Los epidemiólogos suelen decir que las proyecciones para predecir el curso de una epidemia tienen muchas incertidumbres, pues hay muchos factores que influyen. Esta visión indica que hay una gran prudencia a la hora de comunicar las estimaciones del futuro, y más en el caso de una pandemia nueva como el SARS-2 más conocida como Covid-19.

Las autoridades sanitarias delegan en equipos de expertos el tratamiento de los datos y de este trabajo colectivo salen unas conclusiones que un portavoz suele comunicar. Lo importante es el trabajo en equipo siguiendo criterios científicos. Así se trabaja en el Imperial College o el Instituto Carlos III. ¿Esto quiere decir que las previsiones (hipótesis) sean exactas? No, las hipótesis científicas, para serlo, deben ser desechables experimentalmente y, en el caso de la epidemiología, esto se ve con el transcurso del tiempo, cuando los nuevos datos muestran si las previsiones se han cumplido o no.

Este principio de prudencia se observa en muchos epidemiólogos, como los que nos comunican casi a diario los nuevos datos o los que explican en lenguaje llano qué medidas debemos adoptar y nos las razonan. En este sentido destaca como muy adecuado el tono que suelen mostrar los Drs. Fernando Simón, Antoni Trilla o Benito Almirante, entre otros, y que cito por su papel mediático. Todos ellos juegan un papel profesional muy prudente, de incalculable valor en tiempos tan difíciles como los estamos viviendo.

Sorprende, en cambio, el papel del Dr. Oriol Mitjà, que en mi opinión no encuentra el tono adecuado. En los medios públicos catalanes y como asesor de la Conselleria de Salut, el Dr. Mitjà ha adquirido un papel muy destacado que, desgraciadamente, no se corresponde al de un asesor. A pesar de que al inicio de la pandemia SARS-2, el Dr. Oriol Mitjà declaró en febrero que la epidemia podría no llegar aquí y que era más o menos como una gripe, un mes más tarde declaraba la incompetencia de los responsables del comité de emergencia español para hacer frente la crisis y reclamaba su dimisión dos días después de la entrada en vigor del estado de alarma.

El Sr. Mitjà obvió que las competencias en materia de salud en Catalunya eran totalmente de la Generalitat hasta el decreto de alarma y que ahora todavía tiene toda la capacidad para comprar el material que hace falta en muchos hospitales. La falta de material adecuado ha sido una vía de contagio de los sanitarios catalanes en una proporción más elevada que en cualquier otro lugar. El Sr. Mitjà no dijo nada cuando se obligó a 160.000 familias con derecho a ayudas de comedor a romper el aislamiento domiciliario para ir a los ayuntamientos a recoger las acreditaciones cuando en otros lugares del estado esto se hizo vía teléfono móvil.

El Sr. Mitjà tiene todo el derecho a hacer planteamientos políticos, pero entonces queda expuesto a la crítica política sobre sus posturas y su opinión como asesor científico queda devaluada por falta de objetividad. No se puede estar en misa y repicando

El Sr. Mitjà no ha dicho nada sobre el cambio drástico de posición de la Generalitat sobre el estatus de la Conca d’Òdena, que ha pasado en una semana de exigir medidas más drásticas (para toda Catalunya) a pedir el desconfinamiento de la zona, una medida totalmente en contra de los postulados del Sr. Mitjà. Reclama, con toda la razón, que hay que hacer tests para identificar contagiados asintomáticos y romper la vía de contagio, pero no ha propuesto en público que todos los aparatos para hacer RT-PCR de Universidades y centros de investigación se pongan a disposición de la Conselleria de Salut. La incompetencia en organizar esta tarea ha sido de las autoridades sanitarias catalanas. El Sr. Mitjà tiene todo el derecho a hacer planteamientos políticos, pero entonces queda expuesto a la crítica política sobre sus posturas y su opinión como asesor científico queda devaluada por falta de objetividad. No se puede repicar estar en misa y repicando.

En relación a dos de los documentos presentados por el Sr. Mitjà, habría que hacer algunas apreciaciones. La Generalitat, para exigir medidas más drásticas al Gobierno, presentó un documento de Salud el día 24 de marzo utilizando unas estimaciones hechas por el Dr. Mitjà, con el modelo SIR, según el que, en el supuesto más favorable, el pico de nuevos casos se dará el 12 de abril y el número final de casos y muertes sería muy elevado. Según los datos que hay ahora, podría ser que el pico se haya dado o el 31 de marzo o el 2 de abril, lo sabremos más adelante. Como he comentado, no parece adecuado utilizar una única modelización y hay que contrastar con otras modelizaciones, del mismo modo que, desde el punto de vista estrictamente sanitario, no es demasiado útil utilizar la opinión de un único epidemiólogo pues suele ser más consistente contrastar diferentes opiniones.

Desde el punto de vista estrictamente sanitario, no es demasiado útil utilizar la opinión de un único epidemiólogo pues suele ser más consistente contrastar diferentes opiniones.

El segundo documento que quería comentar es el presentado el día 3 de abril, llamado Salida Coordinada del confinamiento. Este es un documento de trabajo, adaptado de un plan andorrano, en el que se mencionan las medidas a adoptar y las técnicas a utilizar para controlar tanto los posibles rebrotes como para saber la inmunización de la población. Sorprenden dos cosas del documento, la primera es que en el documento se dice Revisiones por panel de epidemiólogos Expertos en Enfermedades transmisibles, pero sólo lo firman dos autores. De nuevo se echa en falta una visión colegiada de las medidas a tomar. La otra cosa sorprende del documento es que no hay referencias bibliográficas, esenciales en un documento de trabajo que han de revisar expertos.

Incluso en el documento se afirma que existe una baja proporción de la población inmunizada (15%). Este dato es una media extraída de un informe del Imperial College del lunes 30 de marzo, y equivaldría a unos 7 millones de inmunizados, con una horquilla que va del millón y medio hasta los 15 millones. Este informe ni se menciona en el documento del Dr. Mitjà, así como tampoco la amplia horquilla.

Una pandemia como ésta acaba poniendo a todos en su sitio y será necesario, cuando la superamos, hacer un análisis exhaustivo de los errores cometidos para aprender de ellos. Esto nos incluye a todos como sociedad, los epidemiólogos que deberán hacer un análisis exclusivamente científica y en las instituciones que deberán hacer un análisis político de la gestión de la crisis y de la adecuación del sistema sanitario tras una década de recortes del gasto en sanidad pública.

Lleonard Barrios Sanromà es ex-catedrático, jubilado el pasado septiembre, de Biología Celular de la Universidad Autónoma de Barcelona

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