La empresa que lleva el nombre de Nissan nació hace un siglo en Cádiz. La fábrica fue industria de guerra. También hizo gasógenos durante la autarquía y tractores y camiones durante el ‘desarrollismo’. En su historia se mezclan personajes como Henri Ford, Marcelino Camacho y Juan Echevarria Puig. Un siglo de la historia industrial de Catalunya y España, que muestra la debilidad empresarial local y la precariedad que conlleva la dependencia de las multinacionales.
La empresa industrial que es hoy Nissan nació en Cádiz en 1920, hace, pues, un siglo. Su primer nombre fue Ford Motor Company, y pertenecía al conglomerado de la multinacional americana. Su presidente fue Henri Ford. Parece que la decisión inicial de crear la compañía en la ciudad andaluza se tomó porque los estadounidenses descartaron Barcelona por la agitación sindical de esta ciudad, que un año antes había conseguido las ocho horas de trabajo después de la huelga de la Canadiense .
En 1923 la empresa, que ya se llamaba Ford Motor Iberica, decidió trasladarse a Barcelona. Todo hace pensar que en la decisión pesó el entramado de proveedores y talleres que ofrecía la capital catalana. La fábrica se situó en la Avenida Icària, en Poblenou. En 1935, su producción fue de 7.800 unidades (la mitad camiones y lo demás turismos) y las exportaciones a Portugal, Italia y Marruecos se consolidaron. La filial catalana consiguió ese año el segundo lugar en cuanto a beneficios totales de la firma en Europa.
Fabricante de gasógenos
Durante la guerra civil, la empresa fue considerada industria de guerra. Terminada la contienda retomó la construcción de camiones en base a piezas importadas. Debido a los obstáculos que ponían las autoridades franquistas, se especializó en producir piezas de repuesto para los vehículos de antes de la guerra y a fabricar gasógenos, una aportación tecnológica de la autarquía.
En 1954 Ford, ante las dificultades que ponía el régimen franquista a su producción, decidió irse de España. La empresa pasó a ser de capital español y se llamó Motor Ibérica. Sin embargo la firma mantenía vínculos con la multinacional, por lo que se especializó en producir tractores y tomó como marca Ebro, el principal río español, al igual que en otros países los camiones de Ford llevaban también el nombre del río más importante, como Thames, en Gran Bretaña.
En 1965 una nueva multinacional entró en el capital de Motor Ibérica. Fue Massey Ferguson, constructora de tractores, que tomó el 36% de las acciones. En 1967 la empresa se trasladó a las instalaciones que ocupa actualmente Nissan en la Zona Franca.
En 1979 Nissan compró la participación de Massey Ferguson. Nacía Nissan Motor Ibérica. A partir de ese momento se empezó a emplear tecnología de Nissan y a fabricar productos netamente japoneses, como el Nissan Patrol y la Nissan Vanette. Durante el otoño de 1982, la multinacional japonesa aumentó su participación, del 36% que tenía el 53%.
A partir de 2008 y después de entrar en la órbita de Renault, los vehículos Nissan y los Renault unificaron sus plataformas y complementaron sus motores manteniendo una imagen y estructura diferenciadas. Los productos se comercializaron por separado y Nissan en la práctica se convirtió en una marca complementaria de Renault. Las factorías de Barcelona sustituyeron la fabricación de las Vanette por los Renault Trafic, y sus correspondientes versiones comerciales de Nissan y Opel.
Marcelino Camacho y Juan Echeverria
La historia de Motor Ibérica tiene también su vertiente sindical y humana. Una de las empresas compradas por Motor Iberica los años 60 a raíz de la entrada de Massey Ferguson, fue Perkins Hispania, que fabricaba, bajo licencia, motores de gasóleo en España. En la fábrica de Perkins en Madrid había un tornero que había organizado a muchos de los trabajadores de la planta. Su nombre: Marcelino Camacho. El jefe de personal de la fábrica en Madrid era Juan Echevarria Puig, procedente del sindicalismo universitario falangista y más tarde presidente de Nissan Motor Ibérica. En septiembre de 1976 a raíz de una huelga de trabajadores de Perkins se produjo el despido de 67 operarios, entre ellos Camacho. Unos años más tarde, Diario 16 titulaba una entrevista a Echevarria: «Yo despedí a Camacho», lo que el directivo empresarial afirmó no haber dicho y atribuyó al periodista, Juan Tomás de Salas. Si monte presidió Nissan, Camacho fue secretario general de CCOO.
Y vueltas que da la vida, el hijo de Echeverria, Alejandro Echeverria, fue directivo del Barça durante la década del 2000 formando parte del equipo comandado por el independentista Joan Laporta. Alejandro Echeverria compaginó su responsabilidad en el Barça con ser patrón de la Fundación Francisco Franco. Y paradojas, se atribuye a Echeverria hijo haber neutralizado a los ‘Boixos Nois’.


