Camil Ros, en su despacho en Rambla del Raval, recibe el Diari del Treball. La entrevista gira en torno a los efectos que la Covid-19 tendrá en la sociedad, el sindicalismo y en la UGT de Catalunya en un momento en que todo apuntaba a que se recuperarían derechos sociales y libertades.
La publicamos justo un día despues que se diera a conocer el registro formal en el Ministerio de Justicia de la petición de indulto para Dolors Bassa.
¿Cómo reaccionasteis en UGT al ver que la sociedad se paralizaba a raíz de la Covid-19?
Evidentemente esta crisis sanitaria y como consecuencia económica, no figura en ningún manual. No nos habíamos encontrado nunca en una situación así. La primera conclusión es que como sociedad somos débiles si no se toman medidas. Ahora ya tenemos algunas páginas del manual escritas y una primera reacción es intentar que el impacto de la pandemia en el mundo del trabajo sea lo más pequeño posible.
Uno de los aspectos menos conocidos de lo que ocurrió con el Estado de alarma es como os pusisteis a trabajar los sindicatos, en un trabajo oscuro, destinada a proteger a los trabajadores de la situación que se acercaba. Hubo un gran despliegue de acción por vía telemática, en una batalla que la gente quizás no conoce.
Desde el primer momento hicimos varias cosas. Una fue apostar por la seguridad en el trabajo. Dijimos que si no había equipos de protección individual (EPI) y si no había las condiciones de seguridad, no se podía continuar la actividad económica. Y luego sacar adelante los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Primero, hacer que el gobierno les aprobara, ya que al inicio hubo momentos de dudas. Y luego hubo la gestión de los ERTE, centro de trabajo a centro de trabajo. Tuvimos que fijar cuáles eran servicios esenciales de los que no lo eran…
Una gestión sindical un poco atípica, en confinamiento…
Creo que todo es un ejemplo de la validez del sindicalismo. En un momento de crisis se debe responder. Al final es en los momentos difíciles cuando se demuestra si eres útil. Había dos posiciones posibles: quedarse confinado y callar o actuar.
Decidimos poner las nuevas tecnologías al servicio del sindicalismo, pero tan importante como esto fue poner al servicio de la sociedad la experiencia de muchos años de gestión de los conflictos. Y en ese momento la UGT intentó ser un elemento de solución de problemas más que un elemento de creación de tensiones.
Una crítica clásica al sindicalismo es que sólo mira por sus afiliados. Pero por lo que tengo entendido durante el proceso del confinamiento nunca pedisteis el carnet a nadie para defenderlo y asesorarle. ¿Cree que de ello la sociedad es consciente?
Nosotros queremos tener cuanto afiliados mejor, pero nosotros es verdad que nunca preguntamos si están afiliados cuando se nos pide ayuda. Como sindicato nosotros estamos para defender al conjunto de la gente que trabaja y también a la gente que está en paro. Porque al mismo tiempo que defendíamos los puestos de trabajo fuimos los primeros en defender que tenía que haber un ingreso mínimo vital para la gente que perdía el trabajo. Y debemos decir que el Ingreso Mínimo Vital ha llegado tarde y mal pero acabó llegando.
Al final esta crisis tiene tres elementos. Uno, los ERTE, para evitar que se destruyan puestos de trabajo. El segundo, los créditos ICO y otras figuras similares, para que las empresas aguanten la tesorería, y el tercero, que la gente que puede haber quedado colgada tenga un ingreso mínimo para llegar a fin de mes. En esta trilogía de salvar vidas y salvar trabajo es en la que nos movimos y donde nos seguimos moviendo ahora.
La idea es que esta vez la crisis no la pagamos nosotros, los trabajadores, como pagamos la anterior.

Al hilo de esto, como piensa que saldrá de la crisis la clase trabajadora y, por supuesto, la UGT de Catalunya. ¿Saldrán reforzadas o perderán una nueva sábana en esta colada?
