La alcaldía de Joaquín Viola -de septiembre 1975 a diciembre de 1976- se inició bajo la dictadura de Franco. Posteriormente viviría con la dirección política de Arias Navarro y finalmente con la presidencia de Adolfo Suárez. Podríamos establecer un paralelismo entre Viola y Arias Navarro. Ambos mostraron una tímida posición aperturista al inicio de su mandato para, posteriormente, enrocarse en una línea dura ante la movilización popular. Una movilización que sería esencial para entender la caída de ambos. A los dos les sucedieron políticas que llevarían a cabo el proceso de democratización, diálogo y reformas para dejar atrás la dictadura. Josep Maria Socías Humbert fue el escogido por el gobierno Suárez -a instancia de Rodolfo Martín Villa -jefe de Socías en el sindicato vertical franquista- para dirigir la alcaldía de Barcelona en el proceso de Transición.

La realidad política del momento hacía pensar que, efectivamente, en pocos meses se celebrarían elecciones generales y municipales. El paso de Socías por la alcaldía se preveía corto, de gestión y con la voluntad de empezar a abrir las puertas del Ayuntamiento a la ciudadanía. Las circunstancias que se conjugaron harían que su etapa fuera mucho más extensa y con una profundidad muy relevante.

Durante la etapa Socías, los delegados de servicios tuvieron gran capacidad de liderazgo y poder dentro del Ayuntamiento, paralelamente a la estrategia de Socías de distanciarse y marginar a los concejales franquistas. La tarea de nombrar un equipo de delegados, como el mismo Socías admitió, no la pudo realizar con calma y con un conocimiento exhaustivo de todas las personas que formarían parte de su guardia de corps. Se trataba de delegados de servicios con experiencia en el mundo administrativo, con talante democrático y con una mayoría clara de miembros progresistas. Sorprende que en algunos casos, estos delegados no tenían ninguna relación previa con el alcalde. Por parte de Socías se priorizó crear rápidamente un “Estado Mayor” democrático para dirigir la política municipal, sin apoyarse en unos concejales de clara adscripción franquista.

Fue en el mes de enero de 1977 cuando el alcalde vertebró la estructura de las delegaciones de servicios y sus componentes. El 8 de enero, Socías dictó un decreto en el que reorganizaba las Delegaciones de servicios del Ayuntamiento en 7 delegaciones: Delegación de Servicios de Hacienda, Servicios de Promoción Ciudadana, Servicios de Sanidad, Servicios de Cultura, Servicios municipales, Servicios de Urbanismo y Servicios de Obras Públicas. Paralelamente cesaba a los delegados de servicios de Joaquín Viola y sus tenientes de alcalde. El equipo de los nuevos delegados de servicios estaba formado por técnicos y especialistas con una alta formación y contrastada experiencia laboral, pero a la vez relativamente jóvenes. La mayoría se encontraba entre los 35 y los 45¹.

Además de los cambios de “comandantes” del Ayuntamiento, otro hecho importante durante los primeros meses de la alcaldía de Socías sería el Plan de Urgencias Municipal aprobado el mes de marzo de 1976, con un presupuesto global de 7.000 millones de pesetas para hacer frente a diversas situaciones de la ciudad. Gran parte de este presupuesto se dedicó a la compra de suelo público por parte del Delegado de Urbanismo, Joan Antoni Solans Huguet. Como veremos, esta fue la principal obra política de la etapa Socías-Solans y absolutamente imprescindible para entender gran parte de la futura transformación de Barcelona.

Asimismo, en este primer período de su mandato, realizó gestos desde el Ayuntamiento que conectaban totalmente con las demandas de la oposición democrática. Por ejemplo, el 23 de abril, día de Sant Jordi, tuvo lugar una manifestación convocada por la Assemblea de Catalunya: Socías recibió en su despacho oficial a los portavoces, que le entregaron un documento con una serie de peticiones tales como la defensa pública del restablecimiento de la Generalitat y del Estatut de 1932 y el uso oficial de la lengua catalana en el Ayuntamiento.

Joan Antoni Solans, la mano derecha de en Socías

En cuanto a la compra de suelo, con el nombramiento de Joan Antoni Solans como delegado de Urbanismo, bajo la dirección del alcalde José María Socías, se abrió una etapa corta pero muy prolífica en la adquisición de suelo por parte del Ayuntamiento de Barcelona. Como hemos citado anteriormente, el alcalde Socías consiguió del gobierno central la aprobación de un Plan de Urgencias Municipal -o Plan de Actuación urgente- que se dedicó a lo que, en palabras del alcalde, era “hacer ciudad “y que en la práctica fue una focalización en adquisición de suelo, rehabilitaciones y sentar las bases para mejorar y crear nuevos equipamientos públicos como escuelas -de manera prioritaria- entre otros.

Desde el once de enero de 1977 hasta marzo de 1979, se llevaron a cabo docenas y docenas de actuaciones que conllevaron la compra de un total de 2.813.049,23 m². El coste total de estas adquisiciones fue de 4165503853 pesetas. Las operaciones que requirieron más inversión económica fueron La Maquinista (Barceloneta), con un coste de 320 millones de pesetas y con el destino de remodelación de equipamientos. La segunda operación más costosa sería la de RENFE, que serían 4 operaciones en una (Arenal, Clot Máquinas de Vapor, Clot Ballestas y Estación del Norte).

