Los convenios y contratos de prácticas son un paso que toda persona joven debe seguir a fin de incorporarse al mundo laboral. El Consell Nacional de la Joventut de Catalunya (CNJC) denuncia que, lejos de garantizar la emancipación juvenil, la gran mayoría de prácticas existentes hoy en día perpetúan la situación de precariedad y vulnerabilidad de las personas jóvenes.

Júlia, que estudió educación social, es una de las personas que ha querido participar de la campaña BecariasPrecarias que ha lanzado el CNJC. Justo vio que esta nacía a través de las redes cuando acababa un periodo de prácticas que consistía “en ir allí, hacer algo, pasar la mañana y ya está”. Añade que en ningún momento vio un trasfondo pedagógico. En este vídeo explica de manera más exhaustiva su experiencia: horas gratis, cubriendo a menudo una plaza estructural y siendo el comodín para todos. Además, Júlia apunta que dado que los jóvenes suelen tener trabajos precarios, las prácticas las acabas alargando entre uno o dos años para poder estudiar, hacer las prácticas y también tener tiempo para trabajar y sostener las dos actividades anteriores.

#BecàriesPrecàries

A través de un buzón virtual, la plataforma de entidades juveniles recogió en 2019 varias experiencias para poder hacer una radiografía de la situación actual. Según los resultados obtenidos, buena parte de las personas que han respondido acceden a las prácticas a través de la universidad, mediante un convenio de prácticas, en muchos casos curriculares, y por tanto, pagando el coste de los créditos universitarios como una asignatura más. La mayoría lo compaginan con estudios y otros trabajos, y además, buena parte realizan más de un período de prácticas. Entre las principales malas praxis detectadas a partir del buzón destacan una tutorización insuficiente o en muchos casos nula, impago o incumplimiento del convenio, el alargamiento irregular del periodo de prácticas, la realización de tareas estructurales y administrativas que suplen puestos de trabajo y el ofrecimiento irregular de continuidad, a partir de pagos en negro o contratos como falsos autónomos. Además las estudiantes remarcan una falta clara de proyecto formativo detrás los convenios y contratos de prácticas, así como el uso de esta figura legal para evitar nuevas contrataciones laborales y así abaratar los costes de las empresas.

El CNJC asegura que este panorama agudiza una situación de precariedad en la que ya se encuentra buena parte de la población joven, provocando un encadenamiento consecutivo de períodos de prácticas en muchos de ellos, un estancamiento en la no cotización a la Seguridad Social, un aprendizaje nulo o limitado y una sobrecualificación de muchas jóvenes con estudios superiores. Este mapa dibuja un escenario en el que la juventud se ve falto de derechos laborales, y repercute negativamente en la inserción laboral de las personas jóvenes, que a la vez impide su emancipación.

Una dificultad añadida que señalan desde la entidad es la falta de datos al respecto. Denuncian como hoy en día es imposible saber cuántas personas jóvenes se encuentran en esta situación y en qué condiciones se encuentran. Por este motivo reclaman al gobierno de la Generalitat la implementación de un registro único de todos los convenios y contratos de prácticas, con el fin de unificar en una sola base de datos pública toda la información sobre las becas. Además, la inexistencia de este registro único imposibilita que, en casos de excepcionalidad como con la pandemia del Covid-19, durante el cual la mayoría de convenios y contratos de prácticas han quedado suspendidos, no se haya podido llevar a cabo un estudio a nivel cuantitativo de cómo ha afectado el confinamiento a aquellas estudiantes en prácticas.

A parte, la plataforma de entidades juveniles también exige a las universidades y centros formativos de FP que velen para que todas las prácticas sean remuneradas dignamente, que los horarios de clases y de las prácticas sean flexibles y compaginables con el resto de actividades laborales y formativas de la juventud, un seguimiento y tutorización adecuadas, la oferta de un número de prácticas adecuadas a los estudios cursados ​​para todo el estudiantado y asegurar la existencia de un proyecto formativo.

En este sentido, Júlia apunta que las prácticas te dan un bagaje y un conocimiento de lo que quieres hacer en un futuro laboralmente hablando. “Son útiles pero se debe hacer un reformulamiento de las prácticas y del acompañamiento desde la universidad para que no pasen estas cosas”, señala. Y es que para ella, “hay que reformular el concepto ‘viene gente de prácticas”. Cree que hay que tomar gente de prácticas para “enseñar, acompañar, guiar, cuestionar cosas también del centro, no por tener una persona de más que ayude o haga las cosas que hacen más pereza”.

El contrato en prácticas no promueve la estabilidad en la empresa

Paralelamente a la campaña del CNJC, la Fundación ISEAK publicaba su estudio “El contrato en prácticas: crónica de un fracaso no anunciado”. Este estudio demuestra que no se han cumplido los objetivos para los que el contrato en prácticas fue creado: actuar como palanca de entrada al mercado laboral y favorecer la contratación estable de las personas jóvenes.

El informe documenta que el 73% de las personas que firman un contrato en prácticas ya han trabajado anteriormente, con una experiencia laboral de un año y medio al firmar el contrato. Además, un 10% de ellas ya habían trabajado en la misma empresa donde posteriormente realizaron las prácticas. Otro dato que destaca el documento es que la mitad de los contratos en prácticas no llega al final.

Sara de la Rica, Lucía Gorjón y Imanol Lizarraga, autores del informe, encuentran que una persona joven tiene menos probabilidad de permanecer en la empresa que una persona similar con un contrato temporal estándar de más de 3 meses. Además, para quienes se quedan en la empresa, su probabilidad de firmar un contrato indefinido es notablemente inferior si provienen de un contrato en prácticas que si lo hacen de un temporal.

El único resultado positivo que encuentra el estudio es que para los que se cambian de empresa, la probabilidad de obtener un contrato indefinido es superior si proviene de un contrato en prácticas frente a un temporal.

De acuerdo con los resultados, la fundación ISEAK propone eliminar el contrato en prácticas y sustituirlo por un contrato indefinido con un periodo de prueba de 6 meses en el que se bonifique la formación de las personas trabajadoras más jóvenes.

Share.
Leave A Reply