En Catalunya, la tasa de fracaso escolar (concepto en el que entraría el abandono de los estudios antes de la obtención del graduado o inmediatamente después) es elevada, ya que supera el 30%. Pues por los alumnos de origen marroquí, es decir, los nacidos en Marruecos o por los nacidos en Catalunya de padres marroquíes- esta cifra se duplica y llega casi al 67%. Según un estudio elaborado por la Fundación Ibn Battuta, el 33,1% de los alumnos de origen marroquí que pasan por el sistema educativo lo abandonan antes de finalizar la ESO, mientras que el 33,7% cuelgan los estudios una vez finalizada la etapa de escolarización obligatoria. El estudio, sin embargo, opta por lo que llama un indicador matizado (según el cual dejan de considerarse fracasos los alumnos que abandonan la ESO pero siguen estudiando), a partir del cual el porcentaje de fracaso baja al 48,5% de en el caso de los marroquíes y al 27,6% en el de los autóctonos.

Sólo el 11% de los alumnos de origen marroquí llegan al bachillerato, el 12,4% a completar un grado medio, mientras que el 9,6% accede a estudios superiores (ciclo formativo de grado superior, diplomatura, grado, máster o postgrado). Son unos resultados mucho peores que los de la población estudiantil autóctona pero también que la media del alumnado de origen extranjero. En Catalunya, la media entre la población extranjera que llega a los estudios superiores es del 23,8%, y en el caso de la autóctona sube al 35,6%. La población de origen marroquí es la más numerosa de todas las comunidades extranjeras en Catalunya (casi 1 de cada 5 extranjeros es marroquí), y representa el 2,78% de todo el censo. En infantil y primaria aproximadamente el 5% del alumnado tiene este origen, mientras que en la secundaria obligatoria lo son el 2,8% de los estudiantes.

La buena noticia del estudio de Ibn Battuta la aportan las chicas, según afirma el presidente de la fundación, Mohammed Chaib. Los datos demuestran que su rendimiento académico está muy por encima de los chicos. Por ejemplo, de cada diez estudiantes de origen marroquí que llegan al bachillerato, seis son chicas y cuatro son chicos. “Seguramente la causa es que los chicos buscan antes un trabajo para tratar de ayudar a la familia, pero en todo caso lo que nos dice este dato es que la comunidad musulmana se está incorporando bien en Catalunya, aquí hemos dejado atrás polémicas como la del pañuelo: tanto la administración como la comunidad convinimos hace años que lo importante era terminar los estudios, con o sin pañuelo”, comenta Chaib.

Mohammed Chaib (esquerra) durant la presentació de l’estudi | Fundació Ibn Battua

 

Para el presidente de la Fundación Ibn Battuta, los datos de fracaso escolar son alarmantes, pero hay que ponerlos en contexto. “No son diferentes de los que habría tenido la inmigración que llegó a Catalunya hace 40 años, y mirad cómo es ahora la sociedad catalana. Nos preocupa que el nombre y el origen de las personas les impida prosperar, y por eso tenemos que trabajar por un sistema educativo que dé igualdad de oportunidades”. Joan Mateo, presidente del Consejo Superior de Evaluación del Sistema Educativo, que ha colaborado con el estudio, también quiso precisar durante la presentación que, con los datos de PISA en la mano, los alumnos marroquíes que estudian en Catalunya tienen un nivel mucho mejor que los que lo hacen en Francia. Sin embargo, los resultados en PISA son entre 7 y 16 puntos inferiores a los de sus compañeros autóctonos catalanes, según apunta el estudio.

El ‘modelo Aitona’: reflejarse en un referente

Ante este panorama, Mohammed Chaib pide a la sociedad y a las autoridades que los ayuden a extender lo que llama modelo Aitona. En esta localidad del Segrià se fue instalando ya hace años una numerosa comunidad marroquí formada por el que inicialmente habían sido temporeros para la recogida de la fruta dulce. Con el tiempo, en la guardería y la escuela del pueblo, y en el instituto de referencia (en el municipio vecino de Serós), fueron entrando niños de origen marroquí. El Ayuntamiento de Aitona detectó la necesidad de que recibieran un apoyo educativo, como forma de promover la convivencia, y así es como se contrató una persona y se pidieron voluntarios para que hicieran este refuerzo.

Entonces alguna de las primeras alumnas que habían recibido el refuerzo comenzaron a impartirlo, y en la Fundación Ibn Battuta vieron claro que este era el modelo. De eso hace tres años. Actualmente, lo hacen dos chicas marroquíes, una de ellas estudiante de ADE y otra que hace 2º de bachillerato, a las que se suman las dos bibliotecarias, una de las cuales es la coordinadora del programa en la localidad. Cada tarde de lunes a jueves, a partir de las 16.30 hasta las 19 h, una cuarentena de alumnos de 9 a 16 años pasan por la biblioteca para hacer deberes o preparar algún examen. Van entrando y saliendo, no hay ningún evento, sino que saben que allí encontrarán un lugar para estudiar y el acompañamiento de cuatro personas con las que podrán resolver dudas. Por este apoyo, las estudiantes-monitoras (ambas se llaman Chaimaa) reciben una beca de la fundación para seguir estudiando.

“Queremos que más hombres y mujeres universitarios de origen marroquí hagan este apoyo escolar, porque saben cómo comunicarse con los más pequeños y estos los ven como un referente, y para que las familias de estos niños también ven que se debe apostar por los estudios; estamos viendo que tanto las familias como la escuela como la alcaldesa de Aitona están muy contentos, y por eso pensamos que es un modelo que debe extenderse a toda Cataluña “, afirma Chaib. El programa cuenta con el apoyo de la Generalitat (a través de la Secretaría de Igualdad y Migraciones) y del Gobierno de Marruecos (a través del Ministerio de marroquíes residentes en el extranjero), y se lleva a cabo también en Serós, pero para ampliarlo al resto del país, afirma Chaib, harían falta mucho más presupuesto del que disponen ahora mismo.

Más integración equivale a más éxito académico

El estudio La situación educativa y laboral de los jóvenes de origen marroquí en Catalunya apunta también algunas variables que favorecen el éxito académico de esta comunidad. Del total de 1.405 variables analizadas, se dice, se han encontrado 15 que tienen una relación directa con el éxito o el fracaso. Por ejemplo, el momento de incorporación al sistema del niño (los que entran en infantil o primaria tienen menor fracaso que los que lo hacen en secundaria); el lugar de nacimiento (hay más fracaso entre los nacidos en Marruecos que los que lo han hecho ya en España o Catalunya); la adopción del catalán (quienes se expresan en catalán tienen más posibilidades de salir adelante); la satisfacción con la vivienda (quienes disponen de un espacio para estudiar en casa lógicamente aprueban más); el acceso a internet (el mismo); o la forma que cada uno elige para orientarse (y aquí el estudio dice que se registran más fracasos entre los que piden consejo a los hermanos o el punto joven, que quienes lo piden a los maestros, la madre o internet).

Para Mari Paz, coordinadora del refuerzo escolar en Aitona, el programa “permite que los niños y niñas cojan el hábito de estudio, y ayuda a las familias a entender que nuestra sociedad le da mucho valor a los estudios, pero sabemos que los milagros no existen, algunos la aprovechan y otros no”. En el Ayuntamiento no se ha hecho una evaluación de la actividad, y por tanto no es posible decir si se ha reducido el fracaso escolar, “pero sí estamos viendo que empiezan a haber más chicos que se asoman título de ESO de los que lo hacían antes”.

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