Ocho de la tarde. Desde los balcones y las ventanas resuenan los aplausos con los que, desde el inicio del estado de alarma y el confinamiento decretado por el gobierno español, la sociedad agradece al personal sanitario su labor al frente de la emergencia de salud que ha provocado la pandemia del nuevo coronavirus.

Fruto de las carencias de material de protección, el colectivo sanitario es uno de los más vulnerables a ser infectado. Sin embargo, por no tener sintomatología o por no tener acceso a tests, deben seguir trabajando. Según la última actualización del Ministerio de Sanidad, en España hay 12.298 profesionales de la salud infectados, lo que representa un 14% de los diagnosticados. Tras estos datos -y tras cada miembro del sistema de salud- hay una historia personal, con miedos y desgaste, pero sobre todo con resiliencia.

Jornadas laborales de 12 horas con falta de equipamientos de protección individual, aislamiento de la familia, cansancio físico y mental…, es el día a día del personal sanitario. El equipo de hospitales, de residencias o de centros de atención primaria ha derramado en las redes sociales las preocupaciones y carencias de recursos en la crisis del Covid-19.

Médicas y enfermeros, ¿héroes de la batalla?

A la falta de materiales para atender a los pacientes afectados de Covid-19 y de camas de cuidados intensivos se le ha añadido la falta de elementos de protección para el personal sanitario (guantes, mascarillas, batas …). Así lo hacían saber a las redes sociales, recordando que si ellos no se pueden proteger, no hay cura posible:

Más de 2.600 sanitarios infectados en Catalunya (datos del domingo 29) y hasta 12.000 en el global del estado (hasta el lunes 30) son algunas de las consecuencias del trabajo del personal sanitario sin las condiciones de seguridad óptimas. El resultado más grave, la muerte de los profesionales: hasta el momento ha trascendido el deceso de cinco doctores y una enfermera debido al Covid-19 en España. Entre ellos, los doctores Collado y Freixa los hospitales de Bellvitge y Quirón respectivamente.

Internet ha hecho eco de las rutinas que afrontan médicos y enfermeros en nuestros hospitales, especialmente duras en plena crisis sanitaria: escrupulosos protocolos de limpieza en los centros y en el hogar, llevar durante horas mascarillas, gafas protectoras y apósitos que les dejan marcas…

Si bien las condiciones y el desgaste mental y físico consiguientes son dignas de la más ardua batalla, hay personal sanitario que prefiere rechazar la parafernalia y el discurso belicista.

Este enfermero rechaza que los traten de héroes y heroínas y recuerda que la precariedad del sector sanitario público es crónica y los hace trabajar en unas condiciones límite. En este sentido, el doctor Miquel Vilardell aseguró al Diari de la Sanitat que ante la falta de inversión económica en el sistema público de salud “lo que nos salva es la calidad y entrega del personal sanitario”.

Resiliencia y adaptabilidad

La situación límite que se vive en muchos hospitales ha hecho que los equipos sanitarios se hayan adaptado al contexto y, a menudo, trabajar en nuevos espacios. Aún así, los sanitarios han conseguido sacar lo mejor y aprender de la situación:

También son comunes los mensajes de médicos y médicas que destacan, especialmente estos días, la tarea del personal de enfermería, una figura sanitaria que se suele infravalorar y que juega un papel muy humano en la atención médica:

Las otras piezas del engranaje

Otras ramas laborales, tales como transportistas, personal de tiendas alimentarias o conductores de transporte público, también han recibido últimamente el agradecimiento de la sociedad. Dentro del mundo sanitario, sin embargo, hay trabajos que pasan desapercibidas y sin las que los centros médicos no podrían funcionar.

El trabajo de los celadores, del personal de administración, de cocina, de limpieza o de servicios sociales -de especial desgaste mental porque es el que comunica las defunciones e intenta hacer un acompañamiento a las familias- son piezas imprescindibles para el funcionamiento del mundo sanitario. Con este aplauso, el equipo asistencial del Hospital Sant Joan de Déu les recordó:

No menos importante es el papel de las gericultoras, auxiliares de enfermería y el resto del personal de atención social y sanitaria que trabajan en las residencias de ancianos. Estos espacios han demostrado un espacio de rápido propago del coronavirus y de alto riesgo debido al perfil de personas que residen. También trabaja bajo mucha presión la plantilla de atención a la ciudadanía, especialmente la de las líneas telefónicas como el 012 o el 061.

El distanciamiento de la familia

En las últimas horas se ha viralizado en las redes sociales el vídeo de un médico saudí que, al llegar a casa, debe rechazar el abrazo de su hijo. Es un reflejo de lo que está pasando en muchas casas catalanas: el personal sanitario no quiere poner en riesgo a su familia después de la jornada laboral y, cuando vuelve a casa, hace un confinamiento voluntario.

También lo refleja el poema de Joan Calvo compartido por el área de Apoyo del Hospital de Mataró: “Y vuelve a marchar. Sin besos, sin abrazos. Sólo palabras lejanas, no sea que por estos encuentros no pudiera más trabajar”. Un distanciamiento de la familia más cercana que se añade al desgaste emocional al que hace frente el personal sanitario durante la jornada laboral.

El lado más humano

A pesar de la oscuridad de la situación y la dureza a la que debe hacer frente estos días el personal sanitario, aunque hay lugar para una brizna de luz. Han surgido iniciativas que piden a la gente que es confinada en casa -especialmente en la canalla- que escriba cartas y dibujos para los afectados del coronavirus que son recluidos en los hospitales. También lo ha pedido el hospital psiquiátrico Pere Mata de Reus por sus internos. El personal sanitario es quien hace llegar esta correspondencia.

El personal asistencial también está siendo fundamental en la relación familia-enfermo. En Twitter se han publicado numerosos mensajes de personal de hospital -sobre todo enfermeras- que se ofrecen a encontrar un hueco de tiempo para poner en contacto personas infectadas por el coronavirus que tienen movilidad reducida o son de edad avanzada con su familia.

Un paso más allá en esta comunicación es lo que relata en Twitter la enfermera Violeta Torrent. Si bien hay hospitales que permiten que un familiar acompañe al enfermo terminal con Covid-19 durante sus últimas horas, hay otros donde esto todavía no es permitido y son las sanitarias las que intentan hacer de enlace en el despido.
 

Share.
Leave A Reply