Poco más de 78 millones de personas emiten el doble de dióxido de carbono que tres billones. Es la principal conclusión de un informe que publica la ONG Oxfam en colaboración con el Instituto del Medio Ambiente de Estocolmo, en el que quedan visibles las desigualdades en cuanto a las emisiones de gases contaminantes en función del capital económico.

En el comunicado, la ONG asegura que “en las últimas décadas la desigualdad extrema de las emisiones nos han dejado junto al colapso climático”. En efecto, Oxfam considera que si bien las emisiones de carbono se han reducido debido a los confinamientos y a una menor movilidad debido a la pandemia, “la crisis climática desencadenada por la acumulación de emisiones a la atmósfera a lo largo del tiempo se agudiza”.

Aumento sin freno y desigual

Los datos que aporta Oxfam demuestran que entre el año 1990 y 2015, las emisiones anuales de CO₂ en la atmósfera aumentaron en un 60%, haciendo que el total acumulado se duplicara en el breve período de quince años.

Esto, asegura la ONG en el comunicado, tiene unos efectos directos sobre la vida humana. Apuntan que el ciclón Amphan que ha afectado la India o los incendios descontrolados que sufren los EEUU son “un claro recordatorio de como de peligrosamente cerca nos encontramos de superar el hito de mantener el calentamiento global por debajo de 1,5ºC”, como se fijó en el Acuerdo de París de 2015.

El ascenso en las emisiones, de hecho, tiene un colectivo bien definido como principal responsable: las élites económicas. El 10% de la población mundial más rica, aproximadamente 630 millones de personas, ha generado a lo largo de los quince años estudiados el 52% de las emisiones acumuladas, consumiendo un 31% del presupuesto global de carbono. De hecho, rizando el rizo, el 1% más adinerado de nuestro planeta generó el 15% de las emisiones y se hizo con el 9% de la previsión.

En la otra cara de la moneda está el 50% de la población más pobre. Medio mundo, 3,1 billones de personas, generó el 7% de las emisiones y consumió el 4% del presupuesto, de acuerdo con los datos que facilita Oxfam. Así, el centil más acomodada emitió el doble de emisiones y consumió el doble de presupuesto que toda la mitad de habitantes de la Tierra.

En cuanto al aumento en los quince años estudiados, lideran el crecimiento de emisiones el grupo que englobaría la clase media. El 40% de población intermedia, “que tenía un punto de partida muy bajo”, ha sumado un 49% de emisiones de CO₂ en el periodo estudiado. Muy cerca, con un incremento del 46%, está el grupo del 10% más rico. En cuanto al 50% de población más empobrecida “casi no incrementó su nivel de emisiones asociadas al consumo”, asegura la ONG.

El 10% más privilegiado está conformado, en primer lugar, por ciudadanía de América del Norte y de la Unión Europea, seguidas de China e India. En el grupo exclusivo del 1%, dice Oxfam, “más de un tercio de las emisiones están asociadas a ciudadanía de los Estados Unidos, seguidos por Oriente Medio y China”.

Los expertos en ecología de la ONG alertan de que “si no se mantiene un ritmo rápido de reducción de emisiones, el presupuesto global de carbono necesario para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5ºC habrá agotado en 2030”. De hecho, la desigualdad es tal que calculan que si el mundo sólo estuviera habitado por el 10% más adinerado, “el presupuesto global se agotaría sólo unos años más tarde”, aunque el 90% restante redujera a cero las emisiones.

“El modelo económico actual ha sido el desencadenante del desastre climático y de una desigualdad igualmente catastrófica”, opina Ban Ki Moon, ex secretario general de las Naciones Unidas en declaraciones a Oxfam. El diplomático considera que “la pandemia del Covid-19 nos impone la obligación de reconstruir un modelo basado en una economía sostenible, resiliente y justa”.

Es del mismo parecer Paula San Pedro, portavoz de cambio climático de Oxfam Intermón en España: “El mapa de emisiones refleja que el consumo de carbono ha servido para enriquecer a los más ricos y no para sacar a la gente de la pobreza”. Vaticina que “el modelo ha caducado y es urgente uno nuevo” y asegura que retomar la economía como funcionaba antes de la pandemia, “envejecida, injusta y contaminante, ya no es una opción viable”.

Cambios en un momento irrepetible

Con los datos claras del origen del problema, Oxfam alerta: “Los dos grupos más afectados por esta injusticia son los menos responsables de la crisis climática: las personas en situación de pobreza y de exclusión y las generaciones futuras”. El primer colectivo porque, como demuestran sus fuentes, son las que menos huella ecológica crean y en cambio “ya tienen dificultades para hacer frente a los efectos del cambio climático” y el segundo porque “heredará un presupuesto de carbono agotado y un mundo que avanza hacia el colapso climático”.

Es por ello que la ONG insta a los gobiernos a tomar medidas urgentes post Covid-19 para hacer frente a la crisis climática y la desigualdad, que “son inseparables”. Oxfam cree que el actual es un “momento histórico y crítico” en el que hay que actuar para frenar el “crecimiento económico cada vez más desigual y basado en el carbono” que nos llevará a una “crisis climática peor, totalmente descontrolada e irreversible”.

El 1% más adinerado de nuestro planeta generó el 15% de las emisiones de CO₂

Entre las medidas que propone Oxfam para evitar que superar el límite fijado de 1,5ºC de calentamiento hay “grabar determinar bienes y servicios de lujo que generan un gran volumen de emisiones como los coches SUV o los vuelos en clase alta o en aviones privados”.

No en vano, citan estudios que demuestran que “la mayor parte de emisiones de los principales emisores de la UE provienen, con diferencia, del transporte”. Según el gráfico facilidad, más del 50% de CO₂ del que emite el 1% más rico de la Unión Europea es referido a transporte aéreo y terrestre. Para el 10% más acomodado, las emisiones en movilidad también es el motivo líder.

En el comunicado, la ONG también insta a “ampliar la infraestructura digital y de transporte público para reducir las emisiones, frenar la desigualdad y mejorar la salud pública”. La organización no gubernamental apunta que los ejecutivos tienen “una última e histórica oportunidad para construir unos sistemas económicos más justos que respeten los límites de nuestro planeta”.

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