La educación que intentamos impartir desde las escuelas e institutos debe contemplar todos los aspectos de la persona: físicos, emocionales y relacionales. Y además, lo tenemos que hacer en plano de igualdad. Si no contamos la historia implicando el papel de las mujeres tal como ha sido podemos provocar una desigualdad que percibirá nuestro alumnado y podrá aplicar a otros aspectos.
¿Sabemos por qué se celebra el día de las mujeres el 8 de marzo? El 25 de marzo de 1911, a una empresa textil de Nueva York, murieron quemadas 142 obreras que el año anterior habían mantenido una importante huelga para pedir mejores condiciones laborales. Y el 8 de marzo de 1917 (según nuestro calendario gregoriano, el juliano que regía en Rusia llevaba trece días de retraso), en los inicios de la revolución soviética, hubo una importante revuelta de mujeres trabajadoras.
En 1854 tuvo lugar la primera huelga en Catalunya: tejedoras de mano, contra las máquinas y las condiciones de trabajo femenino.
Marie Gouze, conocida por Olympe de Gouges (1748-1793), fue la redactora de la Declaración de los derechos de la Mujer y de la Ciudadana, en 1791.
Hitos importantes de la historia (revolución francesa, revolución rusa, luchas obreras en nuestro país…) las conocemos desde el punto de vista masculino, parecería que sólo hombres hubiesen sido protagonistas. Una falsificación de la historia que tiene raíces muy antiguas. Las investigaciones hacen pensar que al Paleolítico existía una sociedad bastante igualitaria que desapareció al Neolítico con la sedentarización y la propiedad privada, lo que originó la sociedad patriarcal que ha continuado hasta nuestros días.
Desconociendo hechos importantes, invisibiliza sus protagonistas, ascendentes de las mujeres actuales, de las chicas y niñas que tenemos en las aulas. ¿No las afecta a ellas estos olvidos (involuntarios?) de sus antepasadas?
Mientras pensaba en las carencias de la historia de las mujeres he reencontrado y releído un TREC, trabajo de investigación de bachillerato, que dirigí sobre la anorexia, ya hace unos cuantos años. ¿Tiene alguna relación la invisibilización de la presencia femenina con algunos trastornos que también se intentan invisibilizar?
Tengo la impresión de que de la anorexia se habla poco aunque no es un tema intrascendente y su impacto entre los y las adolescentes no ha disminuido; con consecuencias a veces graves. Quizás se habla poco porque es un trastorno que afecta mayoritariamente, pero no exclusivamente, a chicas y mujeres. Otras personas dirán que hablar de ello puede producir el efecto llamada. Este segundo argumento se ha utilizado históricamente para frenar que en las escuelas habláramos de drogas o de relaciones sexuales. Aunque se utiliza para no hablar del suicidio (la primera causa de muerte en la franja de edad 16-35 años). Me quedo con la hipótesis de que la anorexia se considera algo de las mujeres, por lo tanto de poca importancia. ¿Podríamos hablar de la vigorexia parecer afecta más a chicos que a chicas? ¿Cuando conseguiremos tratar cualquier temática en plano de igualdad con todas las personas? ¿Tenemos que pensar que es una meta utópica? Quisiera creer que no, que es posible conseguirlo.
¿Por qué se dan estos trastornos? Evidentemente no hay una sola causa. Tiene mucho que ver, por ejemplo, la personalidad de cada uno o cada una. Seguramente no estar satisfecho con el propio cuerpo provoca los intentos de cambiarlo; incluso de manera drástica que puede llegar a poner en peligro la propia vida. La persona anoréxica o vigoréxica no tiene una imagen real de su cuerpo; siempre se ve con un peso o una apariencia física diferente de la que quisiera. Unos se ven más gordos de lo que realmente están y otros menos vigorosos de lo que aparece en el espejo. La mayoría de las personas no vivimos solas, por lo tanto nos influye la imagen que nos devuelven aquellas con las que convivimos o que nos relacionamos con frecuencia. La escuela es un lugar de relación habitual. Y los centros escolares el aspecto físico de niños y adolescentes es importante y puede provocar conflictos o incluso casos de bullying. El adolescente demasiado gordo o grasa puede ser víctima de bromas o burlas.
Los trastornos que hemos citado tienen muchas causas: no podemos reducirlos fácilmente. Pero todo colabora. Una enseñanza que tenga en cuenta todos los aspectos de las personas, como decíamos al principio del artículo, lo incluirá. Pero no sólo en los centros escolares. El entorno familiar también educa: no hay que repetirlo.
Existe una relación estadística muy fuerte entre el origen social de los alumnos y sus resultados académicos. Y también podríamos añadir que existe una relación directa entre los valores que se viven en las familias y la implementación de los mismos en la vida real. El capital cultural consiste en la idea de que de nuestra familia heredamos no sólo los medios materiales, sino los instrumentos de conocimiento, de expresión, de saber hacer, de saberes técnicos, de maneras de trabajar. Lo escribió Pierre Bourdieu. Rasgos culturales que han sido transmitidos por la familia inconscientemente y que contribuyen enormemente al éxito académico. Aqueste capital cultural expuesto siguiendo Bourdieu, incluye, diría yo, los valores transmitidos. Nuestra sociedad conoce poco la historia de las mujeres o el papel que han protagonizado a lo largo de los años. Las generaciones adultas han vivido una educación que ha obviado mayoritariamente la igualdad de género, y por tanto conocen poco el papel de las mujeres en la historia. Por suerte, una parte significativa ha luchado por la igualdad de todas las personas; por tanto encontraremos la necesaria complicidad de los familiares de nuestros alumnos si nos decidimos seriamente coeducar.
Dentro y fuera de la escuela tenemos que ayudar a compensar este desfase, debemos explicar abastecimiento el importante papel que ha hecho la mitad aproximadamente de la humanidad.
Así también ayudaremos a la construcción de la identidad de niños y adolescentes. Ayudaremos a sus luchas contra las exigencias que reciben, contra la presión del entorno, contra la homogeneización que preconiza la sociedad en que vivimos. A menudo sienten que se les pide una imagen determinada y esto pasa a un periodo bastante vulnerable: cuando el y la adolescente establecen las primeras experiencias relacionales, cuando están forjando su identidad y caminan hacia la madurez sexual.
Los cambios de nuestra sociedad, el papel de padres y madres, la importancia de la escolarización son diferentes de lo que experimentamos la generación adulta actual. Es importante pensarlo para acompañar niños y alumnado.
Los trastornos de la conducta alimentaria, para añadir algo al tema de la anorexia y la vigorexia, se pueden frenar modificando pautas relacionales entre padres e hijos. Se pueden frenar si nos fijamos en los niveles de autoestima, en la exigencia de perfeccionismo, en la inestabilidad afectiva, en la inseguridad… que puede afectar hijos e hijas y, claro, a nuestro alumnado.
Nadie ha dicho que educar sea sencillo. Es importante hacer debidamente nuestro papel de generación adulta que, en conjunto, educa las generaciones más jóvenes.
Reflexionar sobre el papel de las mujeres en la historia nos ha llevado hasta aquí. La igualdad aumentará la autoestima, la seguridad y la estabilidad personal.


