ganar 1,300 o 1,400 euros al mes por una jornada completa es evidente que se irán. Mantener estos sueldos y estas condiciones de manera indefinida crea un malestar muy grande y eso donde pivota más es en los médicos más jóvenes y en las mujeres. Aunque no haya diferencias ideológicas en el tema de la conciliación entre hombres y mujeres, en la práctica quien concilia es la mujer. Los modelos de organización conducen a la mujer a hacer esto. Además, las mujeres valoran mucho esta parte de conciliación y no están dispuestas a tener que abandonar una parte de su vida pero esto va en detrimento de su desarrollo profesional. Como entonces no pueden hacer jornada completa terminan siendo vertidas a hacer un tipo de trabajo que las lleva a ser precarias. Esto todavía castiga más a las mujeres jóvenes. Y claro, las mujeres jóvenes son el 70% de los profesionales que están saliendo.
¿Cuántos nuevos profesionales harán falta? ¿Cómo tenemos que tenerlo en cuenta en la organización?
No sabemos cuánta gente habrá. Lo que es seguro es que los modelos de organización deben ser más flexibles, menos rígidos y deben potenciar la autonomía de los equipos a la hora de organizarse. Cuando tienes equipos donde la mayoría de integrantes son mujeres médicas jóvenes y por tanto en edad de hacer familia y en edad de conciliar, necesitas modelos de organización diferentes y aquí es donde hay un cierto anquilosamiento.
Esperar a ver cuál será el mapa de necesidades del sistema y no hacer los cambios que se deben hacer en los modelos de organización nos llevará al mismo lugar. Sobre todo porque las necesidades de los profesionales son cambiantes.
Fabricar un médico son 6 años de carrera más 4 o 5 de especialización. Todo lo que hacemos ahora es pensando en lo que habrá. Ahora la entrada más grande de altas colegiales son extranjeros extracomunitarios que no han pasado por el sistema de pregrado ni de postgrado nuestra. Por lo tanto se plantea otra contradicción: ¿las facultades están fabricando el número de graduados que necesitamos? Lo podemos intuir pero no tenemos datos que lo cuantifiquen.
Al menos hay más demanda en el examen MIR que oferta de plazas que hay. Por lo tanto, muchos graduados no pueden seguir con su formación.
Este es uno de los problemas que tenemos. Una de las preguntas que se debería hacer una sociedad democrática es qué sanidad queremos. ¿Una de excelencia, universal, gratuita con todas las prestaciones? Hacen falta más recursos. El primer tema que planteaba el documento de negociación de gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos era una obviedad porque poner más recursos es el primer problema que tenemos. Ahora, también es una obviedad cambiar el modelo de organización a uno más flexible, potenciando el ámbito comunitario y de primaria y no tanto el hospital como elemento de referencia. Y eso no lo ponen. Y al final, por ejemplo, la Atención Primaria no necesita tantos recursos, que también, sino capacidad de decisión sobre los pacientes y autonomía. Todo para dar respuesta a la sociodemografía de la población que estamos atendiendo.
Otro tema son las discusiones bizantinas inútiles sobre la titularidad de quien presta los servicios. Esto tiene que ver con la colaboración público-privado. Tanto el PSOE como Unidas Podemos en el segundo punto explicitaban desconocimiento del sistema sanitario nuestro. Los países más avanzados de Europa con sistemas universales públicos como el nuestro, que ponen mucho más dinero del PIB y tienen más recursos en todos los sentidos que los nuestros, están muy preocupados por la estabilidad del sistema. El debate colaboración público privado lo tienen superado. Yo pido que los responsables de salud de Catalunya, del estado, intentamos injertarse otra vez con los países líderes. Nosotros habíamos estado allí con ellos en debates sobre la sostenibilidad de los sistemas sanitarios públicos universales. Creo que tenemos que volver.
¿Cómo?