El sindicalismo debe salir más fortalecido. También debe saber estar a la altura de la crisis económica que viene. Pero aquí, la gestión de la crisis económica, cuando superemos la parte sanitaria, debe suponer que nos plantemos cuando nos vengan con rollos de que se han de recortar presupuestos, lo que ya no dejamos pasar a la anterior crisis, y menos lo dejaremos pasar en esta nueva que se acerca.
En la anterior crisis había la duda de si controlando el déficit y recortando saldríamos mejor económica y socialmente, y el resultado ha sido que no. Por lo tanto, para nosotros es evidente que una política de recortes de los gobiernos a los presupuestos de 2021 sería perjudicial. Hemos, pues, de encontrar el equilibrio entre inyectar dinero porque en algunos casos no frene la actividad económica y también, aportar fondos para impulsar la actividad. En el fondo son las recetas keynesianas adaptadas a las nuevas realidades.
Y si no se hace lo que decís, ¿qué pasará?
La otra opción está demostrado que implica más crisis.
¿No entiende como una cierta ironía que cuando el gobierno de España llega una coalición progresista, en lugar de sacar adelante medidas transformadoras, su tarea principal deba ser poner parches para evitar perjuicios fruto de la crisis sanitaria?
Recuerdo que preparando la estrategia para el 1 de mayo, que celebramos confinados pero con plena reivindicación, me venía un ‘flash’ en la memoria. Ese día debía ser la celebración de la derogación de la reforma laboral, y no lo fue por el ‘puto’ bicho. Para nosotros era entrar en un proceso que no era satisfactorio al 100%, pero en el que podíamos empezar a recuperar derechos como la prohibición de las empresas multiservicio, la prioridad aplicativa del convenio de empresa, estas cuestiones que empezaban a abrir un camino… Habíamos conseguido el año anterior el incremento del salario mínimo, hasta 900 euros, que decimos que deben ser más, hacia los 1.000 o los 1.200, quiero decir que estábamos en un proceso que ha quedado frenado. Y el mensaje es muy claro. Todo esto debe volver a la agenda. Diré más, para alcanzar una salida justa a la crisis hay que hacer reformas importantes, y esto no quiere decir recortes: se han de derogar las reformas laborales.
Derogar la reforma laboral tiene costes económicos, pero derogar la ley mordaza no tiene, que se sepa, ¿por que no se llevan adelante, al menos estos cambios sobre libertades públicas?
Veamos, hay mayoría en el Congreso para derogar las reformas laborales. Hay mayoría para derogar la ley mordaza, hay mayoría para derogar el artículo 315 del código penal que permite aprisionar sindicalistas, el tema es, ¿por qué no se han puesto?
Es cierto que el gobierno sólo es efectivo desde enero, pero los proyectos de ley para la derogación podían eliminar algunas cosas directamente, otros quizás había que modificarlas y había un texto alternativo. Bueno, yo creo que los gobiernos tienen que poner las pilas, y derogar la ley mordaza o el artículo 315 del código penal se puede hacer con la actividad parlamentaria normal. Por tanto, en derechos sociales y derechos democráticos no estamos avanzando lo que teníamos que avanzar.
El gobierno central se lo pone difícil, porque por un lado debe empujar y por otro no te puedes arriesgar a tumbarlo, que es lo que querría la derecha?
Nosotros no estamos para poner ni para quitar gobiernos. Nosotros estamos para que los gobiernos hagan las políticas que son mejores para la sociedad. La aritmética política hace que este gobierno sea difícil de tumbar por la derecha, porque no suma. Este escenario nos debe permitir presionar al gobierno sin que se nos diga que lo podemos hacer caer. Lo que debe hacer el gobierno es ponerse las pilas. Nosotros los colores de los gobiernos los medimos por las leyes y las políticas que hacen y no por las siglas que tienen, porque las siglas a veces no corresponden con las políticas.

