Tras la exhumación de Franco es un buen momento para recordar aquellas palabras que pronunció el filósofo José Vidal Beneyto en 1981: “todos sabemos que la democracia que nos gobierna ha sido edificada sobre la losa que sepulta nuestra memoria colectiva”. La Transición se basó en la ansiada reconciliación, pretendida por sectores de los dos bandos enfrentados, mediante un pacto ‘de olvido’. El hecho de que la democracia haya tardado 44 años en haber conseguido sacar al dictador del Valle de los Caídos no se explica sin este contexto histórico.
La clave de la anomalía se debe buscar en la aprobación consensuada de la Ley 46/1977 de Amnistía por parte de las Cortes españolas, el posterior uso parcial de su redactado, y la convención política -asumida por muy buena parte del arco parlamentario- de que la ley equivalía a una ley de punto final, que imponía el silencio, el olvido y la impunidad. Una parte importante de la sociedad española, aleccionada por las cuatro décadas de sistemática represión ejercida por la dictadura de los ganadores de la Guerra Civil, asumió con normalidad la filosofía de la ley, sin entrar en su literalidad.
Per saber más: ANÁLISIS | La democracia saca por fin a Franco del Valle de los Caídos
-Por Andreu Farràs
Los historiadores trabajan con una cifra de unos 115.000 desaparecidos; hasta ahora se han exhumado los restos de menos de un 10 por ciento del total. En Catalunya hay información de 517 fosas comunes con cerca de 12.000 individuos susceptibles de exhumación, de las que la Generalitat, responsable de esta tarea en Catalunya, ha exhumado 48 hoy en día. De los 496 cadáveres exhumados, escasamente 14 se han podido identificar mediante perfil genético.
Per saber más: ANÁLISIS | El franquismo, un periodo negro de la historia
-Per Andreu Caralt
El olvido, la autocensura, una reconciliación artificial ha dominado el discurso político y social desde la Transición y hasta finales del siglo XX. El impulso de la generación de los nietos movilizados en asociaciones de recuperación de la mal llamada memoria histórica -son entidades para la recuperación de la memoria olvidada de los vencidos durante la Guerra Civil-, contribuyó a un cambio de guión político con la aprobación de la ley 52/2007, hoy vigente y pendiente de una nueva reforma.
Debe ser clave el impulso de una comisión de la verdad para oficializar las causas, desarrollo, abusos, crímenes y consecuencias de la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista, aceptando las múltiples contradicciones y excepciones derivadas del análisis de este periodo. Con la verdad, deberían abrir, de forma natural, procesos de justicia penal derogando la ley de amnistía. De manera paralela, aplicar, de forma urgente y sistemática, un plan de apertura de fosas de víctimas de la Guerra Civil y el franquismo. España es el segundo estado del mundo -el primero es Camboya- con más desaparecidos derivados de un conflicto violento, en este caso una guerra civil y la posterior represión.
Más allá de estas acciones inmediatas, la verdad se ha de trasladar al campo de la educación para formar las nuevas generaciones y convertir este pasado histórico en un instrumento útil de paz y garantía de no repetición.


