Cuando se acercan las fechas navideñas la solidaridad y la generosidad ganan terreno. Iniciativas como La Marató de TV3, las visitas de plantillas futbolísticas en las plantas de pediatría o campañas de recogida de juguetes son tan características de estas semanas como los turrones. Sin embargo, durante el resto del año hay un tejido social de entidades que realizan una labor voluntaria y solidaria sin tanta visibilidad mediática.
Una de estas agrupaciones es TarracoSalut, nacida en 2011 y con un ámbito de acción centrado en el municipio de Tarragona. Está formada por entre 60 y 80 voluntarios que apoyan a los enfermos del Hospital Joan XXIII, el sociosanitario Francolí y los centros de atención primaria de la ciudad. Además de acompañarlos en sus estancias de larga duración y las consultas externas, desarrollan tareas más allá de los recintos sanitarios, como hacer un seguimiento telefónico al que vive solo en casa con el proyecto ‘Buenos días telefónico’.
Con el fin de documentar su tarea y hacerla pública en las redes sociales e internet, TarracoSalut contactó con el fotógrafo tarraconense Ferran Aguilar para que les hiciera un pequeño archivo gráfico que les diera visibilidad. Lo que comenzó como un encargo para dos o tres semanas terminó como un acompañamiento voluntario de medio año: “Cuando conoces la realidad desde dentro das cuenta de la necesidad del trabajo que hacen los voluntarios. Me pareció que necesitaban ayuda y quedarme altruistamente fue mi forma de ayudarles”, apunta el fotógrafo.
Aguilar acompañó durante seis meses los voluntarios en sus tareas cotidianas y teniéndolos en el centro del objetivo de la cámara: “Con las fotos no he buscado el sufrimiento ni la crueldad, sino el trabajo del voluntario. Son los protagonistas”, apunta.
Así se demuestra en la colección ‘Con el corazón movemos el mundo‘, donde en todas las fotografías con rostros se ven medias o grandes sonrisas y destaca el papel de apoyo del voluntariado. La obra ha sido reconocida con el LUX 2019 de Plata en la categoría de reportaje documental que otorga la Asociación de Fotógrafos Profesionales de España.
El premio ha ayudado a dar visibilidad a la asociación TarracoSalut, que, según palabras de su coordinadora y presidenta Isabel Pedret, “sufre muchas dificultades económicas porque no se nos ayuda”. Los ingresos que les llegan son escasos, ya que provienen sólo de los convenios de colaboración con los centros donde dan servicio (ICS y Fundació Joan XXIII) y de “menos de 10 o 12 socios”, según Pedret.
Este caso contrasta con el Informe del asociacionismo y el voluntariado en Catalunya de 2018 , que habla “de un buen estado de salud de las entidades”, según las valoraciones de los participantes. Eso sí, el mismo texto alerta de constataciones demográficas. En esta dirección apunta la presidenta de TarracoSalut, quien cree que “la falta de la estructura que requiere una agrupación de voluntariado y que hoy en día no tenemos tiene que ver lo poco asociacionismo y tejido social de la ciudad”.
Con todo, Pedret rechaza la idea de dejar atrás los más de 30 pacientes a los que periódicamente apoyan y llama a recibir nuevas voluntarias: “Todo lo que no se da se pierde. Todos podemos aportar algo de nosotros a los demás “, asegura. También destaca la importancia de erradicar la soledad involuntaria: “Pedimos un par de horas al día para que los pacientes tengan contactos más profundos que los que aporta el personal sanitario, que siempre tiene prisa. El enfermo debe sentir que está acompañado, porque la soledad mata”.

Beneficencia, necesidad y rol de las administraciones
El asunto del voluntariado no es ajeno al debate entre la labor que algunas personas hacen por generosidad y un posible desentendido de las administraciones públicas, así como un nicho para el sector privado. Teniendo en cuenta la importancia de estar acompañado -el Defensor del Pueblo instó, aunque hablando de las familias, a “favorecer el acompañamiento de los enfermos, con consideración especial de las personas más vulnerables”-, ¿hasta qué punto esta tarea no se convertirá en una necesidad en el futuro?
La presidenta de TarracoSalut, Elisabet Pedret, habla de una nueva sociedad en la que se pierde se está perdiendo el tejido familiar y se tiende a una vida más individual. Cree que “el equipo médico de un hospital atiende perfectamente la parte física y lo intentan con el emocional, pero no tienen recursos suficientes, esto es una tarea que se debe hacer a través del voluntariado”. Añade que “las personas que nos están gobernando no ven la necesidad de colectivos de personas que ayuden a los equipos asistenciales, pero son esenciales”.
Pedret rechaza la idea de cobrar, en tanto que la suya es una labor altruista y que ya ganan ofreciendo su tiempo. De hecho, el 90% de los voluntarios valora con un 9 o más la experiencia, de acuerdo con el Informe del asociacionismo. Eso sí, Pedret cree que “el voluntario debería ser una figura cuidada y mimada” y pide a administraciones y empresas -vía responsabilidad social corporativa- apoyo económico para disfrutar de “otras compensaciones no monetarias”.
Sin embargo, ya existen iniciativas del tercer sector que emplean a personas que hacen una tarea similar a la de los voluntarios. Es el caso de la Fundación Pere Mata de Reus, que ofrece una plantilla de profesionales que acompañan a personas con enfermedades mentales en su día a día, tanto en centros sanitarios como en actividades lúdicas y sociales.
Este modelo de acompañamiento, más profesionalizado, completo y organizado que el voluntario, podría convertirse con el tiempo una fuente de trabajo para gente dispuesta a hacer lo que hacen por altruismo de forma remunerada, con una mayor implicación y dedicación. El futuro determinará si esto es visto como una necesidad o una oportunidad de creación de trabajo por parte del tercer sector, el sector privado o el público.
Hoy por hoy, el papel que juega la Generalitat es únicamente normativo -en tanto que regula el marco legal con textos, recomendaciones y normativas, como la ley del voluntariado y el fomento del asociacionismo aprobada en 2015 en el Parlamento- y de apoyo – con pequeños convenios con los colectivos de voluntariado-. También se hace cargo de la inserción de éstos con cursos que ofrece a través de la Federación Catalana de Voluntariado Social -. Es una formación básica que da unos rasgos generales que luego son ampliados en función del papel de cada persona voluntaria (sanitario, educativo…).

Una nueva Carta para el voluntariado sanitario
En el marco de la gestión normativa de la tarea voluntaria, el mes de noviembre el Departamento de Salud de la administración catalana publicó la ‘‘Carta del voluntariado en el ámbito de la salud‘, que renueva el anterior, con fecha de 2010.
El texto tiene como objetivo “revisar el papel del voluntariado y su dimensión dentro de un marco de colaboración con las instituciones de la salud”, al tiempo que “reconocer la importante labor que a lo largo del tiempo” ha realizado dentro del mundo sanitario.
En este sentido, la nueva carta actualiza el marco de actuación de las personas voluntarias, la formación que reciben y se propone “cuidar los cuidadores” agradeciendo la tarea para “conseguir su continuidad y que no se desgasten”. Destaca la propuesta de un seguimiento y evaluación tanto del trabajo como del estado de las personas voluntarias.
Las principales novedades del texto respecto de la edición de principios de la década hacia los pacientes es hacerla extensiva a la atención primaria y comunitaria. Bajo el lema “un impulso al voluntariado para una salud más cercana”, también hace mención a la salud mental y las adicciones, que no se trataban en la anterior y primer redactado.


