En los últimos días, el Departament d’Educació está compartiendo con servicios territoriales, juntas de direcciones, inspección y diversos actores de la comunidad educativa la futura normativa sobre la organización y gestión de los centros del curso 2020/21, es decir, las instrucciones de inicio de curso. Y lo que se informa en estas reuniones, con más o menos fidelidad, va pasando de boca en boca. Las instrucciones se quieren sacar lo antes posible, porque conllevan un montón de novedades que obligarán a los equipos directivos a hacer un sobreesfuerzo organizativo, pero todavía quedan cosas por decidir, mientras que otras decisiones que parecían firmes se van modificando a medida que se consultan nuevas opiniones.

Se prevé que el Departament haga públicas estas instrucciones esta misma semana o, como mucho, la próxima. Lo que viene a continuación, pues, es sólo una aproximación a sus líneas maestras, a partir de las fuentes extraoficiales consultadas por este diario. Se deben tomar, pues, con todas las precauciones.

Presencialidad y desdoblamientos:  La intención es que el curso pueda empezar y acabar presencialmente, lo cual no quiere decir que no se tenga muy claro que en algún momento algún grupo deberá continuar la enseñanza de forma virtual. Se respeta la premisa de los 1,5 metros de distancia que ha fijado el Ministerio de Educación, lo que quiere decir que, teniendo en cuenta la dimensión de las aulas, a grosso modo, de cada dos grupos se crearán tres, por lo que las ratios serán, aproximadamente, de 15 alumnos por grupo en primaria y de 20 en secundaria (más bajas en la educación infantil y las escuelas de educación especial, donde se tendrá que valorar caso por caso en función de sus instalaciones).

Los centros que no dispongan de suficientes espacios tendrán que encontrar otros entre los equipamientos municipales o privados cercanos al centro, y la idea es que sean para todo el curso. Es decir, puede haber grupos que empiecen y terminen el curso en la biblioteca del pueblo. En el caso de los centros de una sola línea, el desdoblamiento se hará por ciclos, de tal manera que, por ejemplo, entre la clase de 3º y la de 4º se crearán tres grupos con una mezcla de alumnos, como ocurre en las escuelas rurales.

Grupos estancos y supresión de especialidades: Para garantizar la trazabilidad de un eventual contagio, la idea de grupo estanco será otra de las constantes del curso. Muchas de las decisiones que deberán tomar las direcciones deberán basarse en este objetivo de mínima mezcla entre alumnos y entre profesores. Esto, por ejemplo, comportará el intento que en secundaria los profesores no cambien tanto como lo hacen actualmente. Es decir, si el de lengua catalana puede hacer también castellano, y a la inversa, o si el de matemáticas puede hacer también ciencias, parece que se intentará que asuman estas otras materias que no tengan que cambiar de grupo. Son decisiones que deberá tomar cada centro en función de su plantilla y de su proyecto educativo.

En el caso de la primaria sí parece decidida la supresión de las especialidades, de tal forma que, por ejemplo, las maestras de educación física o de música asuman grupos como tutoras, y que en el resto de grupos estas materias las asuma cada tutora. Las maestras de educación especial también podrían asumir grupos como tutoras (y por tanto los  alumnos SIEI pasarían a formar parte de un grupo durante el 100% de la jornada, una buena noticia para los defensores de la escuela inclusiva). Parece que el inglés sería la única materia que se mantendría como especialidad, con una docente itinerante entre grupos.

Comedor y patio: Con esta misma idea de minimizar los contactos, los comedores escolares deberán estar operativos desde el primer día, pero se está valorando la posibilidad de que las comidas no se hagan en el comedor sino en la misma aula. Se ha previsto un incremento presupuestario para que las AMPA y las empresas que gestionan comedores puedan contratar más monitores. Los patios también deberán organizarse en turnos para que la coincidencia de alumnos sea la menor posible y se puedan preservar los grupos estancos. Y seguramente se podrá jugar a la pelota, pero habrá que desinfectarla cada vez.

Materiales y metodologías:  Las metodologías que implican la mezcla de alumnos y de espacios, o la participación de actores externos, como las comunidades de aprendizaje, difícilmente se podrán aplicar el próximo curso. Y del mismo modo, en el caso de infantil y primaria cada alumno deberá tener su material individualizado, y las maestras tendrán que desinfectarlo cada día.

