A excepción de los niños en guarderías de menos de 1 año, todo el resto del alumnado todavía tiene una posibilidad de volver a su centro a hacer la despedida del curso. La condición básica es que su territorio llegue a la fase 2 de la desescalada (una parte del país lo hará la próxima semana, y hay posibilidades de que sea la totalidad antes del 19 de junio, que es cuando se cierra el curso). Este regreso será voluntario y previa concertación con el centro educativo, el cual no podrá organizar grupos de más de 5 alumnos en el caso del primer ciclo de educación infantil, 13 en el segundo ciclo infantil y toda la primaria, y 15 en la secundaria obligatoria, bachillerato y ciclos formativos. Con todo, el curso en ningún caso volverá a ser presencial, sino que debe seguir siendo telemático hasta el final, por lo que cada centro tendrá la responsabilidad de organizarse, de tal manera que los docentes no hagan doble jornada.
Estas son algunas de las instrucciones contenidas en el Plan de Apertura de Centros en Fase 2 de desescalada y en la finalización del curso 2019-2020 y para la organización y funcionamiento de los centros y los estudios del curso 2020 a 2021, que la mañana del miércoles aprobó el Procicat y que posteriormente ha presentado el conseller Josep Bargalló en rueda de prensa virtual y televisada. “No abrimos para dar clases tradicionales, sino tutorías personalizadas que en algún caso cada centro puede considerar que se pueden hacer de forma grupal”, ha insistido el consejero en su primera intervención. Esta reapertura “no será ni para todos los alumnos ni para hacer actividades lectivas”, y se dará prioridad a los alumnos de los cursos terminales (6º de primaria, 4º de ESO, 2º de bachillerato y ciclos formativos), en especial con la intención de orientar y acompañar en la transición a la siguiente etapa educativa.
En cuanto a la etapa de educación infantil, entre 1 y 6 años, cualquier centro educativo, público o privado, podrá abrir siempre que cumpla las medidas de seguridad sanitarias, para ofrecer el servicio de acogida a los niños de familias que tienen un trabajo presencial. En realidad, también podrán acoger a otros niños, pero como el número deberá bajar necesariamente, habrá que dar prioridad a aquellas familias que demuestren que tienen un trabajo que no puedan realizar desde casa. “Nosotros tenemos pedido que se otorgue un permiso retribuido a las familias con hijos menores de 6 años, si este permiso llegara el servicio de acogida se dejaría de hacer”, advirtió Bargalló.
Los centros que en estos momentos están en un terreno más ignoto son los de educación especial, que según el plan aprobado por el Ministerio de Educación deberían poder abrir en fase 2. En el documento presentado hoy se dice que será muy difícil que puedan abrir en fase 2 y que se está trabajando en un plan específico para estos centros, no sólo para ahora sino con la vista puesta en septiembre, debido a las “condiciones de vulnerabilidad de su alumnado”. “Seguramente se deberá hacer una propuesta centro por centro y alumno por alumno”, ha apuntado el conseller a preguntas de los periodistas.
Durante el verano los centros deberán continuar abiertos, comentó Bargalló, para facilitar las actividades de ocio que organizan muchas asociaciones y entidades, y que se quiere que este verano sean especialmente exitosas. “Esto ya ocurre con la mayor parte de centros de primaria, donde se organizan casales, y no pasa tanto en los de secundaria, que queremos que también estén disponibles”, ha explicado el conseller.
“Emergencia comunitaria”
Lo que pase este mes de junio es, en el fondo, un pequeño ensayo de lo que tenga que pasar en septiembre, cuando todo el alumnado vuelva a las aulas, ya que, según ha subrayado varias veces el conseller, se prioriza la educación presencial para todos los alumnos. La idea del modelo híbrido, que se apuntó hace unas semanas, parece pues que pierde fuerza o que será una solución muy excepcional cuando no se puedan encontrar espacios adicionales para acoger al alumnado.
“En septiembre comenzará un curso inédito, ahora venimos de una emergencia sanitaria durante la que hemos tenido que reinventar espacios, y en septiembre nos encontraremos con una emergencia educativa”, dijo Bargalló, ya que “tendremos unas medidas de Protección Civil y de Salud Pública que quizás serán las del junio o quizás no serán tan restrictivas, pero existirán”. El principal reto del sistema será encontrar los espacios cercanos a escuelas e institutos (centros cívicos, bibliotecas, salas de entidades privadas, etc.) para poder crear grupos de alumnos más reducidos. S’apel·larà, pues, a la colaboración de toda la sociedad, ya que, en palabras del consejero, “esta emergencia educativa es comunitaria”.
