Las personas necesitamos vivir en sociedad. A través de la socialización aprendemos a ser miembros de esta sociedad mientras interiorizamos sus creencias, las normas y los valores de la cultura. Nos socializamos con la familia, la escuela, los amigos y las amigas y todas aquellas personas que forman parte de nuestro día a día; y para socializar necesitamos comunicarnos en todo momento, un principio básico de la organización social indispensable para la convivencia humana y necesario para la plena realización de la persona.
Estas semanas de confinamiento, y a pesar de los espacios que se nos están abriendo para poder salir poco a poco de casa, es obvio que la comunicación con las personas que no tenemos cerca se hace mucho más difícil. La comunicación pide implícitamente interacción y momentos de encuentro para que las personas podamos desarrollarnos a nivel personal, mostrarnos tal como somos y transmitir lo que pensamos, y esto se complica enormemente en las actuales circunstancias, a distancia y en general sin posibilidad coincidir físicamente.
De hecho, hace años, el proceso comunicativo se daba de manera casi exclusiva en la proximidad espacial y temporal pero, con la evolución de la historia y gracias a los avances tecnológicos derivados del aumento de los flujos de movilidad mundial y los sucesivos cambios en el mundo laboral, este proceso ha ido cambiando y actualmente tenemos muchos recursos que permiten mantener relaciones sociales con personas que están muy lejos en el espacio e, incluso, en el tiempo: correos electrónicos, llamadas telefónicas, mensajes de voz, mensajes escritos en aplicaciones de mensajería instantánea … Aunque las verdaderas protagonistas en estos días de cuarentena y emergencia sanitaria están siendo las herramientas para realizar videollamadas.
La videollamada tiene la gran virtud que, en un contexto de distancia física, nos permite acompañar la comunicación con elementos visuales o auditivos que complementarán todo lo que queremos transmitir. Todo lo que acompaña nuestras palabras nos da pistas y nos hace llegar mejor el mensaje: cómo escribimos, cómo nos vestimos, los complementos que nos ponemos, el lenguaje que utilizamos, la postura y los gestos que usamos, la entonación o intensidad de la voz… Es lo que se denomina comunicación no verbal.
Una mirada puede hacer que nos sintamos más cerca, más sinceros, más seguros y seamos más auténticos a la hora de decir lo que pensamos porque recibimos lo que percibe la persona que tenemos delante
La clave de la videollamada, y lo que la hace especialmente útil para luchar contra la sensación de aislamiento que puede llegar a generar el confinamiento, es que podemos acompañar el mensaje con nuestra imagen y con diferentes recursos expresivos que nos facilitan la transmisión de sentimientos y emociones, tan necesarios estos días en que tenemos las emociones a flor de piel: una mirada puede hacer que nos sintamos más cerca, más sinceros, más seguros y seamos más auténticos a la hora de decir lo que pensamos porque recibimos lo que percibe la persona que tenemos delante.
Dicho esto, cada uno es libre de hacer uso de su propia imagen y por ello es necesario que los adultos, si estamos con nuestros hijos e hijas, a la hora de hacer una videollamada o de colgar su imagen en las redes sociales les preguntamos si realmente la quieren hacer pública. Si los niños son muy pequeños será necesario que nosotros como adultos y personas responsables de su imagen pensemos en ellos a la hora de hacer uso. Como siempre, recordemos también que todo momento es bueno para transmitir valores porque como familia siempre debemos acompañar a nuestros hijos e hijas en su proceso de crecimiento personal.
Una videollamada nos permitirá hablar con familiares y amigos y amigas, y también les podremos cantar una canción, mostrar unas imágenes, jugar, enseñarles ese pastel que hemos preparado para merendar o, por qué no, hacer un vermut virtual. Incluso, en momentos de confinamiento como el que estamos viviendo, hay entidades de ocio que dinamizan colonias o campamentos virtuales para no perder el vínculo afectivo con los niños y las familias durante este tiempo o servicios socioeducativos o de acompañamiento a colectivos diversos que organizan encuentros virtuales o hacen propuestas de actividades a través de videollamadas. Habrá que trabajar muy bien juntos y juntas con estas herramientas para que ningún niño ni familia quede excluido, asegurándonos de que todo el mundo tiene acceso a las herramientas necesarias para poder participar.
Comunicarnos y mantenernos en contacto con lo que nos rodea y ser receptivos a todo lo que nos transmiten los demás es imprescindible para poder crecer día tras día. En momentos de incertidumbre como los que estamos viviendo, el hecho de seguir comunicados, vernos las caras y escuchar la voz de las personas que tenemos lejos puede ayudarnos a combatir el aislamiento, la angustia y la apatía, a divertirnos y hacer broma, a desahogarnos, a compartir emociones y sentimientos, a escuchar otros puntos de vista que nos pueden hacer tomar una nueva perspectiva sobre la situación que estamos viviendo. En resumen, nos permitirá ver y sentir, en tiempo real, a las personas que nos queremos y hacerles saber que, a pesar de la nueva situación, seguimos pensando en ellos o ellas, que los queremos y que necesitamos que sepan que estamos aquí.


