Ya se ha constituido la XIV legislatura en el Congreso. Tras dos investiduras fallidas y que España se encuentre sumida en la peor crisis política institucional en democracia, la presente será la legislatura en que Catalunya – por incidencia, inacción, o oposición – será más relevante que nunca. La amenaza, sin embargo, no es la posibilidad de fractura de España desde la reivindicación del derecho a la autodeterminación, sino el auge de la extrema derecha. El pasado martes se encontró una de las granadas que utiliza el ejército en el que se conoce eufemísticamente como centro de menores no acompañados, el mismo centro que Rocío Monasterio (VOX) había visitado unas semanas antes durante la campaña electoral.

El explosivo se encontró después de que el centro recibiera una llamada anónima en la que se anunciaba que “este es el Comienzo de una nueva España”. El peligro no es la descomposición de España, el peligro es el retorno del fascismo. Pero el bloque de la derecha y extrema derecha reaccionaria formada por PP (89), VOX (52) y Ciutadans (10) suman 151 diputados y se encuentran a 16 de la mayoría absoluta. Es decir, que pueden estar cuatro años sin tener ningún tipo de influencia legislativa.

¿Gobierno antes o después de Navidad?

El último escollo para que se forme gobierno es la abstención de ERC a la votación, que tendrá que aguantar la presión de la derecha y extrema izquierda independentista y continuar negociando con el PSOE. Una negociación que parece transcurrir su camino, visible en las declaraciones que, poco a poco, van soltando sus representantes. La última que hay que destacar es la del Secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, quien afirmaba que había un “conflicto político” entre Catalunya y España. Nada nuevo para la gente que habita en Catalunya, pero sí es novedoso que lo diga el PSOE, conscientes de que deberán resistir la ira furibunda de la derecha.

En todo caso, se prevé poco probable que la investidura tenga lugar antes de que termine el año por dos motivos. El primero es la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) que verá la luz el día 19 de Diciembre. Esta, deberá aclarar si el derecho a inmunidad de Junqueras como eurodiputado debería haber sido garantizado sin necesidad de tener que recoger el acta, que no pudo obtener por estar injustamente encarcelado. Una sentencia en esta dirección no cambiaría la situación de Junqueras, que continuará preso, pero sí podría tener consecuencia para Puigdemont y Comín. Por otra parte, el día 21 del mismo mes de Diciembre, ERC celebra su 28º Congreso Anual. Por prudencia, ERC preferirá esperar.

¿Qué se puede esperar de esta legislatura?

La unión de las fuerzas de la derecha y extrema derecha no suma mayoría, esto quiere decir que habrá una posible mayoría alternativa durante cuatro años. Extremadamente frágil, pero mayoría, sustentada en el acuerdo entre UP y el PSOE. Pero como estas dos fuerzas no suman suficiente para gobernar en coalición, se necesitan otras fuerzas. Esto abre la puerta a que esta legislatura se pueda desarrollar sobre dos ejes: el derecho a la autodeterminación / la España plurinacional y unas políticas de izquierdas.

Empezando por el primero: el derecho a la autodeterminación no se conseguirá esta legislatura. Que esto vaya por delante. Pero nunca había habido en el Congreso de los Diputados tanta representación de partidos nacionalistas y/o independentistas, si sumamos: ERC (13), JxCAT (8), PNV (7), EHBildu (5), CUP (2), Nafarroa Bai (2) y BNG (1) que hacen un total de 38 diputados. Queda por saber qué papel quieren jugar la CUP y Junts per Catalunya, pero es una legislatura en la que se pueden tejer alianzas entre fuerzas con intereses similares, sea esta la construcción de un proyecto federal para España o la autodeterminación de naciones que aspiran a tener un Estado.
El PNV no pudo sacar adelante el Plan Ibarretxe, ni Catalunya ha podido hacer un referéndum en condiciones. El porque es bien sabido, y Catalunya ha sufrido y sufre la represión del Estado. El punto de partida para esta alianza la firmaban en un artículo conjunto en el diario Gara diferentes representante de estos partidos, tomando como base común la declaración de la Llotja, un acuerdo marco que reivindicaba los derechos fundamentales y democráticos, como, por supuesto, el derecho a la autodeterminación. La fuerza aliada estatal, en todo caso, debe ser Unidas Podemos. Una legislatura para luchar contra la visión centralista y centralizada de un Estado que se resiste a cambiar.
Asimismo, la no mayoría de derechas abre la puerta a la sí-mayoría de izquierdas. La legislatura, en este sentido, puede servir para sacar adelante una serie de medidas necesarias, como pueden ser la reforma laboral, la derogación de la ley mordaza, la reforma de la ley migratoria, la necesaria regulación de los precios del alquiler, el incremento de la progresividad fiscal en las tarifas de los autónomos o garantizar por ley la sostenibilidad del sistema de pensiones. La pieza fundamental, y, al mismo tiempo, el principal escollo para llevar a cabo reformas en esta dirección será el PSOE. Obligarle a que no vuelva a mirar hacia la derecha, como ya ha hecho con la aprobación de la ley mordaza digital, será una tarea difícil. La mejor garantía para forzarlos será su debilidad, por tanto, la necesidad que tienen de llegar a puntos de consenso para sobrevivir.

Una legislatura, pues, que si acaba de arrancar, lo hará desde la fragilidad que implica todo gobierno en minoría. Pero al mismo tiempo podrá disfrutar de la potencialidad de tener un gobierno de izquierdas fundamentado en partidos que reivindican una nueva España. Ésta, diametralmente opuesta a la que quiere forzar un fascismo, que, desgraciadamente, ocupa la tercera fuerza en el Congreso.

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