La Mesa del Parlament ha aprobado el presupuesto para este año, que incluye un aumento de sueldo por los diputados de un 1,7%. El aumento se ha aprobado con los votos del PP, Ciudadanos y… ¡JxCat! Sus socios de ERC se han abstenido, como el PSC. Los comunes y la CUP han votado en contra. Ha habido desacuerdos en otras partidas pero la más significativa es la del sueldo de sus señorías.
Parece que a los postconvergents no les ha molestado mucho votar conjuntamente con quienes llaman “autores de la represión” esta vez. O sea, que los independentistas conservadores, que no se entienden lo más mínimo con los populares y los naranjas, han acabado votando juntos sólo por un interés pecuniario y personal. Al menos eso es lo que parece.
En su defensa, aseguran que el presupuesto es continuista con el del año pasado. Que el presupuesto del Parlament siempre aprueba porque previamente lo redactan conjuntamente el gobierno y la oposición.
Lo que pasa es que no se puede decir que el sueldo de los miembros de la cámara sea bajo y, por lo tanto, los herederos de CDC habrían podido apostar por el acuerdo con sus socios y hacer un gesto a favor de lo que los debería ser propio como dirigentes políticos, que es la ejemplaridad. Esta decisión no les ayuda en nada a mejorar su imagen, ciertamente. Lo contrario, confirma ese estado de opinión que pone todos los políticos en el mismo saco, en negativo, y es un elemento más que se añade a las desavenencias que mantienen los dos socios de gobierno desde hace tiempo.
Los deja también en muy mal lugar porque son ellos, o su entorno, los que han criticado a los socios republicanos por haber pactado con el PSOE. Les reprocharon que han pactado a cambio de nada teniendo en cuenta que, además, los socialistas son igual de culpables que los partidos de derechas porque apoyaron al 155.
Seguro que aprobar un aumento de sueldo no es lo mismo que aplicar el artículo 155, destituir al gobierno de la Generalitat y encarcelar a sus miembros pero, en política, los gestos son muy importantes. Sobre todo cuando las decisiones implican cuestiones económicas que favorecen los bolsillos de los que adoptan esta decisión.
Dicen que la discrepancia mayor ha sido por dinero destinado a la celebración del 40 aniversario del Parlament. Los republicanos habían propuesto una partida de 600.000 euros mientras que la propuesta inicial preveía 300.000 y por ello deberían abstenido. Lo que se ha aprobado al final es este aumento de sueldo, a cambio de no subir la partida para el aniversario. Muy estético no es. Sobre todo, cuando los sueldos de los diputados superan con mucho a los que reciben la mayoría de los catalanes.