Está prevista la contratación de más profesorado, pero aún no se tiene ninguna idea aproximada sobre la cantidad. Todos los centros educativos deberán elaborar su propio plan de contingencia, con el análisis de los espacios que dispone y del nuevo profesorado que necesita. A principios de junio el Departament enviará a los centros instrucciones y orientaciones para la elaboración de este plan. En todo caso, según aseguró Bargalló, el Departament estará trabajando todo el verano para asegurar esta presencialidad en grupos reducidos. No está tan claro, sin embargo, cómo se puede evitar que la pequeña infancia mantenga las distancias. “Todos hemos visto imágenes de Europa que no nos gustan, tendremos que encontrar la manera”, ha apuntado el conseller.
En cuanto al comedor y al transporte escolar, el plan del Departament contempla que en ningún caso se reabrirán ahora comedores y que sólo en casos excepcionales lo hará el servicio de transporte. En septiembre, en cambio, los comedores funcionarán con toda normalidad, siempre que cumplan los requisitos de seguridad que aún tienen que detallar, y se prevé que haciendo más turnos para garantizar las distancias.
Medidas de seguridad
Tampoco están al 100% definidas, ni por ahora ni en septiembre, las medidas de seguridad que se aplicarán en la reapertura, ya que esto se está negociando con los sindicatos en el marco del plan de riesgos laborales y con la supervisión de las autoridades sanitarias. Hoy por hoy, por ejemplo, no está claro que se piense hacer pruebas a nadie para saber si tiene o ha pasado la enfermedad, “será la autoridad sanitaria quien nos acompañe en cada decisión”, comentó Bargalló. “No hemos podido ir más rápido, pero nuestra voluntad es que todos los elementos de seguridad laboral estén garantizados”, añadió.
Sí hay unas indicaciones muy elementales (no se puede ir al centro con síntomas, o si se ha estado en contacto con alguien que tiene el virus, será necesario que el alumno tenga el carnet de vacunación al día, lavado de manos cada dos horas mínimo, etc.), pero quedan otros interrogantes. Por ejemplo, sobre el uso de las mascarillas, parece que sólo se pedirá para el personal docente y no docente cuando tenga que hacer alguna acción que requiera no poder guardar la distancia de 2 metros de seguridad con otras personas. En las fotografías de otros países europeos que se están viendo estos días el profesorado suele aparecer dando clase con mascarilla, y es por tanto muy posible que ésta sea nuestra cotidianidad durante los próximos meses. En el caso del alumnado, la recomendación es que sólo se use cuando haya dificultades para respetar la distancia de seguridad.
Reacciones sindicales
Las primeras reacciones al Plan presentado por el conseller han llegado de los sindicatos de docentes, y todas con una importante carga crítica. El sindicato mayoritario en el sector público, la Ustec, ha pedido la dimisión del conseller porque “ha renunciado a asumir las competencias y se limita a hacer lo que le han dicho del ministerio”, según su portavoz Josep Font. Para Font, “lo que piensan hacer es muy peligroso, nos piden algo muy complicado, como es abrir y mantener las distancias sin EPIs que nos protejan, ni a nosotros ni a los alumnos, y por lo tanto pedimos la dimisión del conseller y recomendamos a las direcciones que no abran los centros en estas condiciones. Ahora hay que preparar septiembre”.
El resto de sindicatos, sin llegar a pedir la dimisión, sí ha denunciado la falta de diálogo y ha hecho llamamientos para que los docentes denuncien cualquier incumplimiento en las medidas de prevención de riesgos laborales. “Lamentamos que nuestra mano extendida y nuestra visión de clase, lejos por tanto de cualquier corporativismo y plenamente comprometida con la educación como un servicio esencial para el conjunto de la sociedad, haya recibido este desprecio. Parece que habrá que movilizarnos y movilizar al conjunto de las trabajadoras y trabajadores de la educación para combatir esta dinámica de imposición, y volver a la negociación para conseguir un retorno en condiciones por toda la comunidad educativa”, dijo CCOO en un comunicado.


