La mayoría de las instituciones han entendido, al menos de palabra, que el cambio climático es una cuestión grave, que la sociedad está cada vez más sensibilizada sobre el problema y que hay que hacer algo. O hacer ver que se hace algo. Pero como siempre, o casi siempre, entre las palabras y los hechos hay un trecho, a veces demasiado largo.

La Comisión Europea acaba de presentar un proyecto de ley para prescindir de los combustibles fósiles en 2050, como parte de su Pacto Verde Europeo. Se pretende conseguir en 2050 lo que se denomina “neutralidad climática”. Es decir, compensar el volumen de emisión de gases de efecto invernadero (GEI) con las absorciones (a través de bosques u otras medidas tecnológicas).

La medida ha generado una negativa reacción por parte de organizaciones ecologistas, porque la consideran poco ambiciosa. 2050 es demasiado tarde, no se fijan objetivos claros intermedios para 2030, y las tecnologías para absorber CO², no están desarrolladas y no hay garantías de que se desarrollen. Países como Francia, Italia y España han solicitado un calendario más estricto.

Por otra parte AENA, un organismo público dependiente del Gobierno, que presume de estar en la batalla por el clima, ha presentado una propuesta de ampliación del aeropuerto del Prat, con la creación de una nueva pista que destruiría una parte del entorno natural del Delta del Llobregat y el parque agrario, uno de los espacios ecológicos más importantes del área metropolitana de Barcelona. En la actualidad es un espacio natural que se debería potenciar como área para una agricultura de proximidad y en lugar de ello se pretende sustituir por una pista de cemento.

El 10 de febrero pasado, la Vicepresidencia de Transición Ecológica del Gobierno Español presentó el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que deberá aprobar el Parlamento. El contenido ha sido definido como poco ambicioso por varias organizaciones ecologistas. No incluye una fecha de cierre para centrales térmicas de carbón. Establece que para 2030, el sistema eléctrico debería ser el 70% renovable, cuando se reclama que debería ser el 100%. Establece el final de la matriculación y venta de turismos diesel y gasolina el 2040. ¡En 20 años! ¿Podemos esperar tanto?

Un reciente estudio internacional publicado en Cardiovascular Research, coordinado por un centro de investigación alemán, estima que estamos perdiendo 3 años de vida por la contaminación ambiental. La contaminación ambiental influye más a acortar la vida de las personas que el tabaquismo, las guerras, o enfermedades víricas o bacterianas como el SIDA o la Malaria. ¿Podemos continuar pasivamente esperando tantos años a esta verdadera pandemia que causó 8,8 millones de muertes prematuras al año 2015? Se requieren medidas drásticas inmediatas que demuestren que estamos verdaderamente en emergencia climática.

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