Volvemos a Catalunya, me ha llamado la atención que las patronales hayan apuntado a recibir ayudas y apoyos, como ERTE o créditos baratos y cuando nos dicen que hay que colaborar aportando más, se nieguen en redondo.
Las patronales son unas tramposas y al final llegas a la conclusión de que sólo miran por ellas. Montaron en cólera contra el permiso retribuido para el confinamiento total. Al mismo tiempo, quieren ICOs, quieren ayudas públicas y quieren pagar menos impuestos. Yo creo que estos de las patronales tienen estudios… pero parece que no hayan aprendido ni la tabla de multiplicar. El discurso de las patronales cada vez es más ‘cansino’ y se ve que se quieren implicar muy poco en una salida justa y equilibrada de esta crisis.
¿Cómo piensa afrontar internamente UGT la nueva situación, supondrá cambios organizativos?
El sindicalismo ha afrontado bien la crisis de la Covid. Tal vez la nueva situación acelera cosas que teníamos previsto aplicar. Debemos mantener nuestra estructura tradicional y tener la capacidad de que esta estructura se adapte a nuevas realidades. Esto es evidente que acelera el proceso de digitalización de la estructura sindical, por lo tanto se tendrá que hacer. Ahora bien, puedo afirmar que estamos más preparados para la nueva realidad de lo que pensábamos. Sin creo que no podemos pasar ahora a hacerlo todo telemáticamente. Ciertas actividades presenciales se deben seguir manteniendo. Es importante en la confrontación, la negociación, incluso en el conflicto, ver la cara de la gente reaccionando a una propuesta. Esto es muy importante, y a través de una pantalla estas cosas no se pueden hacer. En síntesis, debemos estar preparados, porque hasta que no haya vacuna el ‘bicho’ nos puede sorprender. Y, al mismo tiempo, incorporar lo bueno del proceso de digitalización para que en ciertos momentos en decisiones internas se pueda adaptar a la realidad. Pero sobre todo, no nos podemos aislar como sociedad.
¿Cómo valora en el ámbito laboral la actuación del gobierno de la Generalitat?
Tengo una sensación, y lo digo por los dos gobiernos. Los primeros quince días o tres semanas de la crisis de la pandemia los gobiernos reaccionaron bien ante la gravedad y la urgencia. Pero, en la medida que la covid ha bajado en su intensidad, los gobiernos han vuelto a la vieja política. Ahora parece que se prioriza mediáticamente la confrontación, entre gobiernos, y en eso que ha sido más incisivo ha sido el gobierno de Cataluña hacia el del Estado que al revés. Ahora estamos en un momento en que no hemos salido de la situación excepcional pero parece que ya ha sido superada.
En el caso de la Generalitat, lo que aflora es que necesitamos elecciones. Antes de la Covid la legislatura estaba agotaba y debía haber presupuestos y después convocar elecciones. Repito, creo que la legislatura está agotada. Cuando ves ciertas actuaciones políticas de la Generalitat ves que este gobierno necesita elecciones. Se deberán hacer con los mecanismos que sea necesario, según si hay rebrotes o no, pero creo que hay que ir a las urnas.
UGT es un sindicato fuerte en el sector del automóvil de Catalunya. ¿Cómo debería gestionar la crisis de Nissan que, recordemos, amenaza el conjunto de empresas de este ámbito en el país?
En Catalunya tenemos Nissan y Seat y a 300 kilómetros tenemos Opel y Ford. Estamos en la puerta del sur de Europa. Y en un punto estratégico y territorial aparte de tener empresas que construyen, tenemos también empresas auxiliares, para que el sector de la automoción, a diferencia de otros, necesita de la proximidad con la producción. Este es un valor positivo. En consecuencia hay una política industrial.
¿Lo puede explicar un poco más, esto?
