La buena noticia es que la brecha de las pensiones entre mujeres y hombres se reduce casi dos puntos en cuatro años. La mala noticia es que la causa principal de la nivelación radica en el hecho de que durante dos años se subieron un 3% las pensiones más bajas, y esto afecta especialmente a las mujeres. En 2014 la pensión media de un hombre era de 1.082,23 euros y la de una mujer de 669,95 euros. La diferencia, pues, era de 412,28 euros mensuales; dicho de otra forma, los hombres cobravan un 38,10% más que las mujeres. En 2018 los pensionistas hombres cobraron 1.162,33 euros de media y las mujeres 740.18. La diferencia son 422,15 euros al mes, aunque en porcentaje, como que se han incrementado tanto las pensiones más altas como las más bajas, la diferencia relativa es menor, los hombres cobran un 36,32% más que las mujeres.

Con las cifras en la mano podría parecer que se ha roto la tendencia a la ampliación de la brecha de pensiones entre hombres y mujeres. Pero, para Miquel Lluch, presidente de la Federación de Jubilados y Pensionistas de CCOO, la explicación va por otro lado: “lo más importante para entender la disminución de la diferencia entre lo que cobran hombres y mujeres tiene que ver con la peor situación de las mujeres”, explica. Mirando los ingresos de unos y otros se ve que la disminución de la brecha tiene que ver con la marginación que históricamente ha afectado a las mujeres. Los dos últimos años se han subido las pensiones más bajas una media del 3% y como las mujeres son las principales beneficiarias de las pensiones de menor cuantía, sus percepciones han subido aunque sea levemente los ingresos totales por sexo.

El análisis que hace el Observatorio Social de las personas mayores tiene que ver con la progresiva normalización de la situación de la mujer en el mercado laboral. Las pensiones por jubilación y por incapacidad permanente muestran el aumento de las mujeres beneficiarias fruto de su inserción en el mercado laboral y, por tanto, el aumento de las cotizaciones que se pagan por su trabajo. De hecho, la pensión media cobrada por las mujeres ha aumentado 70 euros entre los años 2014 y 2018, de 670 a 740 euros.

Otra cosa es la pensión de viudedad. Aquí la diferencia entre el número de pensiones que se cobran y su cuantía es favorable a las mujeres. Pasa esto porque la esperanza de vida de las mujeres es mucho más alta que la de los hombres y también por el hecho de que cuando los hombres han de cobrar una pensión de viudedad relacionada con su mujer, la cantidad siempre es menor que los salarios pagados históricamente las mujeres son más bajos, en promedio, a los de los hombres.

Pensiones no contributivas

A título genérico se puede decir que la mejora de las percepciones en pensiones de las mujeres tiene que ver con el hecho de que cada vez se jubilan más mujeres que han trabajado y cotizado la mayor parte de su carrera profesional, lo que evidentemente hace subir las medias. Sin embargo, todavía se mantiene una gran diferencia fruto de la doble jornada laboral que deben cubrir las mujeres durante buena parte de su vida. Otro elemento que tiene su peso es la mayor esperanza de vida de las mujeres, que hace que al final se disminuya la diferencia porcentual entre lo que cobran respecto de los hombres.

Hay todavía otro elemento que hace que la diferencia entre lo que perciben las mujeres como colectivo sea inferior al que reciben los hombres. Este se explica porque son las mujeres las principales beneficiarias de pensiones no contributivas. Como es sabido, las pensiones no contributivas aseguran unos ingresos mínimos a las personas que por unos motivos u otros no han cotizado lo suficiente como para estar incluidas en el sistema general. Como son ingresos mínimos, los hombres y las mujeres cobran igual: 384 euros en caso de jubilación no contributiva y 426 euros en caso de pensión de invalidez no contributiva. Pero también aquí las mujeres son las principales beneficiarias de este mecanismo de ayuda social: representan el 75% de las pensiones de jubilación no contributiva y 51,5% en las pensiones de invalidez no contributivas.
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