Nos hemos entretenido demasiado tiempo con cosas que no hacía falta. Debemos consolidar la cultura que para opinar o decidir después tenemos que evaluar. No hay ningún sistema que tenga más herramientas de evaluación que el sanitario. Hay mesas de diálogo en el Parlament y el Congreso de los Diputados pero la gente no suele defender sus argumentos con datos. Debemos conseguir desideologizar la sanidad porque es de los ámbitos donde hay más transversalidad. Hay matices, evidentemente, pero respecto la defensa que debe ser un sistema de calidad, público, universal, hay bastante transversalidad.
Pongámonos de acuerdo para que mande quien mande se sepa dónde se debe colocar el acento los próximos años. Tiene que haber una cierta tranquilidad en los proyectos para que se vean los resultados. Esto será más fácil si la política sanitaria tiene una dirección que ya esté marcada por si cambia el gobierno.
Tenemos que conseguir que los resultados en salud tengan la máxima equidad. No todo el mundo puede hacer de todo el país. Esta historia de ir reproduciendo lo que se hace en Barcelona en todas partes es imposible. Se critica el centralismo de Barcelona pero es que en el Área Metropolitana de Barcelona vive el 80% de la población. El terciarismo es imposible que esté presente en toda Catalunya. Por ejemplo, ¿el debate sobre la actividad de la oncología pediátrica en el Taulí? Este debate no es político. La sociedad Europea Mundial de Oncología dicen las ratios mínimas. Si no se llega… pero eso no quiere decir que se cierre. En este caso se juntan el servicio de oncología y el pediátrico. Y aparte, Sabadell de Barcelona está a 20minutos, dimensionamos que significa centralismo…
Este tipo de debates nos ocupan mucho tiempo y son los que nos paran en poder avanzar en otros grandes debates: cómo conseguir que la atención oncológica pediátrica sea de primera en Catalunya y cómo un ciudadano que vive en Llavorsí y uno que vive en el Eixample tengan las mismas oportunidades.
Otro reto es cómo conseguimos retener talento en el sistema público. Las condiciones laborales tienen que ver con ello.
Pero también hay que saber que el sistema privado sanitario, que básicamente es el de las mutuas, también tiene en su interior la precariedad. Hay 6000 médicos trabajado en este sector en la demarcación de Barcelona. Las guerras de pólizas han llevado al empobrecimiento de la oferta de calidad para los ciudadanos. Los ciudadanos no son conscientes de que con esta oferta de 10 o 12 euros al mes no se puede competir y que así tampoco se puede dar calidad. Además, la gente tiene que conocer el monopolio de centros privados en manos de organizaciones que no tienen nada que ver con la sanidad que a veces son productos de inversiones.
Me preocupa la calidad de los sistema público y privado. Del público porque es lo que hace que podamos ser el instrumento más cohesionador, más integrador, que puede dar más respuesta a una asistencia con salud para todos los ciudadanos sin discriminación. Todo esto está en excesiva tensión. Seguramente también suma la tensión ambiental. El elemento económico cuelga mucho y, además, hay poca responsabilidad por parte de la clase política de no intentar entender cuáles son los retos del sistema sanitario. También la necesidad de que traten a los ciudadanos como sujetos maduros.
Los profesionales estamos preocupados. La innovación y el ámbito tecnológico son revolucionarios. ¿Catalunya dejará de estar al frente de este debate de innovación? No porque no podemos, va con el ADN del país. Esto es un elemento de esperanza pero necesitamos que se pongan las pilas los políticos. Por ahora el elemento nuclear de la calidad no está resentido pero para determinadas patologías habrá mas tiempo de espera. Que se mantenga como está con los recursos que se están destinando a la sanidad es un milagro pero es un milagro que no se puede mantener indefinidamente.
La demanda de más recursos es histórica pero por ahora no hay presupuestos que los puedan contemplar.