La suma total llegaría hasta los 250 millones de pesetas y su destino sería por el parque y equipo del centro direccional. En tercer lugar por orden decreciente de coste económico: Manso Melich (Guinardó), por 160.000 millones de pesetas y con el destino de equipamientos comunitarios. En cuarta posición, el Castillo de la Oreneta (Sarrià), por 118 millones de pesetas y que se convertiría en un parque. Finalmente, la quinta operación más costosa sería Dr. Ferran (Pedralbes) por un total de 110 millones de pesetas. El destino de este terreno fue equipamiento escolar.

Joan Antoni Solans, en el centro, mirando al frente, junto al concejal de Urbanismo Ricard Boix y algunos periodistas, entre ellos María Favà, Mari Ángeles Alcázar y Jordi Bordas. Foto cedida por María Favà | Autor desconocido

El libro del buen gobierno

En lo que respecta al diálogo con las fuerzas democráticas, además de las reuniones privadas y públicas con partidos y movimiento vecinal, debemos destacar la redacción del libro sobre el Ayuntamiento de Barcelona -también conocido como el Libro del buen gobierno o Libro blanco – y que significó la conexión permanente entre Ayuntamiento y partidos políticos después de las elecciones generales del 15 de junio de 1977.

Se crearon comisiones mixtas entre los partidos de la Comisión Municipal de Partidos Políticos (CMPP) -integrada por los partidos que obtuvieron representación en las elecciones generales y que habían formado previamente parte de la oposición democrática, por eso ni la derecha de Alianza popular ni UCD formaron parte de ella- y el Ayuntamiento de Barcelona.

Los trabajos se extendieron durante semanas y se realizó una tarea de recopilación informativa notable en aspectos como la situación de la hacienda del Ayuntamiento, los problemas en el censo -que habían afectado a miles de ciudadanos de las barriadas populares en las elecciones generales – la realidad del funcionariado, dentro del cual se desconocía incluso el número real de funcionarios y su tarea concreta, etc. Este trabajo fue de gran utilidad para que los partidos democráticos iniciaran las tareas para conocer cuál era la realidad del Ayuntamiento y se prepararan para su gestión a partir de las próximas elecciones municipales.

A pesar de que después de la redacción del libro, el trabajo entre partidos y Ayuntamiento perdió importancia y utilidad, no hay que despreciar lo que suponía este hecho y su significación rupturista en la historia de los ayuntamientos de Barcelona tras la derrota republicana de 1939.

1979, la retirada de Socías

Tras la victoria del  en el Referéndum para la ratificación de la Constitución Española del 6 de diciembre de 1978, Suárez convocó elecciones generales en marzo y elecciones municipales para el mes siguiente.

A finales del mes de diciembre de 1978, la prensa ya traía las noticias de la más que posible y próxima dimisión de Socías, incluso de la hipotética operación política, según la cual pasaría a formar parte de las listas del PSC-PSOE para las próximas elecciones generales.

A principios de enero, Socías dejó la alcaldía, que pasó a manos de Manel Font Altaba. Efectivamente todo parece indicar que Socías intentó jugar la carta de su gestión y proximidad con los socialistas para formar parte de la lista electoral pero finalmente no tuvo éxito. Lo encontraremos como apoderado socialista en un colegio electoral en las elecciones municipales de abril de 1979, que dieron la victoria a los socialistas encabezados por Narcís Serra, con los comunistas del PSUC como segundo partido y en tercera posición a Convergencia y Unión.

La caracterización de la etapa Socías como alcalde de Barcelona se encuentra fuertemente marcada por la correlación de fuerzas políticas y sociales existentes en Barcelona. Asimismo, como en todo el proceso de Transición, la improvisación y los movimientos de corto recorrido fueron una nota dominante. Pero es destacable que siempre se orientó hacia la búsqueda del apoyo de los partidos democráticos -especialmente los socialistas- y del movimiento vecinal. Tanto es así que tal como indica Marc Andreu en su tesis doctoral – El movimiento ciudadano y la transición en Barcelona: la FAVB (1972-1986) – será durante este periodo cuando el movimiento vecinal conseguirá más victorias en su lucha. Además, abrió las puertas del Ayuntamiento al movimiento democrático y llevó a cabo una gran compra de suelo para uso municipal.

Como aspectos negativos podríamos situar, por un lado que, fruto de la improvisación y de la visión a corto plazo, llevó a cabo políticas sociales que en muchos casos respondían a la fuerza concreta de la presión vecinal y no a un proyecto global de ciudad, así como y condicionado por el contexto político inestable y pre democrático, no afrontar la situación económica de progresivo endeudamiento. Será en este periodo cuando la situación empeora de manera grave, hipotecando gran parte la acción política del futuro gobierno democrático. A pesar de ello, es relevante rescatar la figura del alcalde Socías como un alcalde que llevó a cabo una gran labor democratizadora y cómo las fuerzas democráticas progresistas y catalanistas de la ciudad iniciaron las rupturas con el régimen anterior a nivel municipal mucho antes de conquistar la alcaldía.

“El modelo Socías” conectaba con el momento que vivía España. Se daban los pasos decisivos para marchar hacia la democracia y el diálogo con los movimientos sociales y los partidos eran parte consustancial de este proceso que vivía el país.


[1] El delegado de Hacienda Enrique Casany Cortada (36). El delegado de Promoción Ciudadana Antonio Figueruelo (42). El delegado Sanidad Lluís Serrat Labrador (45) La delegada de Servicios de Cultura Núria Beltran Rahola (42). Eduardo de Paz Fuertes (42) como delegado de Servicios Municipales. Joan Antoni Solans (35), delegado de Urbanismo. Josep Maria Subidas Puerta (58) delegado de Servicios de Obras Públicas. Los nuevos tenientes de alcalde que nombró Socías eran Manuel Fuente Altaba, Alfonso Cánovas Lapuente y Sebastián Calvo Sahún.

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