Il·lustració d’Eugènia Trallero

Tras meses de confinamiento, estrictas medidas de protección y distanciamiento, nos prometieron que llegaría la nueva normalidad. Pero no ha llegado tal cosa, más bien estamos ante una nueva antigüedad en la que reina el agotamiento y la apatía, producidas seguramente por las injusticias que, aunque ya existían antes de la pandemia, ahora las vemos más claras.

En esta no nueva normalidad no nos tapamos ojos y oídos, sino que nos cubrimos la cara con una mascarilla, que no nos deja ver más allá del virus y los rebrotes, mientras que los asesinatos machistas, los abusos policiales y la crisis de los refugiados siguen mostrando su faceta más cruel. Parece que la energía para sobrevivir en estas condiciones, sumadas a las circunstancias personales de la mayoría de la población, se está apagando poco a poco.

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