El acuerdo de 10 puntos entre el PSOE y Unidas Podemos, firmado por los respectivos líderes, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, abre la puerta a la formación del primer gobierno de coalición en España. Esta era una de las muchas asignaturas pendientes en el terreno político, en comparación con el resto de democracias europeas consolidadas. El acuerdo es de legislatura y pretende garantizar la estabilidad durante 4 años. Falta acabar de desarrollar y concretar, según dicen los dos líderes, y el reparto de las carteras del gobierno se anunciará una vez se supere la investidura.

Y, precisamente, en la investidura está la primera gran piedra en el camino del desbloqueo. Las dos formaciones suman ahora 155 diputados, (10 menos que en abril) insuficientes para obtener la investidura en primera votación, ya que se requiere la mayoría absoluta, que está en 176. Más al alcance está superar la investidura en segunda votación, en la que sólo se requieren más votos positivos que negativos. Con PP, Ciudadanos y VOX en contra, ésta pasa por sumar al acuerdo Más País, el PNV y otros partidos con menor representación y más cercanos a los postulados de un gobierno progresista que de un gobierno de derechas de PP y Ciudadanos, como los que hay en Andalucía, la Comunidad de Madrid o Murcia, con el apoyo externo de VOX.

Pero eso, es todavía insuficiente para que la investidura prospere. Necesariamente deberá contar con el concurso de ERC y /o EH Bildu, absteniéndose. De momento, la primera reunión entre los portavoces del PSOE y de ERC no ha dado frutos, ya que los republicanos se mantienen en el no, a no ser que se formalice una mesa de diálogo para abordar el conflicto político de Catalunya. Pero ambas formaciones mantienen la predisposición al diálogo para desbloquear la situación.

Como siempre ha pasado, una vez más, la gobernabilidad de España, pasa por Catalunya y Euskadi. Habrá que sentarse pues, a hablar con voluntad de acuerdo, con mucha sensatez y generosidad y empezar con discreción a poner las bases que acaben con los dos muros que han levantado los gobiernos de España y de Catalunya recíprocamente y donde las declaraciones de manual de aquí y allí, sin profundizar en la compleja realidad de la sociedad actual y sus retos, rebotan en ambas direcciones.

Pero, ¿qué ha hecho posible ahora el acuerdo? Sobre todo el PSOE y Unidas Podemos han tenido muy en cuenta el ascenso de la ultraderecha, y también la convicción de que ahora ya no quedaban argumentos que pudieran justificar volver a convocar a los ciudadanos a las urnas, y que en caso de hacerlo, VOX podría continuar creciendo.

También han sido claves los propios resultados electorales del 10N, que ofrecen múltiples lecturas, pero donde manda la aritmética que es la que permite sumar, ganar votaciones, y en definitiva gobernar. Una cosa eran las expectativas y la otra, la realidad de los resultados.

Con la repetición de elecciones todos los partidos tenían la expectativa de mejorar o al menos mantener resultados. Pero los dos principales protagonistas de ahora y de abril, PSOE y Unidas Podemos, han perdido representación. El PSOE es el ganador indiscutible del 10N, pero es una victoria amarga, gana pero pierde. Ha pasado de 123 a 120 diputados en el Congreso y de 123 a 92 senadores, pierden la mayoría absoluta que tenían en la cámara alta. Y no ha bajado más porque el sistema electoral español no se proporcionalmente puro y beneficia sobre todo en las demarcaciones pequeñas a los grandes partidos. Unidas Podemos ha pasado de 42 a 35 diputados, y continúa sin sacar representación en el Senado.
En cuanto al resto de los principales partidos, tampoco se han cumplido las expectativas. El gran perjudicado de la repetición electoral ha sido Ciudadanos, que pierde 47 diputados y se queda con una representación de 10, pasando de tercera fuerza política a sexta. Y, pierden los 4 senadores que tenía. Los cambios ideológicos impulsados ​​por su líder, Albert Rivera, que de querer ser un partido de centro y bisagra con el objetivo principal de la regeneración política ante la corrupción, ha pasado a competir con el discurso más derechista del PP, e incluso , del discurso ultraderechista de VOX, le han pasado factura, en beneficio precisamente de PP y VOX.

Esta competición y sobre todo el blanqueo hecho por el PP y Ciudadanos de la ultraderecha en el gobierno autonómico de Andalucía primero y, después, en otras comunidades y municipios ha sido determinante para que VOX duplique sus resultados. También otros factores sociológicos explican la penetración del discurso populista, racista, xenófobo y patriótico de la ultraderecha en barrios de clase trabajadora. Estos hechos han beneficiado a VOX, que ha pasado de 24 a 52 diputados.

Es lo que ha pasado también en el resto de Europa con los partidos ultraderechistas, si se pacta con ellos directa o indirectamente, por activa o por pasiva, terminan ganando terreno. En España, como siempre, llegan las novedades con retraso, se han tardado más años para que la ultraderecha emerja, entre otras razones porque estaban dentro del PP.

También se beneficia del fracaso de Ciudadanos el PP, que pasa de 66 a 89 diputados, pero que aún queda lejos de llegar a la expectativa de superar los 100. Este es el segundo peor resultado del PP en unas generales, los dos, con Pablo Casado como líder. Y, el descenso de Ciudadanos también permite a ERC pasar del sexto al quinto grupo en representación en la cámara baja, a pesar de bajar 2 diputados. Se queda con 13 y tenía 15.

10N: Congreso más fragmentado, gobernabilidad más compleja

El Congreso tendrá ahora 19 formaciones políticas diferentes, en lugar de las 15 de antes. Entran por primera vez, Más País, la CUP y ¡Teruel Existe! que se han presentado por primera vez en unas elecciones generales. También vuelve al Congreso el BNG. Una fragmentación territorial que permite más representación, en general, de partidos independentistas, soberanistas y regionalistas. La gobernabilidad es pues, más compleja, más actores políticos a ponerse de acuerdo y más sensibilidades sobre la mesa.

Las formaciones políticas deben reflexionar también sobre la idoneidad de un sistema político que no se ha actualizado y adaptado a las nuevas realidades desde el año 1978. Continuamos con la misma Constitución, sólo reformada dos veces para adaptarla a las directrices de la Unión Europea. Una Constitución que más de la mitad de los españoles no votaron porque en el 78 aún no habían nacido, o no tenían todavía la mayoría de edad.

Con la misma Ley Electoral, con el mismo Estado de las Autonomías, con un sistema de financiación local y autonómico inoperante e injusto, con una separación de poderes muy perfectible … Una situación que los ciudadanos demandan que se empiece a poner manos a la obra , a tejer acuerdos que permitan resolver la desigualdad creciente, en definitiva que las administraciones tomen medidas para resolver los problemas actuales de la sociedad.

Mucho trabajo pues para el nuevo gobierno, si termina tener éxito. Si finalmente no hubiera luz verde a la gobernabilidad, una nueva repetición electoral podría llevar entre otras cosas un fortalecimiento de VOX.

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