El rey Felipe VI, la institución que representa y sus defensores deberán impulsar con diligencia importantes cambios legislativos –e incluso constitucionales— relativos a la Corona si no desean que la Monarquía española actual sufra el mismo destino que padecieron sus antepasados en los dos siglos anteriores. Los españoles, sobre todo los más jóvenes, no están dispuestos a tolerar más escándalos como los protagonizados por Juan Carlos I, que ha lapidado en los últimos años las décadas anteriores de compromiso con el Estado, la democracia y la sociedad.
Esta son algunas de las conclusiones a las que se puede llegar a partir de los datos de la encuesta de 40dB a 3.000 españoles, una muestra suficientemente amplia para otorgarle toda la credibilidad. El estudio indica, con diferentes proporciones, que los españoles consideran que sería conveniente un referéndum sobre la monarquía y la república; que están más a favor de una república que de una monarquía, aunque, paradójicamente, creen que si se celebrase el referéndum vencerían los partidarios de la monarquía. Si al final España se convirtiera en una república, la mayoría de los españoles preferirían que el presidente de esta fuera elegido directamente por los ciudadanos en vez de por el Parlamento y que ostentase amplios poderes, esto es, un régimen presidencialista como el francés o el estadounidense.
Los españoles consideran “extremadamente importante” vivir en una democracia”, si bien se muestran bastante insatisfechos con la que funciona actualmente en su país, al igual que con el modo con que se comporta la Corona. Los ciudadanos suspenden todas las instituciones sobre las que son preguntados, a excepción de las Fuerzas Armadas. Tanto el Parlamento y los partidos políticos como la Iglesia católica, el poder judicial, los medios de comunicación y los sindicatos merecen una puntuación por debajo del aprobado.
Estiman conveniente reformar la Constitución promulgada en 1978 (muchos de ellos no la votaron porque no habían nacido o eran menores de edad) y conveniente introducir diversos cambios en el funcionamiento de la Casa Real: el rey tendría que poder ser juzgado por sus actos durante su reinado; no debería intervenir en el proceso de investidura del presidente del Gobierno; el hombre no debería tener prioridad sobre la mujer en el acceso al trono; tendría que haber más transparencia en las cuentas propiedades de la familia real y, al ser representantes públicos, sus miembros deberían hacer declaración de bienes.
Felipe aprueba, su padre y Letizia suspenden
Los españoles aprueban a Felipe VI y a la reina emérita Sofía, y suspenden a la reina Letizia y al rey emérito Juan Carlos I. De Felipe VI valoran especialmente que esté bien formado y preparado y que defienda la integridad territorial de España. Estiman que la ideología del monarca actual es de derechas, aunque menos conservador que su padre, mientras que Letizia se acercaría más a los postulados centristas. Aprueban la intervención de Felipe VI durante el conflicto en Catalunya, su papel en la crisis del coronavirus y su reacción tras el estallido de los escándalos de su padre. De este, los encuestados admiten que ayudó a la recuperación de la democracia tras la dictadura y aplauden su actuación en el golpe del 23-F y su decisión de abdicar, pero le recriminan su huida a los Emiratos Árabes.
Las respuestas a algunas preguntas parecen contradictorias con otras: la mayoría opina que la monarquía proporciona orden y estabilidad política, que no es una institución ni buena ni mala, sino que depende de cómo sea el rey, y que sin ella las tensiones con los nacionalismos vasco y catalán irían a peor. Pero, al mismo tiempo, considera que “no tiene sentido en una democracia”, que es una institución de otros tiempos, que su coste en España es desproporcionado y que los últimos escándalos dañan la imagen internacional de España.
La mayoría considera que Felipe VI era conocedor de que su padre había recibido comisiones de Arabia Saudí y había ocultado el dinero en paraísos fiscales, pero que, sin embargo, el jefe del Estado actual no se ha beneficiado de este patrimonio opaco.
En todas las respuestas, los resultados varían sustancialmente en función de la edad del encuestado, el partido al que este votó en las últimas elecciones generales y la comunidad autónoma en la que reside. Los jóvenes, los votantes de Unidas-Podemos y, en menor medida, el PSOE, y los catalanes son considerablemente más críticos con la monarquía, más partidarios de la República y, como mínimo, de una importante reforma constitucional y legislativa que establezca cambios sustanciales en el funcionamiento de la Casa Real. Son más monárquicos que republicanos los mayores de 55 años, los votantes de PP, Vox y Ciudadanos y los andaluces, los madrileños y los valencianos.
Los jóvenes empujan
La mayoría de los españoles dice desconocer si la princesa Leonor llegará a reinar. No obstante, el mensaje que traslada la encuesta publicada por la Plataforma de Medios Independientes (PMI) es diáfano: para los jóvenes españoles, que no votaron una Constitución que les parece obsoleta y que valoran menos que sus mayores vivir en una democracia, la monarquía es una institución de otros tiempos poco compatible con la democracia y que, si no cambia radicalmente en su comportamiento, el movimiento favorable a la República irá aumentando a medida que lo vayan haciendo las generaciones nacidas en este siglo vayan relevando a las que aún ahora recuerdan a Juan Carlos I como motor de la democracia española y guardián de la Transición y, por mor de la reconciliación y la convivencia, soslayaron que era el heredero político de Francisco Franco.
En aquellos tiempos cruciales, los reformistas convencieron (y vencieron) a los rupturistas. Si los actuales responsables del Estado no asumen que urge una reforma radical en todo los que rodea a la Zarzuela y actúan en consecuencia, la Monarquía se acercará irremisiblemente al abismo de la ruptura, que cada vez aprueban más españoles, sobre todo los de menor edad. Es cuestión de tiempo y demografía.
Postdata catalana
la encuesta, basada en entrevistas realizadas en las comunidades autonómicas madrileña, catalana, andaluza y valenciana, ratifican de nuevo la singularidad del ecosistema ideológico de Catalunya. Una auténtica burbuja ferozmente antimonárquica en comparación con las otras tres autonomías y, probablemente, con todas las demás, a excepción de Euskadi, que no aparece en este sondeo. El republicanismo de los catalanes tiene raíces muy antiguas, si bien la encuesta no detalla –por ser otro ámbito—si sus partidarios aspiran a alcanzar una república española (federal o confederada) o una catalana (independiente o federada).
Postdata mediática
A la hora de entregar este artículo, muy pocos medios de comunicación ajenos a la plataforma de publicaciones que han patrocinado esta investigación se han hecho eco de los resultados pese a su indiscutible relevancia. Podemos desconocer las razones de cada publicación para eclipsar unos datos noticiosos y de indudable interés para cualquier lector. Pero sí conocemos algunos de sus efectos: los medios de comunicación obtienen la misma mala nota entre los españoles encuestados que la propia monarquía y peor incluso que el poder judicial, tan controvertido últimamente por diferentes sentencias y decisiones del Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional. ¿Quizá porque a los españoles les disgusta el periodismo sectario, servil, acomodaticio y de trinchera?


