«En la calle es más difícil que te interpela con tanta agresividad como veces se hace en las redes sociales, donde reina la impunidad», decía contundentemente Khadija Ftah, periodista y miembro de la Red de Migración, Género y Desarrollo. Y es que a menudo, cuando se produce una discriminación, una amenaza o un ataque de cualquier tipo a través de internet, es complicado descubrir la identidad de la persona que se esconde detrás del perfil que lo hace.
Khadija ha sido una de las jóvenes ponentes del coloquio sobre la islamofobia en las redes sociales organizado por el Ayuntamiento de Barcelona con motivo del Día contra la islamofobia, conmemorado el 12 de diciembre. Le han acompañado otros tres jóvenes, activos y conocedores del mundo digital. Awatef Ahmittach, que es una de las presentadoras del programa Manual de supervivència en TV3, Zouhair el Hairan, doctorando y secretario del centro Euroarab, y Achraf Kachach Hajaj, youtuber y estudiante de Derecho. Cuentan con la moderación de la periodista Marta Ballesta.
El debate quería poner el foco en los discursos islamófobos en las redes sociales y el mundo virtual en general, pero esta vez desde la perspectiva de las personas jóvenes que son a menudo la diana de estos ataques. Y es que «¡es muy fácil encontrar casos de islamofobia en las redes!», dijo Achraf. Demasiado.
Khadija, por ejemplo, habló de las respuestas que recibió cuando pidió por Twitter hacer una lista de las empresas que habían discriminado mujeres en el proceso de selección por el hecho de llevar velo. «Enseguida salió una persona pidiendo una lista de las musulmanas que llevan el velo por imposición y otra hablando de la represión de las mujeres en Irán», dijo Ftah. «Se trata de actos islamófobos porque, por un lado, es paternalista pensar que todas las mujeres musulmanas llevan el velo por imposición y, por otro, olvidan todas las luchas que mujeres musulmanas hacen en todo el mundo para reclamar sus derechos», explicó.
Y es que si sólo se visibilizan las situaciones de represión, Khadija cree que se crean más estereotipos de la población musulmana y se refuerzan los que ya están difundidos. «Dentro de nuestra comunidad tenemos controversias y discusiones por muchos temas, y no por ser musulmanes estaremos de acuerdo con todo lo que otros hagan en nombre de nuestra religión», explicaba Achraf.
Estrategias de respuesta en las redes sociales
Para hacer frente a los casos de islamofobia que se encuentran diariamente en las redes hay estrategias, tanto para prevenir como para erradicar estos discursos de odio. «Para responder a los mensajes en las redes sociales hay que tener tiempo para pensar en ello, y no siempre lo tenemos», decía Zouhair, «a veces caemos en la trampa de responder o retuitear mensajes islamófobos de grupos de extrema derecha y creo que no se debe hacer porque les hacemos publicidad, les damos más importancia de la que tienen». Por ello, desde las redes de Euroarab, que él gestiona, intentan monitorizar y eliminar los mensajes con discurso de odio.
Awatef a veces intenta contestar, aunque valora a qué perfiles vale la pena hacerlo y a cuáles no. «Uso las redes para denunciar la islamofobia que ejercemos muchas veces sin ser conscientes de ello, por eso, por ejemplo, siempre contesto a los medios de comunicación cuando creo que difunden un mensaje islamófobo», explicaba. «Esto también ocurre porque no hay representación de los musulmanes entre los periodistas de los medios, por eso desde las mismas redes sociales, las personas musulmanas podemos ser agentes de cambio», decía Khadija.
No todas las redes sociales son iguales, y también la estrategia debe ser diferente. «Twitter es la red donde hay más odio», decía Achraf. «No te permite entrar en el debate, el ataque es fácil», añadía Zouhair, «mientras que en Facebook hay un poco más de espacio pero debe haber respeto para debatir y no siempre hay. En cambio Linkedin es muy tranquilo». «¡Pero al mismo tiempo le falta conciencia social! En Linkedin todo es marketing y no se habla de racismo, ni de los problemas que tienen los musulmanes también en el mundo laboral», respondía Khadija.
Una estrategia para hacer frente a los mensajes de odio es, como respuesta, mencionar entidades que se dedican a la defensa de los derechos humanos, contesta con lógica o retuitear con un comentario mostrando lo absurdo que es el ataque o poner hashtags para ayudar a otras personas a ver el caso y que te apoyen, explicaba Khadija.
«Es verdad que muchas veces nos sale responder deprisa a los ataques, porque estamos indignados y saber cuándo hay que denunciar y cuando no es difícil, pero creo que, en lugar de atacar directamente a los mensajes de odio, es más útil que hablamos de la realidad musulmana», decía Achraf.
Awatef estaba de acuerdo. «En las redes también podemos mostrar nuestro día a día para enseñar cómo somos, ¡y muchas veces sorprende!», explicaba. «Mucha gente dice que, como llevo pañuelo, no esperaban que fuera a ciertos lugares o que hiciera ciertas actividades», añadía. De este modo quiere combatir las ideas de los que creen que las mujeres musulmanas sólo están en casa, sin salir ni trabajar.
«También es importante que salgamos hablando de más cosas aparte de las experiencias que tienen que ver con nuestra identidad, debemos tener la oportunidad de estar en espacios donde podamos destacar por nuestra vertiente profesional o por nuestros intereses», decía Khadija. «Además, desde esta posición podemos aportar también nuestra visión», añadía.
Esta era precisamente la idea con la que nació Euroarabe, para visibilizar a través de las redes profesionales y emprendedores árabes que viven en Catalunya, y también #BeTheKey, una iniciativa más reciente que vió que una manera eficaz para cambiar estos prejuicios entre los jóvenes era visibilizar personas del colectivo musulmán y que hablaran sobre temáticas que no tengan nada que ver con su identidad para normalizarlos.