El verano es sinónimo de tranquilidad, vacaciones, montaña, playa, relax, familia, tomar aire. Tradicionalmente, la mejor época del año para disfrutar tras un agotador año de trabajo, colegios, dolores de cabeza y preocupaciones. Llega el verano y se para el mundo, durante unos fugaces días de vacaciones, no existen los problemas, las deudas, los dolores de cabeza… Ya volveremos a la cruda realidad cuando pasen las benditas vacaciones.
Pero ¿qué pasa cuando hay una parte de Matrix que no quiere que te relajes ni en verano? Pues empiezan las historias de terror, las fábulas y las leyendas urbanas. Y qué mejor para ello que inventar monstruos para convertir el descanso en desasosiego. Monstruos clásicos como los peces gigantes asesinos en los ríos, bestias prehistóricas en los lagos sin fondo, cocodrilos en las alcantarillas, las meigas de Blair, las abducciones con sondas anales, la chica de la curva, duendes, orcos, Gremlins, trolls del bosque profundo y los malditos ocupas que están esperando que vayas a la playa o a comprar el pan para quitarte tu casa.
El listado de mitos y leyendas es larguísimo. Muchos, donde antes reinaba el terror, se han convertido en películas de animación o en una atracción turística más, porque nada ni nadie nos va a fastidiar las vacaciones. Total, son cuentos chinos o historias de campamentos para asustar a los niños, aunque salgan en algunos programas de televisión, ciertos medios escritos o encontremos historias de todo tipo en la red. Cogemos nuestra mejor cámara y vamos en búsqueda de aventuras.
Las fake news clásicas no funcionan. Hay que renovar y que el miedo entre en tu casa. En este contexto, llegó ese mal que azota a todos los hogares, los okupas, ahora sí y con K para que parezca más aterrador
Esto es un problema, las fake news clásicas no funcionan. Hay que renovar y que el miedo entre en tu casa. En este contexto, llegó ese mal que azota a todos los hogares, los okupas, ahora sí y con K para que parezca más aterrador.
Voy a hacer un inciso antes de entrar en materia, porque detrás de cada historia, real o ficticia, hay un origen, como que te pique una araña radioactiva o que te desahucien por quedarte sin trabajo.
Inciso
La ocupación ha sido, desde sus inicios a mediados de los 60, y es una opción como solución al problema habitacional de la ciudadanía, pero además ha tenido siempre un potente contenido político y cultural. El paso del tiempo ha logrado legitimar, ante una ciudadanía que inicialmente pudo mirar con recelo, a este movimiento ciudadano que ha significado una clara respuesta a la especulación de la vivienda y ha propuesto una opción de vida políticamente consciente, participativa, autogestionada, creativa, sin dependencia de las jerarquías establecidas y fuera de las dinámicas del sistema capitalista.
Dos reflejos de un mismo espectro, diferenciados por una simple letra, pero que sin embargo logran un mismo fin: hacer posible lo necesario. Por un lado, tenemos la ocupación de toda la vida: personas sin recursos que ocupan una casa abandonada para poder vivir, intentando ser invisibles para evitar el desalojo. Por otro lado, tenemos la okupación desde finales de los 70. Jóvenes que okupan una casa o espacio abandonado para protestar contra la especulación y cómo forma de acción directa por el derecho a una vivienda digna. Hacer pública la okupación es parte fundamental para difundir la lucha, viven de forma comunitaria y suelen montar centros sociales donde realizar actividades para el vecindario.
Los ocupas son personas sin recursos que ocupan una casa abandonada para poder vivir, intentando ser invisibles. Por otro lado, los okupas son jóvenes que okupan un espacio para protestar contra la especulación. Hacer pública la okupación es fundamental
Estalla la crisis económica de 2008, el paro se dispara alcanzando cifras de casi el 26% en 2013. Desde entonces más de 1.020.000 familias son desahuciadas por no poder afrontar el pago de la hipoteca o el alquiler. Se rescata a la banca con 65.725 millones de euros de dinero público sin ningún tipo de contraprestación social, mientras va acumulando pisos vacíos hasta llegar a la cifra de 3 millones y medio.
La PAH impulsa su Obra Social para recuperar –ocupar, pero sin c ni k– dichos pisos vacíos y dar respuesta a las familias desahuciadas, recuperando también la función social de la vivienda y la esperanza de la gente que han visto cómo les arrebatan su hogar. Actualmente casi el 70% de los desahucios – unos 10.000 en el primer trimestre de 2020 – son por impago de alquiler.
