Salvador Seguí, conocido popularmente como el Noi del Sucre, fue asesinado el 10 de marzo de 1923. Hace pues 97 años de la desaparición de lo que se recuerda como el organizador sindical más importante de Catalunya. Cuando los pistoleros de la patronal pusieron fin a su vida, no sólo lo hacían con quien había llevado la dirección de la huelga más importante y productiva del siglo veinte, sino contra quien había reestructurado el hasta entonces dividido sindicalismo de clase hasta convertirse -el en una maquinaria vencedora.
La influencia de Seguí va más allá de la organización que él dirigió: la CNT y los sindicatos que como CGT se consideran herederos. Otros sindicatos, como CCOO, que se fundó la década de los sesenta del siglo pasado, se consideran hijos de los mecanismos organizativos diseñados por Noi del Sucre. También la apuesta por la no dependencia directa del sindicato de los partidos políticos y por un sindicalismo que aunado movilización y negociación tienen sus raíces en Seguí y el Congrés de Sants.
Otro aspecto de la maestría de Seguí, que aún perdura, es la hábil utilización de medios legales y de la movilización para conseguir sacar adelante la causa del proletariado. La UGT, que era una organización sindical con estructura compleja también ha evolucionado hacia la adopción de una estructura de grandes federaciones y desligándose de la influencia de los partidos políticos que había tenido a su inicio. Por tanto, no es de extrañar que Salvador Seguí sea reivindicado por todos los grandes corrientes del sindicalismo en Catalunya, que se ven reflejados.
Hasta el año 1918, cuando se celebró el Congrés de Sants, el sindicalismo catalán se había organizado basándose en federaciones de oficio. En ese momento, la CNT tenía 73.860 afiliados de los que 54.572 obreros barceloneses, el 73% del total de trabajadores representados. La reunión se celebró en la sede del Ateneu Racionalista de Sants. Era un congreso de la federación regional catalana del sindicato libertario.
Sindicatos de oficio, rémora del pasado
Entre los acuerdos orgánicos que se adoptaron en el Congrés de Sants destaca la supresión de las federaciones habituales de oficio, con connotaciones gremialistas medievales, y la opción por una nueva organización basada en los Sindicatos Únicos de la industria, es decir, un único sindicato agruparía todos los trabajadores del mismo sector productivo. Con este reagrupamiento iniciaba una estrategia más adecuada para enfrentarse al modo de producción capitalista surgido con la industrialización. Los Sindicatos Únicos, que contarían con secciones de oficio, se agruparían a las federaciones locales y comarcas autónomas y federadas.
Una diferencia entre el nuevo sindicalismo marcado por la preeminencia de las federaciones sectoriales es que, a diferencia del federalismo político que buscaba transformar la estructura del estado, el federalismo libertario pretendía transformar la estructura social, potenciando la solidaridad entre los oficios por la identidad de los intereses de los diferentes gremios, al tiempo que permitía un grado mayor de unidad frente a la patronal y facilitaba estrategias, como la huelga general y la acción directa. En los nuevos estatutos de la CNT se reconocen los cambios mencionados. También había aspectos orgánicos que impedían que los políticos profesionales representaran la organización; potenciaban la sindicación femenina, establecían el carnet confederal, centralizaban el comité pro presos e impulsaban las escuelas racionalistas.
El congreso favoreció un extraordinario crecimiento de la CNT (a finales de aquel año los afiliados ya eran unos 345.000) e impulsó su reorganización en España. La creación de la estructura a partir de los sindicatos únicos, sumada a la práctica llevada a cabo por el nuevo equipo director de la principal organización sindical marcaron su éxito.
Un año después de la celebración del Congrés de Sants, se iniciaba la huelga de la Canadiense. El gran movimiento social puso a prueba la nueva estructura aprobada en Sants. De hecho, una parte de la victoria habría que adjudicarla a efectos unificador que los sindicatos únicos tuvieron respecto a la clase obrera catalana y española.
Otra parte de la victoria adjudica a la forma de dirección que aplicó Seguí. Persona muy conocida en todos los ambientes populares, un gran orador que también, aunque dirigir un sindicato apolítico, una persona que mantenía buenas relaciones con los dirigentes de la incipiente republicanismo catalán, con personas como el abogado de los obreros, Francesc Layret, asesinado en 1920, y el jefe republicano y abogado del sindicalismo, Lluís Companys.
En diciembre de 1919 la CNT inauguraba el congreso de la Comedia en Madrid, que generalizaba los Sindicatos Únicos y ratificaba la línea anarcosindicalista aprobada en Sants. Barcelona estaba entonces bajo el lockout patronal, que consiguió derribar el gobierno y se prolongará unos dos meses. El mismo día 10, los carlistas constituían en la capital de Catalunya los Sindicatos Libres. Pronto comenzarían los asesinados sectarios ordenados y financiados por la patronal, con una respuesta obrera desesperada.


