La repentina dimisión de Mònica Terribas del matinal de Catalunya Ràdio perjudicará en primer lugar la emisora, en términos de audiencia y también de imagen de unos medios públicos que, por mucho que los informes del Consell Audiovisual de Catalunya (CAC) construyan relatos exculpatorios, son cada vez más cuestionados por su instrumentalización gubernamental y por la inoperancia en la gestión de un Consell de Govern en descomposición y que ha perdido hace tiempo su legitimidad.
Ya sea por un combate de egos, se trate de una venganza o de una conspiración política contra la cuota de ERC en la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), esta lucha de tronos tiene más de pasional que de florentina y Terribas ha hecho tanto ruido como ha podido. Lo ha hecho un poco al estilo del Ned Flanders, Los Simpson: “Aquí hay una cosita que chirría un poquito”. Lenguaje para iniciados. Menos mal que en la sesión de control de la CCMA, los diputados Francesc Dalmases y Eduard Pujol lo tradujeron ‘clar i català’: “Saül Gordillo grinyola (chirría)”. El director hace chirriar la máquina.
¡Caramba, que sencillo!, pensaría Núria Llorach: Pues sacamos al director y la máquina (¿qué máquina?) ya no grinyolarà. La vicepresidenta, que lleva en funciones de presidenta cuatro años sin que el Parlament la haya votado, ha sido siempre muy disciplinada en todos los cargos en los que Convergència y sus descendientes lo han ido colocando a lo largo de toda su carrera, así que convocó los restos del naufragio del Consell de Govern (los cuatro consejeros que mantienen la silla con mandato caducado desde hace años), llamó a capítulo a Gordillo, suponemos que le reprendió y también lo acusó de hacer chirriar Catalunya Ràdio. Y pidió una votación para e charlo a la calle. La perdió, mejor dicho, la empató y no prosperó, luego hizo volar coloms sobre cómo se deberían elegir los directores en el futuro y en eso todos estuvieron de acuerdo.
¿Una operación política o un guiñol? Todo esto sucedía la semana siguiente a que hipotéticas fechas sobre las próximas elecciones catalanas empezaran a circular por las redacciones. Si miramos unos años atrás, podríamos tener la tentación de establecer paralelismos con la situación que se vivió pocos meses antes de las elecciones del 2010, también en un marco de inestabilidad en la CCMA -después de haber intentado la aplicación de la nueva ley aprobada por el Parlament-, cuando la marcha repentina de Albert Sáez de la dirección de la Corporación abrió una guerra por su control entre CDC y ERC, que acabaría con las esperanzas de liberarla del control gubernamental y, a la larga, con la misma Ley.
En estos momentos, los cargos de influencia en la CCMA están repartidos entre los dos partidos del Gobierno, por lo que Saül Gordillo, forma parte de la cuota de ERC, así como el director de informativos de Catalunya Ràdio, Francesc Cano, de larga trayectoria profesional en la empresa, tiene profundas raíces en el mundo convergente. El cese de Gordillo, pues, podría conllevar la ruptura de un equilibrio que comprende también los mismos cargos en ejercicio en TV3 y provocar una nueva fisura en la ya de por sí tensa relación entre los partidos de gobierno. ¿Pero, es este el objetivo? ¿Sale a cuenta?
Núria Llorach fue muy rápida a pedir el cese de Gordillo, pero no hay que olvidar que tienen cuentas pendientes: con la justicia y entre ellos. Ambos están procesados por desobediencia en relación con los spots publicitarios del referéndum del 1 de Octubre, y ante el juzgado han intentado darse la culpa el uno al otro en diferentes ocasiones. Colombo, probablemente, vería aquí el móvil de una venganza.
¿Pero qué pasó entre Saül Gordillo y Mònica Terribas para provocar una ruptura tan teatral de un día para otro? Según se ha dicho, el nuevo contrato estaba firmado, aceptando las condiciones reclamadas por Terribas; el tema económico estaba resuelto y la autonomía editorial del programa, mal que bien, consensuada. ¿Entonces? Gordillo tiene un carácter sanguíneo y Terribas tiene una altísima consideración de sí misma. ¿Las cosas se salieron de madre ?, ¿gritos; golpes en la mesa; palabras no contenidas a tiempo? ¿Como en los culebrones de la tele?
O tenemos que ver un propósito y hacer caso a quienes especulan en que Terribas podría dar el salto a la política o que simplemente se le ha hecho pequeño el mañana de la Ràdio. Quizás el mercado decidirá.
Paradójicamente, siempre se ha visto a Mónica Terribas como una persona cercana a las tesis de ERC, aunque Artur Mas la consideraba una chica un poco rebelde pero de los suyos, y de hecho, en momentos muy críticos de su mandato como los tremendos recortes en la sanidad pública; el 15-M; el asalto al Parlament… era Terribas quien dirigía TV3 y, ahora, han sido los diputados de JuntsXCat los que han salido valerosamente a defenderla de las (de momento, desconocidas) ofensas infringidas por Saül Gordillo, este brutote que debería ser castigado, porque así Catalunya Ràdio no chirríe más.


