Cuando acabé de escribir el ensayo Fundido a negro. la gloria y el infierno de una generación, dediqué una mañana a vagar sin rumbo ni motivo por el inmenso universo de YouTube. Era un simple pasatiempos, un deambular digital que no tengo por costumbre, pero que, lo reconozco, durante las largas semanas de encierro en casa he practicado de vez en cuando.

Aquel mediodía me encontré con una versión impagable de Camino Soria, el clásico de Gabinete Caligari, interpretado por el dueto Jaime Urrutia/Eva Amaral en el escenario del castizo Joy Eslava. Para mí, es una de las grandes canciones de la época de la movida madrileña. Envié el enlace a mi hija Teresa (1982, periodista dedicada a la comunicación cultural) y me respondió que había estado todo el día con la canción enganchada en los labios, y que “la música de vuestra generación pasará a la historia, y la de la mía no por el derrumbe de la industria y la rapidez en quemar ídolos de las redes sociales”. Copié aquella frase y el enlace, y los envié a algunos amigos de mi quinta. Todos estuvieron entusiasmados en volver a escuchar aquel tema que ya empezaba a perderse en la memoria colectiva. Fue en 1987 cuando lo publicaron, teníamos 20 y pico.

Lee la crónica completa en París/BCN

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