Cinco países y diez historias que atraviesan cientos de territorios, de conflictos, de personas. De mujeres. Así es ‘Tremendas. Luchadoras Latinoamericanas ‘(Barlin Libros, 2019), una recopilación de una decena de crónicas que la periodista valenciana Majo Siscar ha realizado durante sus 8 años viviendo en América Latina, sobre diversas problemáticas transversales, explicadas por mujeres. Como ella afirma, el periodismo internacional tiene voz de hombre y esa voz se deja una parte importante de la historia sin explicar; cómo viven ellas, desde el anonimato, pero a la vez desde la comunidad, la lucha por el territorio, la búsqueda de los desaparecidos, los derechos sexuales, las luchas LGTBI o el tráfico de personas.
Ahora, después de haber presentado la edición en catalán del libro (Editorial Pruna), llega su versión en castellano, que presenta en Barcelona este viernes 29 de noviembre en la librería No Llegiu.
¿En qué momento decides que tus crónicas serán todas protagonizadas por mujeres?
Son temas que podrían estar perfectamente explicados por hombres, pero es que esto ya se ha hecho. No soy la primera que habla con mujeres, pero me di cuenta de que instintivamente había ido poniendo el foco en la mirada de las mujeres porque el periodismo internacional peca de ser un periodismo mayoritariamente hecho por hombres que explican cómo otros hombres se pelean, más o menos violentamente. Ya sea en una guerra, en la política o en los marcos de la criminalidad… Y eso hace que haya partes de la historia que no contemos.
Presentas mujeres anónimas, pero también hay muchas lideresas en el mundo de la defensa del territorio, mujeres que tienen protagonismo en juegos de poder, aunque alternativos. ¿También hablas de ellas?
Hablo con lideresas, pero no son las más mediáticas. Cuando escojo mujeres que no son lideresas lo hago porque creo que cuanto más anónima o común es una persona, más capacidad de empatía podemos tener desde fuera. Nos cuenta cómo cualquiera de nosotros podría ser en sus circunstancias. Empatizar con estas señoras y sus realidades porque, aunque sus historias son muy duras, aquí también podríamos encontrar problemáticas similares. El problema es que como allí hay menos Estado, las contradicciones son más grandes y se magnifica todo.
La portada del libro son estas mujeres con máscaras de lucha mexicanas, un detalle que, junto con el título, nos habla de mujeres resilientes y nos deja entrever que no caes en la victimizaciónLa primera crónica es sobre luchadoras de lucha libre mexicanas. Tomo esto para hablar de luchadoras en muchos otros aspectos. Son historias duras, como digo, pero también son de esperanza porque muestran lo que estas mujeres consiguen gracias a la organización. Si bien no derriban un sistema, sí abren rendijas de luz. Son víctimas, sí, de un sistema patriarcal, desigual, racista y machista, pero se sobreponen a su condición de víctimas en tanto que emprenden el camino del cambio. Si ellas pueden levantarse, cómo yo tengo que estar aquí, rasgándome las vestiduras por mis minidramas.
Viviste muchos años en Latinoamérica y volviste hace tres años. ¿Consideras que la situación ha cambiado mucho? Por un lado tenemos mujeres y pueblos que se levantan y por otro, un auge de los gobiernos conservadores.
Con Latinoamérica siempre tienes la sensación de que es una olla a presión que va hirviendo y cuando piensas que explotará, alguien levanta la tapa. Esto de Bolivia me tiene desconcertada, aunque es un patrón que se ha repetido a lo largo de la historia. Hubo una ola progresista a finales del siglo XX, que comenzaría con los Zapatistas en 1994. A partir de los 2000, hay gobiernos progresistas que, aunque no cambiaron el modelo de desarrollo, sí que cambiaron la distribución de la riqueza.
Ahora, que pensábamos que se podría configurar un eje progresista con México – Bolivia – Argentina, asistimos a una nueva ola conservadora. Es un golpe de estado con una nueva manera de actuar, pero muy similar a los golpes de estado del Plan Cóndor, con un ejército que goza de carta blanca para matar. Alguien me dijo una vez una frase que cada vez encuentro más acertada, que es que Latinoamérica tiene algunas zonas muy empobrecidas y cuando vas, tienes la sensación de que es como un retroceso al pasado. Pero Latinoamérica en realidad es el futuro: es donde más grandes se dan las contradicciones del neoliberalismo y lo que vivimos aquí relativo al ensanchamiento de la desigualdad y la precarización, allí hace muchos años que se da.
¿Cómo crees que se comunica América Latina? Se dedican pocos esfuerzos a una región con la que hay un vínculo histórico y lingüístico que permitiría que estuviéramos más formados e informados
España sigue teniendo un vínculo colonial con América Latina. El IBEX35 saca gran parte de sus beneficios de allí y, de hecho, capearon la crisis gracias en parte a sus activos latinoamericanos. España todavía tiene esta relación de metrópolis y una áurea de progreso y modelo a seguir que viene desde la Transición, con figuras como Aznar o Felipe González, que exportaron el modelo español de privatización de empresas públicas.
América Latina, evidentemente, sale más en los medios que otras regiones, pero sale muy poco en proporción a la cantidad de vínculos económicos e históricos que se mantienen. Y cuando sale, todavía se desprende una mirada paternalista y condescendiente. Hay cosas que son vergonzosas, como que España no se cuestione su colonialismo; aquí tenemos una estatua de Colón, alabamos todavía la conquista y no reconocemos que tenemos herencias de ida y de vuelta.


