El martes 25 de agosto coincidían tres noticias en los medios de comunicación que, a primera vista, no tenían nada que ver. Pero las tres resultan muy difíciles de explicar a los más jóvenes. Por ejemplo, a una o un adolescente que ama a sus abuelos, que ha crecido admirando Messi y que sueña en llegar a la universidad. Quizás, entonces podríamos acabar descubriendo que las tres informaciones tienen muchos más puntos en común de lo que parece.
Un vídeo cruel
Una auxiliar de enfermería se graba riendo mientras una compañera trata de forma vejatoria una anciana que está en la cama. Como buena influencer lo comparte en las redes con sus seguidores hasta que termina en manos de la justicia. Pero las preguntas siguen abiertas. ¿Cómo dos personas que manifiestan un comportamiento tan insensible están a cargo de personas vulnerables? ¿Cuál es la cadena de errores del sistema educativo y de cuidados a las personas mayores que hace posible que las dos chicas del vídeo lleguen a ser auxiliares ‘de enfermería? ¿Cómo pueden tener esta falta de empatía y respeto a una persona que podría ser su abuela? ¿Cuál es el grado de inconsciencia que las lleva a hacer exhibición pública?
No es fácil responder. Pero lo cierto es que este comportamiento tiene víctimas. La persona dependiente que lo sufre; las profesionales de las residencias que se han dejado la salud física y emocional para cuidar a los ancianos durante la pandemia, y todos nosotros, que descubrimos, con el corazón en un puño, una escena que rompe de forma dramática lo que debería ser la solidaridad entre generaciones. Y que ahora no sabemos cómo explicarlo.
Adiós al ídolo
El burofax es el sistema más frío y deshumanizado para comunicar una decisión. Es el que eligió Lionel Messi para comunicar su intención de abandonar el Barça. No entraremos aquí en las razones, que quizás son muchas y fundamentadas, pero lo cierto es que este burofax no iba dirigido sólo a la directiva del club, sino a todos los barcelonistas que lo habían admirado durante veinte años. A todos los jóvenes que han crecido con él. A todos los niños y niñas que tienen la camiseta con su nombre impreso en la espalda.
Sabíamos que el fútbol es un gran negocio. Que muchos jugadores son mercenarios que van de club en club sólo por dinero. Pero llegamos a creer que, como el Barça, Messi era más que un jugador. Era el ídolo que cobraba una fortuna pero que, en el fondo, su primera motivación era el amor a los colores de la camiseta, a la ciudad de Barcelona e, incluso, a la Catalunya que lo recibió cuando era un niño con un talento prodigioso y, a la vez, frágil.
El cuento de héroes se ha roto. O lo ha roto una directiva que no ha estado a la altura y un entorno que ha acabado imponiendo los intereses económicos sobre los sentimientos del jugador. No importa. El hecho es que el cuento termina mal y esto resulta muy difícil de explicar.
La universidad cercada
Muchos de estos adolescentes en los que hoy estamos pensando aspiran a llegar a la universidad. Seguro que la noticia que coincidió con el adiós de Messi les pasó totalmente desapercibida. Pero es relevante. Aquel martes 25 de agosto, la líder de la organización que más ha impulsado el proceso soberanista anunciaba que el próximo 11 de septiembre van a rodear la Universidad de Barcelona.
¿Por qué razón? El equipo de Gobierno, el rector, elegido democráticamente, no sigue, a su entender, las consignas de la entidad independentista. En otras palabras, la institución que encarna la libertad de pensamiento y de enseñanza no obedece, es ‘desafecta’ con los que creen representar el buen camino, el único verdadero. Si buscamos referentes de hechos similares en el pasado, puede resultar desolador. Pero tenemos el deber de intentar explicarlo porque lo peor de la historia no se vuelva a repetir. Y para que la universidad, a la que irán los adolescentes de hoy, siga siendo libre.
Tres noticias que aquel martes 25 de agosto coincidieron en el tiempo. Y que, si se hacen difíciles de explicar a los más jóvenes, tal vez es porque tienen un hecho en común: los valores. Estos principios tan difusos que dan sentido a nuestra vida, el conjunto de requisitos razonables y racionales en favor del bien común. La ética que, en definitiva, tiene el objetivo práctico de establecer si una actitud es socialmente responsable.
Este artículo ha sido publicado originalmente en Diari de Tarragona


