Fer estuvo dibujando hasta el último momento y este mismo lunes publicaba su última viñeta en El Punt Avui, dedicada a la vuelta a la escuela. Con crisis o sin ella, con estos políticos o con los otros, con prosperidad o sumidos en la pobreza, Fer tenía claro que nunca debía faltar el humor.

Un humor que hoy, en ocasiones, resulta casi imposible de llevar a la calle porque las presiones se han apoderado del contexto mediático: «Las viñetas de antes siguen teniendo validez hoy. Pero el humor de Papus o El Jueves en la primera época hoy ya no se podría hacer. El control cada vez va a más e incluso ahora hay temas que ya no se pueden tocar», aseguraba.

Fue Perich, quien sería su buen amigo, el que le acabó bautizando como Fer, firma artística que ya no le abandonaría, al fijarse en su doble apellido Fernández. El creador de Historias Fermosas o Puticlub, orgulloso de su León natal, estuvo muy vinculado a las mejores revistas de humor gráfico del país y dirigió varias de ellas, como El Jueves o El Papus.

Licenciado en Historia, fue mientras daba clases como profesor en un instituto de Barcelona cuando decidió acudir a diversas publicaciones para presentar sus chistes gráficos, empezando a publicar en los primeros años 70 en la revista Patufet o en el semanario de humor para adultos Mata Ratos.

Antes de empezar a colaborar, en 1976, en El Papus, ya había hecho gala de su humor cáustico y satírico en periódicos como La prensa y El Correo Catalán. En 1987 se convertiría en colaborador para el entonces diario Avui, tomando el relevo de Cesc.

A este dibujante mordaz, creador innato, especialista en tener una visión crítica y casi satírica, le seguía sorprendiendo que la España de hoy siga sumida entre «bandoleros» y «caciques». «Hemos tenido que pasar por todo, por los bandoleros, los caciques, la España de la postguerra y ahora la corrupción descarada. Estamos en un país en el que pringa más un tío que roba 200 euros que alguien que roba 5.000», advertía evidenciando las injusticias.

Reclamaba recuperar a uno de sus personajes, ‘Martínez el Facha’, que se lo pasaría en grande en medio de este mundo tan cambiante como el actual e invitaba a los jóvenes a dejar a un lado la tecnología para vivir y crear. Fer pedía eso, incidir en la crítica, resistirse ante la dictadura de la corrupción y vivir, vivir cada segundo con intensidad. El resto, “gilipolleces”.

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