La PAH impulsa leyes autonómicas para forzar a movilizar los pisos vacíos de la banca para alquileres sociales. Fórmula rápida y efectiva para dar respuestas a la emergencia y falta de vivienda pública. En Catalunya incluso se logra un decreto para que las familias desahuciadas que antes del 23 de junio de 2019 hayan recuperado un piso de un banco o fondo buitre, tengan obligatoriamente un alquiler social en base a sus ingresos.
La derecha, lejos de ofrecer alguna solución a esta situación, se dedica a vender vivienda pública allá donde gobierna, a proteger el sistema capitalista y a intentar acabar con estas leyes que ponen por delante a las familias y responsabilizan a los culpables de la especulación a dar respuesta a precios asequibles.
Fin del inciso
Volvamos a los mitos y leyendas de cada verano. Obviamente a nadie le gusta que nos toquen lo nuestro, aquello que con tanto trabajo y esfuerzo conseguimos. ¿Qué nos puede aterrar más que nos ocupen nuestra casa o aquella que tenemos para vacaciones y fines de semana? Aquí entran las campañas mediáticas orquestadas por la derecha cada año por estas fechas que, de entrada son todo un repunte de ingresos para las compañías de seguridad.
Lo que nos venden y la realidad son cosas bien distintas. Vamos a ver más allá de algunos artículos de Matías Prats, Espejo Público, alcaldes del PP o voceros de Vox.
La realidad es que solo el 0,34% del total de las viviendas de todo el estado están ocupadas. De estas solo el 0,02% son de particulares como tú o como yo. Bueno yo no, que lo fuí pero estoy en proceso de ejecución hipotecaria para que se la quede Blackstone, aunque esa es otra historia que también tiene origen y falta un final.
Realidad es que también, ante cualquier situación de crisis siempre hay mafias que se lucran de las miserias ajenas, bien sean las plataformas Desokupa y sus vinculaciones neonazis. Bien sean las mafias que se alimentan de la desesperación para abrir puertas, y estos si que no miran de quién es la propiedad, importandoles muy poco si es un banco, un buitre o un particular como tu o como yo. Si esta vez si, como yo, que también salgo a comprar el pan y de vez en cuando cojo el bus para ir a la playa.
La realidad es que solo el 0,34% del total de las viviendas de todo el estado están ocupadas. De estas solo el 0,02% son de particulares como tú o como yo
Volviendo a la cifras, queda claro que lo que la derecha y sus medios afines nos quieren vender como la gran invasión de los okupas mutantes, no es más que un problema residual que no justifica tanto despliegue de medios. En estos tiempos en los que cada vez tenemos menos pan, siempre será mejor un buen circo que desvíe la atención. Podrían hablar que frente a ese 0,34% de vivienda ocupada, hay un 13,75% de vivienda vacía y un parque público de un 2%. Podrían hablar que movilizando esa vivienda vacía se da respuesta a la emergencia y las desahuciadas no se verían empujadas a ocupar.
Podrían hablar con propiedad de ese 0,02% de vivienda particular que ha sufrido allanamiento, por que ese es el término correcto, allanamiento y no ocupación. O que para proteger al propietario, si es particular, está vigente la ley anti-okupa, la ley 5/2018, que permite desalojar en apenas cinco días al ocupante.
Podrían hablar del miedo y la desesperación de las familias que no tienen más alternativa que recuperar una vivienda. Por que esto es así, a nadie le hace ilusión cometer un delito y emprender una lucha de David contra Goliat, porque eso es lo que es a fin de cuentas, un delito.
Podrían hablar de una ley que persiga y castigue a las mafias que se lucran de la desesperación y la miseria. Porque a fin de cuentas la ocupación no es el problema, es el resultado de décadas de políticas al servicio de la banca, de años de recortes, de vulneración de derechos y de tratar la vivienda como una mercancía y no como un derecho humano.
Pero de eso no hablarán, ya que los creadores de monstruos veraniegos son los mismos que nos han traído hasta aquí. Tampoco hablaran que con esa nueva ley anti ocupación, que venden tan necesaria, lo que buscan es seguir desahuciandonos o darnos una patada en el culo, como diría Abascal. No hacer diferencias entre allanamiento y ocupación. En definitiva, seguir criminalizando la precariedad, protegiendo a sus socios y anteponiendo el sistema capitalista a la vida y lo común.
Recuerda que para el presidente de Caixabank, más de 1 millón de desahucios son una leyenda urbana. Si aún no has regresado a casa, sigue disfrutando de tus merecidas vacaciones, apaga la tele y piensa que la verdad está ahí fuera.