Horarios y transporte:  En principio, los horarios serán los mismos de este año. Quien hace jornada intensiva la seguirá haciendo, y quien la hace partida también. A pesar de que algunos sindicatos han insistido en pedir la jornada continuada, también para la primaria, no parece que el Departament estén contemplando esta opción, más allá de los centros que la hacen hace años como plan piloto. Lo que está claro es que los centros deberán organizar las entradas y salidas de forma escalonada para evitar las aglomeraciones. El transporte escolar se mantendrá y en algunos casos se duplicará, teniendo en cuenta que también se deberá preservar la distancia del metro y medio.

Colonias y salidas:  El Departament quiere que esto no sólo no desaparezca de las programaciones, sino que en la medida de lo posible se incremente. Ahora bien, organizarlas será un rompecabezas ya que si participan varios grupos se deberá evitar que se mezclen para que no se pierda nunca la trazabilidad de un eventual brote.

Brecha digital: El Departament tiene el objetivo de no reproducir las grandes diferencias que ha habido este trimestre con respecto a la enseñanza virtual, en función de las características sociofamiliares del alumnado de cada centro. Algunos alumnos han trabajado muchísimo y otros han estado muy desconectados. Por ello, según diversas fuentes, existe la intención de hacer una gran inversión en conectividad para los centros, en dispositivos electrónicos para los alumnos, y en formación digital para los docentes, que ya empezaría este mismo verano. A pesar de la apuesta decidida por la presencialidad, el segundo ciclo de la ESO y el bachillerato tienen bastantes papeletas de  tender hacia el modelo híbrido, es decir, alternar días de enseñanza presencial con otros de enseñanza a distancia.

Plantillas, direcciones y sustituciones:  La gran inversión económica que se espera será, lógicamente, en capital humano. Se prevé la incorporación de miles de nuevos docentes (cifra aún por determinar), para todas las etapas educativas. Y no sólo para desdoblar grupos, y para sustituir los docentes que pertenecen a grupos de riesgo, sino porque también se quiere liberar de carga lectiva a los miembros del equipo directivo (y en especial, al director/a), ya que deberán estar muy centrados en hacer posible una organización tan compleja.

A la vez, otro propósito es que las bajas se puedan sustituir inmediatamente, por lo que los miembros de la dirección tendrán también más disponibilidad para asumir un grupo cuando falte un docente y aún no haya llegado el sustituto. Preocupa especialmente la falta de profesores de algunas especialidades de secundaria, como matemáticas y lengua.

¿Qué pasa si se detecta un positivo?:  El punto más sensible de las instrucciones será el protocolo que se deberá seguir cuando aparezcan síntomas compatibles con la Covid, tanto en alumnos como profesores, y en especial qué hacer si se detecta un positivo. Esta será, seguramente, la parte que tiene que quedar más clara en estas instrucciones para tranquilizar a todos, y la que, por tanto, se supone que se está trabajando con más detalle.

Obviamente, nadie tiene que ir a la escuela en caso de síntomas, pero la intención es que se pueda establecer algún canal de consulta y actuación muy rápida entre los centros educativos y los sanitarios, en especial con la atención primaria, para saber cómo actuar en cada momento y para confirmar o descartar un positivo. También se detallarán el resto de medidas de prevención, como el uso de mascarillas o de mamparas protectoras, si hay que tomar la temperatura o no, las veces que hay que desinfectar los espacios comunes, en especial los aseos, etc.

Profesores y alumnos de riesgo: No está claro qué trabajo se pedirá que hagan los docentes que no podrán trabajar directamente con alumnado porque pertenecen a algún grupo de riesgo. En el caso del alumnado, se deberá valorar cada caso, entre la familia, el centro educativo y el médico de familia. Es posible que tenga que prever un incremento del alumnado que recibe atención educativa domiciliaria.

Virtualidad: Todo lo aprendido estos meses en cuanto a uso de las plataformas de comunicación no se abandonará completamente. Por ejemplo, se aconsejará que, siempre que sea posible, reuniones como las de inicio de curso, o entre tutores y familias, o incluso la de los claustros se puedan hacer virtualmente. Seguramente serán decisiones que tome cada centro.

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