El anuncio del cierre de Nissan es el fracaso de las políticas industriales que se han aplicado tanto en Catalunya como en el Estado. Mientras Nissan nos decía que cerraba, en Francia daban 7.000 millones para la industria del automóvil y esta es una clave importante. Aquí no se ha hecho política industrial y esto nos ha llevado al fracaso. Pero déjeme decirle una cosa: cuando se hizo el anuncio por Nissan había mucha gente que la daba por cerrada, mientras que nosotros dijimos a los dos gobiernos: lo que necesita hacer es apoyar la estrategia sindical y al mantenimiento de la actividad económica e industrial.
Yo creo que ahora la decisión de Nissan no es la misma que cuando comunicaron que cerraban. Hay cosas que se están moviendo. Por lo tanto, si hay presión y negociación se puede revertir total o parcialmente la decisión de cerrar. Pero al mismo tiempo esto debe ir acompañado por medidas industriales.
Fíjese, hace unos días Seat anunció una inversión de 5.000 millones, pero hay que escuchar las declaraciones que hicieron sus responsables, dijeron: necesitamos que se haga el proceso de electrificación, que se instalen puestos de recarga, porque el automóvil eléctrico normalice su situación, porque, de lo contrario, como se puede producir coches eléctricos si no se pueden vender coches eléctricos, y hay que entender este mensaje.
Si no se hacen políticas industriales y se ayuda a la reconversión, el sector no se saldrá adelante. Y hay que pensar que habrá dos líneas de producción durante mucho tiempo, por un lado la eléctrica, que nunca será el 100% de la producción y por la otra basada en la conectividad.
Nissan no es también el paradigma de la falta de compromiso del capital local en la industria, sólo hay que recordar que Francia tiene marcas de coches propias, Italia también, mientras que España no tiene voz ni voto en la producción de automóviles.
Los otros países de Europa tienen sectores estratégicos, los cuidan, los miman, e invierten. Y aquí no. Esto es una muestra del fracaso de las políticas industriales. Pero en el caso de Nissan, además, hay responsabilidades públicas. Por ejemplo, la empresa está pagando un alquiler muy barato por unos terrenos estratégicos, cerca del puerto y con todos los servicios y cuando esta gente, que ha recibido en este sentido durante muchos años una subvención pública indirecta, dice que marcha y parece que no tiene que pasar nada, una nueva prueba de que las políticas industriales o no están o sirven para nada. ¿Recordáis cuando la Generalitat apostaba por dar un puñado de millones para la nueva planta de pinturas de Nissan y nosotros decíamos que si no había garantía de que se harían más coches en Barcelona, no tenía sentido esta inversión?
¿Y cuáles serían para UGT los sectores estratégicos por los que reclama que se apueste?
Para nosotros hay dos ámbitos muy claros: la automoción y la industria agroalimentaria, para nosotros son prioritarios. Se debe apostar por estos sectores del Estado de bienestar. Esta decisión no se ha querido hacer nunca. Cuando vemos que la conselleria de Empresa que nos presenta un nuevo pacto por la industria, y decimos, ¿por qué? Si no ha servido de nada el pacto para la industria! Nosotros estamos muy quemados con las políticas públicas. Nosotros tenemos que hacer un sindicalismo de contrapoder. Si estamos en órganos tripartitos es para que se modifiquen cosas, si no se puede hacer, allá ellos.
¿Os gustaría, de cara al próximo congreso, que la consellera Bassa, militante de la UGT pudiera asumir alguna responsabilidad? Siempre que legalmente sea posible, claro
Nuestra prioridad sobre la Dolores es que pueda salir en libertad, por eso hemos iniciado su petición de indulto. Creo que también es su prioridad. Cuando podemos hablar con ella lo que creo es que debemos darle calor y decirle que las puertas de la UGT están abiertas para ella y sabemos que ella tampoco las ha cerrado. Pero, personalmente, creo que ella lo que necesita cuando salga es disfrutar de la vida.