Los que funcionan ahora son del 2017 y es obvio que es imprescindible que tengamos presupuestos. Entendemos la coyuntura y nos preocupa la situación de inestabilidad política. Sobre todo que haya presos políticos. Nosotros, como otros colegios profesionales de Catalunya, nos manifestamos a favor del derecho a decidir. Pero cada día hay que hacer el pan y sí es cierto que hay cosas que funcionan pero todo esto plana en la atmósfera y si no aprueban presupuestos muchas cosas que hay que hacer no se podrán hacer.
¿Esto va ligado a que acciones como la ENAPISC (Estrategia nacional de la atención primaria y salud comunitaria) no esté avanzando?
Yo creo que en este contexto se debe repensar. Las ideas ya están expresadas pero no funcionará de verdad si no hay cambios en las formas organizativas. El CoMB estamos trabajando en ello. Debemos preparar liderazgos en el ámbito de la gestión: clínica, de equipos, económica, en valores… nuestro sector tiene unos valores humanos vinculados con el compromiso, la excelencia, la generosidad… un tipo de valores que están dentro del sistema también deben estar en el liderazgo. El Departamento debe impulsar una transformación que deberá consensuar políticamente. Esto requiere años y mientras tanto se deben preparar los líderes de este sistema que debe ser transformado para dar respuesta a las necesidades actuales pero también para que pueda ser sostenible. Con independencia de que en algún momento tengamos más recursos siempre faltarán y tenemos que buscar formas óptimas.
El despilfarro del dinero público es una negligencia. Debemos decidir si dejar que el mercado nos diga hacia dónde tenemos que ir o si seremos nosotros los que digamos hacia donde queremos ir. Por ello necesitamos sistemas de evaluación desideologizados. Que digan que qué modelos aportan qué y que entonces los políticos se decanten hacia dónde quieren ir. Sistemas que no permitan que sigamos parados en debates de hace 30 años.
Si queremos mantener la calidad tenemos que transformar porque está cambiando la realidad de la sociedad, la realidad de los profesionales, los recursos que tenemos… Así no podemos continuar. No podemos ofrecer sanidad de calidad en condiciones profesionales indignas o con modelos obsoletos de organización. Necesitamos que el debate saque el foco ideológico y ver qué necesitamos para el próximo año, 5 o 10.
Hablas de modelos obsoletos. Recientemente el sindicato Metges de Catalunya denunciaba derivaciones del especialista hacia los CAP. Al mismo tiempo, dependiendo la época del año se saturan las urgencias de los hospitales. ¿Cómo podemos tener en cuenta todos los elementos? ¿Quién lo hará?
Vamos al AQUAS (Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya y que nos enseñen cómo funcionan los modelos organizativos propios, autogestionados o llevados por entidades. Hay que mirar resultados en salud, niveles de satisfacción de los pacientes, los profesionales y mirar que cuesta al erario público.
Yo personalmente por lo que apuesto es por los modelos que refuerzan la autonomía de los profesionales. Autonomía significa decidir dónde enviar las pruebas y a qué especialista porque sabes que el tiempo de espera es más rápido y crees que la calidad es mejor en beneficio del paciente. Seguro que si puedes elegir ganas competitividad y eficiencia desde el punto de vista de salud. Aparte, para tener una buena calidad debes tener profesionales realizados y no piezas en una cadena de producción que es lo que pasa en primaria.
Y sí, todo el que no tenga la responsabilidad directa de la gestión te hará la carta a los reyes y será crítico. Hacemos una autocrítica también. La profesión debe preguntarse que está dispuesto a hacer para la transformación del modelo. Pedir este cambio de chip genera miedos. A veces ciertas inercias y reacciones de inmovilismo tienen que ver con la falta de confianza que se ha desarrollado por la situación actual. Todos tenemos que hacer un proceso de revisión. Hay movimientos dentro de la profesión que quieren empujar hacia aquí. El CoMB está haciendo acciones para que tengamos la gente más preparada mejor preparada para poder hacer los cambios que pedimos al Departament de Salut.


