No es sencillo estar al día de la situación política catalana y, aún menos, hacer predicciones. Esto se debe, en parte, a que la política nunca está determinada, pero sobre todo a que lo que pasa en la política catalana depende directamente de las diferentes batallas judiciales que las defensas de los presos y exiliados políticos batallan en los diversos frentes – españoles y europeos -. Aun así, intentamos hacer un análisis de la política catalana después de haberse conformado gobierno en España.

La decisión de la JEC de sacarle el acta de diputado a Torra ha conseguido, paradójicamente, reforzar su liderazgo ante el Gobierno de la Generalitat. Si en ERC ya estaban mirando el calendario y se frotaban las manos al ver las encuestas, y Pere Aragonés se veía más cerca que lejos de la Presidencia de la Generalitat con el apoyo de los comunes, ahora la presión para defender a Torra ha aumentado. Cuanto más se instiguen las causas judiciales contra la situación de los presos y de las instituciones catalanas, más difícil será que la coalición de gobierno entre Esquerra Republicana de Catalunya y Junts per Catalunya se rompa.

La agenda de la política catalana pasa por la lucha por el relato sobre la independencia y la dialéctica de confrontación / seducción entre Catalunya y España. Desde esta perspectiva, ERC ha obtenido una “derrota” y JxCat ha obtenido una “victoria”. Es importante destacar que ambos términos se describen bajo la lógica de ganar este relato.

La “derrota” de ERC consiste en haber contribuido a hacer presidente a Pedro Sánchez. La “Doctrina Junqueras” se ha mostrado útil para profundizar en la vía jurídica de los presos y, al mismo tiempo, internacionalizar la causa del conflicto. Pero, en cambio, es mucho más difícil de ser explicada al grueso de la ciudadanía, que no tiene ni el tiempo ni las ganas para entender la complejidad de sus matices.

Tanto unos por la derecha (JxCat) como los otros por la izquierda (CUP) han hecho, a efectos prácticos, la “pinza” en ERC situándolos, una vez más, como traidores

La dificultad que tiene ERC para justificar el porqué de su decisión en la investidura a parte de su electorado no viene tanto por la presión que haya recibido de sus compañeros de coalición (que también) sino por el hecho que la CUP también haya votado de manera negativa al Gobierno de Sánchez. Así, tanto unos por la derecha (JxCat) como los otros por la izquierda (CUP) han hecho, a efectos prácticos, la “pinza” en ERC situándolos, una vez más, como traidores.

Por otra parte, la “victoria” de JxCat radica en la negligencia político-jurídica de la decisión de la Junta Electoral Central. La JEC se ha convertido en una herramienta al servicio del triunvirato formado por PP-C’s-VOX para apartar jurídicamente a rivales políticos, contribuyendo, aún más, a politizar instituciones que deberían ser neutrales. La judicialización de la política, tanto como la politización de la justicia, consiste en esto: apoderarse, ya no políticamente, sino “partidísticamente”, de las instituciones judiciales.

En este sentido, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el órgano que nombra a los miembros del Tribunal Superior de Justicia, dispone ahora de una mayoría favorable a los intereses de la derecha-ultraderecha. La reforma de los miembros del CGPJ, que debería haberse iniciado la pasada legislatura, se efectuará por una mayoría cualificada de tres quintos en el Congreso y el Senado. En el Partido Popular, conscientes de que cuentan con una mayoría conservadora de miembros que los representa, han decidido continuar bloqueándola. El obstruccionismo, como herramienta política, también forma parte de la politización de la justicia.

Debido a esta decisión, Torra gana en legitimidad ante una decisión – la de la JEC – que es más política que legítima. Defender a Torra ha convertido en un símbolo de defensa de las instituciones catalanas frente a las injerencias de una parte del Estado controlada por la derecha española. Asimismo, el (nuevo) Presidente Sánchez, consciente de que no es momento para presionar el independentismo del que depende para sobrevivir y aprobar los presupuestos, reconoció a Torra como Presidente de la Generalitat y interlocutor válido para iniciar el diálogo pactado con ERC . Otra pequeña victoria para Junts per Catalunya.

Por último, hay otro frente extra que podría hacer (recordemos, siempre desde el análisis de la lucha por el poder) que Junts per Catalunya sumara una victoria, más importante si cabe. A estas alturas, Puigdemont está pendiente del suplicatorio del Parlamento Europeo. El suplicatorio es un requisito procedimental en el que el poder judicial (en este caso, el Tribunal Supremo) pide permiso al poder legislativo (el Parlamento Europeo) para que estudien revocar la inmunidad de Toni Comín y Carles Puigdemont para que éstos puedan ser juzgados: una inmunidad que se les otorgó de forma retroactiva en casa de la “Doctrina Junqueras”. Esto quiere decir que el Parlamento Europeo deberá celebrar una votación sobre la cuestión catalana, lo que, ya de por sí, es un “éxito” que beneficiará a Junts per Catalunya más que a ERC, al tener la capacidad de hacerlo visible. Sin embargo, y teniendo en cuenta la composición del Parlamento Europeo, el revocatorio con casi absoluta certeza saldrá adelante, sacándoles la inmunidad que recientemente han adquirido a Puigdemont y Comín.

Así que, hoy por hoy, quien domina los tiempos de la coalición entre JxCat y ERC son los primeros, siendo, por tanto, los que controlan la agenda de la política catalana. Pero viendo la volatilidad de los tiempos actuales y el espesor de causas judiciales aún por resolver, no sería sorprendente que, más tarde que temprano, la situación se volviera a invertir.

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Llicenciat en Ciències Polítiques (UPF), MSc en European Politics and Policies a la University of London, Birkbeck College i Doctor en Filosofia amb menció Cum Laude (UAB). Co-autor del llibre "Cartha on Making Heimat" (Ed. Park Books). Director del mitjà Catalunya Plural.

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