El jueves día 18 la Plataforma de Afectados por la Hipoteca convocó por primera vez a detener un desahucio desde la declaración de estado de alarma por la pandemia de la Covid-19, en el barrio de Collblanc en L’Hospitalet. Avanzando por la calle Mas se oía mucho alboroto -micros, megáfonos y canciones-, pero esto es habitual en las acciones de la PAH. La sorpresa fue llegar a la esquina de la calle Llobregat, donde viven Liliana y su familia, y ver la multitud.
Delia, que es de las veteranas de la PAH de Barcelona, comentaba que hacía muchos años que no veía un desahucio con tanta gente. A diferencia de aquellos años después del 15-M cuando los desahucios eran punto de encuentro de muchas indignaciones, ahora hay muchos colectivos además de la PAH -entonces también había algunos, redes de apoyo mutuo y asambleas de barrio- parando desahucios en varios lugares a la vez. El jueves en cambio, era el desahucio, y acudió gente de muchos colectivos en defensa de la vivienda.
A mí también me llevó lo que tenía de significativo el día. Como que a primera hora de la mañana llovía, mientras pensaba en cómo llegar caminando bajo la lluvia del Raval a Collblanc -con lo del virus evitamos los transportes colectivos-, pensé en el primer escrache, que fue un día significativo para la PAH pasado por agua, pero al final salió el sol.
Salió el sol y no echaron de casa a Liliana y su familia. Van aplazar el desahucio a septiembre, y por lo que decían, es mucho más tiempo que los aplazamientos habituales en Hospitalet, que suelen ser de una semana para la otra. Fue una mañana bonita. Uno de los principales miedos del movimiento era que, saliendo del confinamiento, la gente no estuviera dispuesta a poner el cuerpo para detener los desahucios como hacía desde hace años. No sólo sigue estando dispuesta, sino que tiene muchas ganas.
Por la noche, sin embargo, Sonia hizo un tuit con las fotos que había hecho para eldiario.es y alguien le respondía que no había que olvidar las mascarillas. Las indicaciones de la convocatoria eran claras: mascarilla y distancia. A la hora de la verdad, la distancia era difícil.
El 2 de abril, en una conversación con la Lucía Delgado para la revista Deriva, nos explicaba cómo vivían el confinamiento desde la PAH de Barcelona, con los grupos de Telegram hirviendo: «Somos humanos, somos pasionales y nos gusta relacionarnos, y es importante. Nosotros, además, en nuestras asambleas somos mucho tocarnos, entonces ¡imagínate! Que no nos podamos tocar, esto es una locura, y entonces hay un montón de emoticonos, de vídeos…». ¿Sería posible detener desahucios o, aún más, sería posible la PAH, sin esta proximidad?
Semanas más tarde, moderé otra conversación virtual, en este caso organizada por Energies Comunitàries con algunas de las protagonistas de Retrats de la Barcelona comunitària. Amparo Iturriaga, de la Asociación de Vecinos y Vecinas de Roquetes, estaba muy enfadada porque les acababan de informar que aún no podrían utilizar los locales donde hacen los talleres de costura, cocina y bricolaje del proyecto Més amb menys. Los talleres nacieron como una excusa para red salud en el barrio y son, dice Amparo, «proyectos de acompañamiento, de estar en contacto con la gente», y retomarlos es fundamental para que la gente recupere la autoestima.
«En los equipamientos no sólo se hace gimnasia o se aprende inglés, se hace mucho más que eso, es una cuestión de relacionarnos, compartir, ayudarnos, en definitiva, de no sentirnos solas, de sentir que somos importantes para alguien y nos tienen en cuenta, y tendremos que pelear por ello», dice Amparo. Justamente Delia, que ante el éxito de convocatoria recordaba desahucios de años atrás, me decía unas semanas antes que «la cosa más buena que tiene la PAH es la proximidad, el valorar una persona como tal, con todas sus cosas, porque somos muy diferentes».
Dice Amparo que pasan cosas muy extrañas cuando puedes ir a un bar, a la playa o un centro comercial pero no a los talleres del Més amb menys. El Sindicato de inquilinos se plantea lo mismo. Después de una primera asamblea presencial -esta sí pasada por agua- en la plaza de Catalunya, ahora se encuentran en Sant Antoni, pero bajo estricta vigilancia policial.
MOLT GREU.
1/ Avui denunciem que mentre les terrasses i els centres comercials s'omplen, les persones que donen assessorament a famílies llogateres afectades per la pandèmia són identificades pels Mossos. 😳😡https://t.co/xGiiZiK3pK
— Sindicat de Llogateres i Llogaters (@SindicatLloguer) June 12, 2020
Nacho Quadras, de Radio Nikosia, decía en el debate de Energies Comunitàries que el confinamiento le reafirma en la necesidad del contacto con la gente y el poder hacer cosas que nos realicen. «Muchos de nosotros enfermamos porque nos ha faltado eso», asegura él, que forma parte de esta asociación formada por personas que viven o han vivido con un sufrimiento mental. «Salud es encontrarse el uno con el otro y realizarse como persona».
Ahora que se reivindica la importancia de la distancia física -y se llama distancia social-, detener el desahucio de Liliana fue una explosión de proximidad social. Y no debemos negar la necesidad de protegernos y proteger a la gente que nos rodea ante el virus, pero no puede ser renunciando a esta proximidad. El reto, como me comenta Brigitte Vasallo, que estos días trabaja el tema, es «cómo recuperamos el encuentro físico haciendo que sea un espacio de seguridad para todo el mundo, que es un tema que siempre sobrevuela, pero especialmente en estos momentos».
Decía Nacho que esta pandemia ha hecho más evidente cómo los valores del neoliberalismo y del individualismo son insostenibles. Pero para construir un mundo mejor, un mundo en el que valga la pena vivir, sólo lo podremos hacer desde la proximidad social. Con mucha gente reunida en una esquina de Collblanc para que Liliana y sus hijos no se queden en la calle. Juntos y con la alegría y la energía de Najat y Malika, que no soltaban ni el micro ni el ritmo, para cantar sobre lo que no se entiende: «gente sin casa, y casas sin gente».
La Malika i la @4Sultana4 de @PAH_BCN estan de mestres de cerimònies imparables mantenint el ritme a #LilianaSeQueda pic.twitter.com/YhadZerXjD
— João França (@jotaemi@mastodon.social) (@jotaemi) June 18, 2020
PD: Buscando el enlace he visto que el Pedro, con uno de sus carteles en DinA4, es el protagonista de una de las fotos que hizo Carmen Secanella del primer escrache. Estos días está ingresado a la espera de una operación, pero esto no le impide seguir dando guerra con una hoja de papel, y desde el Lokal nos van informando sobre su estado de salud. Esto, a distancia, también es proximidad social.
Diu en Pere que diumenge el traslladen al Sant Pau i que dilluns a les 8 li faràn el bypass. Salut i ànims per tothom. pic.twitter.com/8nqgoQZlvo
— El Lokal Raval (@el_lokal) June 19, 2020
Este artículo fue publicado originalmente en el blog de João França


