Il·lustració: Eugènia Trallero

Comprar un tomate, una fresa, una manzana… este hecho tan cotidiano para cualquier ciudadano europeo esconde una violencia igual de cotidiana para miles de temporeros y temporeras. Injusticias y vulneración de derechos que van desde salarios de miseria a tener que vivir en la calle, pasando, incluso, por violencias y abusos sexuales.

Todo esto es lo que hay detrás de un solo tomate cultivado en Marruecos, aderezado con la connivencia de gobiernos que hacia otro lado, mientras firman tratados de libre comercio internacionales y se llenan la boca hablando de derechos y libertades. Al igual que los consumidores nos llenamos la boca con los frutos cultivados con tantas vidas truncadas.

Como sociedad nos corresponde estar informados para poder actuar con justicia en nuestras acciones cotidianas: ¿Cuál sería la situación de los temporeros y temporeras si nosotros no compráramos tomates y frutos cultivados en estas condiciones? ¿Cambiaría algo si estos tomates no estuvieran cultivados en Marruecos y sí en España? Hasta que no empecemos a reaccionar, no lo sabremos. Lo que es seguro es que no podemos mirar hacia otro lado.
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