En las últimas décadas hemos ido viendo cómo las empresas transnacionales cada vez acumulaban más poder económico. Mientras los Estados, las administraciones y las familias perdíamos cada vez más bajo la dictadura del capital y el miedo. En esta batalla por el poder quien lo está perdiendo somos la ciudadanía, el medio ambiente y todo lo que nos ayuda a sostener la vida.

En plena pandemia leíamos perplejos cómo la asociación de Gestoras de Agua (AGA) enviaba una carta a la ministra Teresa Ribera pidiendo vía libre para volver a cortar el agua. Según explican, la medida tomada por el Gobierno de impedir los cortes de suministro entraña “riesgo de insolvencia para los operadores del ciclo urbano del agua”. Lo que quieren decir con esto es que esta medida supone un riesgo para sus beneficios. Un sector que mueve unos 3.500 millones de euros al año. Y que ahora no está dispuesto a poner sus beneficios al servicio de esta crisis que vivimos, como lo estamos haciendo todas desde nuestras casas-cuerpos: perdiendo el trabajo, sufriendo ERTE, compaginando teletrabajo y cuidados… Al contrario, ellos intentarán salir reforzados de esta crisis, con viejas recetas que ya hemos comprobado que sólo funcionan para incrementar sus ganancias.

Detrás de estas declaraciones se esconde un pulso que ya hace décadas que dura, entre las empresas, bancos y fondos buitre que quieren asegurar y maximizar sus beneficios, frente a unos Estados y unas administraciones cada vez más débiles

Esta semana el Ayuntamiento de Barcelona ha impulsado el Pacto de Barcelona. En la primera reunión hemos podido oír y leer en prensa al presidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo y vicepresidente de la CEOE (Confederación española de organizaciones empresariales). Sánchez Llibre ha defendido la necesidad de potenciar la colaboración público-privada. Explica que hay que poner el acento en la gestión privada y de negocio de servicios esenciales para la vida como son la salud y el agua, proponiendo que esta ciudad sea la “capital internacional del agua”. Según él reconocida por la innovación de la gestión y por la colaboración público-privada con Aguas de Barcelona.

Esta colaboración a la que se refiere es un contrato que ha sido denunciado y ha estado siete años en los tribunales por las irregularidades en que se creó. Un caso señalado por haber favorecido claramente al sector privado, hasta el punto de haber sido anulado por el TSJC. En 2018 los barceloneses han pedido poder decir su con una iniciativa ciudadana que pedía una consulta para decidir cómo se gestiona el agua en nuestra ciudad.

27.000 firmas de barcelonesas y barceloneses no han sido suficientes para poder llevar a cabo esta consulta. Ante este reclamo, la empresa privada ha interpuesto todos los recursos que han sido posibles hasta bloquear los tribunales. Hasta conseguir que el Tribunal Supremo blindara sus intereses con una sentencia que va claramente en contra del interés general y a favor de los intereses de esta empresa privada francesa, y que deja el agua de Barcelona y la mayoría de municipios del área Metropolitana en sus manos hasta el año 2047. Esta es la colaboración público-privada que abandera Sanchez Llibre, aquella en la que las empresas privadas, empleando todo tipo de estrategias siempre ganan, incluso, la gobernanza del servicio.

Los italianos nos enseñaron el lema Se escribe agua, se lee democracia, porque el agua sólo es un ejemplo más. Detrás de estas cartas y declaraciones se esconde un pulso que ya hace décadas que dura, entre las empresas transnacionales, bancos y fondos buitre que quieren asegurar y maximizar sus beneficios, frente a unos Estados y unas administraciones públicas cada vez más débiles ante estas empresas que acumulan poder económico, mediático, político y jurídico. Mientras no alcemos la voz (aún más) para pedir que se gobierne por la vida, seguirán “gobernando” estas empresas haciéndonos esclavos de sus beneficios. Y seguirán por la sanidad, la educación, los cuidados, la energía y todos aquellos servicios que necesitamos cada día y que les asegura hacerse más y más ricos.

Share.
Leave A Reply