Si lo vemos con perspectiva historiográfica, la leyenda de los reyes magos y la configuración de su imagen no son más que una construcción simbólica que responde a las necesidades religiosas y sociales de cada momento.
Si vamos siguiendo las fuentes para entender la configuración de esta leyenda, esta historia nos aparece en el Evangelio de San Mateo, y a partir de ahí se va creando y formando una leyenda muy detallada que nos llega hasta nuestros días, ¿pero qué nos dice y qué no nos dice Mateo? El evangelio detalla que eran magos y venían de Oriente siguiendo el rumbo de una misteriosa estrella. Que llegaron a Belén y ofrecieron al niño Jesús tres regalos: oro, incienso y mirra y, posteriormente, volvieron a su país lejano – evitando al Rey Herodes y la historia paralela de la matanza de los inocentes. Pero, el evangelio no nos determina ni cuántos eran, ni cuál era su magia ni de qué misterioso Oriente venían.

¿Estos tres magos eran persas? ¿Caldeos? ¿Árabes?

 

Políptic del Nadal o Tríptic de l’Epifanía ca. 1445-1448, de Rogier van der Weyden, Metropolitan de Nueva York

¿Sabios o Magos?

Hay varios problemas con la identificación de estos personajes, ya que, desgraciadamente desconocemos la palabra original que fue empleada para describirlos, debido a que el texto original del Evangelio de Mateo sólo se conserva en griego. La palabra para describir estos personajes es magós en singular y magoi en plural, una palabra ambigua que tiene varias traducciones: hombres sabios, practicantes de la magia, sacerdotes orientales.

Algunos autores (Burkert, 2002) han relacionado estos magos bíblicos con los magos, guardianes del fuego sagrado del mazdeísmo, una religión que rendía culto a Ahura Mazda, el dios de los antiguos persas. Estos magos eran los sacerdotes que cuidaban del fuego sagrado y con un papel primordial dentro de la comunidad persa. Eran hombres sabios con grandes conocimientos de filosofía, historia, botánica y medicina con gran fama dentro y fuera del mundo persa. (Santos, 2008).

¿Qué sentido tiene que vengan de Oriente?

El Evangelio de San Mateo es un evangelio helenizando, esto quiere decir que está destinado para evangelizar (convertir al cristianismo) a comunidades fuera de Jerusalén. El subtexto, la intención del evangelio es mostrar el cristianismo como una religión universal, para todos, y este hecho es reforzado con el hecho de que Jesús, rey de los judíos, es adorado, incluso, por sacerdotes de otras religiones, por ejemplo, los sabios magos mazdeistas.

Por lo tanto, el hecho de que vengan de Oriente tiene una importancia simbólica destacable en reforzar este mensaje universal, rey de los judíos pero también de toda la humanidad. De este modo, iconográficamente debía representar este hecho, que fueran orientales, y así van vestidos con ropas orientales y con el gorro frigio.

Lo vemos en la representación de los magos de oriente en la Basílica San Apolinar el Nuevo, Rávena, Medios, siglo VI (Imagen 4) o en el ciclo de los reyes magos de la Basílica Santa Maria Maggiore, Roma, 435 dC. (Imagen 5 y 6).

Imatge 5
Imatge 6

Así, estas primeras representaciones de los reyes magos dan importancia y remarcan este origen oriental de nuestros famosos magos.

De magos a reyes

Como hemos visto en las fuentes que tenemos hablan de magos y no de reyes; qué es lo que pasó entonces? El primero en “coronarlos” fue Tertuliano en el siglo III, en su obra Adversus Marción (Guiance, 1999). Tertuliano fue uno de los padres de la Iglesia cristiana; también apologeta, escritor, filósofo y jurista que, basándose en el Salmo 72 (“Que los reyes de Saba y Arabia se lo lleven presentes, que se lo rindan homenaje todos los reyes”) lo interpretó de manera que los Magos pasaron a ser Reyes de Oriente. Con el tiempo su interpretación se fue popularizando; por el siglo V, Cesaro de Arlés escribió: “Illi Magi tres reges dicuntum” (aquellos tres magos son llamados reyes) y Jacoppo della Voragine en el siglo XIII en su obra La Leyenda dorada populariza esta idea diciéndonos que eran “reyes y magos al mismo tiempo “y que, en su país de origen, subían montañas para observar los astros. (De la Voragine, 2014).

¿Por qué eran tres?

Como hemos visto Mateo no nos determina cuántos eran los reyes magos y esto tuvo consecuencias en cómo representar estos reyes o magos o reyes magos. El número es indeterminado, pero mayoritariamente triunfan dos ideas: en Oriente determinan que eran doce (como los apóstoles) mientras en el mundo occidental se va creando la idea de que eran sólo tres, la tradición que nos ha llegado hoy en día.

Orígenes Adamantius o de Alejandría determina el siglo III que eran tres y esto queda fijado por el papa León I el Magno en su obra Sermones para la Epifanía. Finalmente, este mito queda establecido gracias a la obra Liber Pontificalis (una recopilación del siglo IX de varias historias y leyendas relacionadas con la religión cristiana), aunque este número también aparece en el Evangelio apócrifo del Pseudo Mateo y al Evangelio apócrifo armenoide de la infancia. (Guiance, 1999)

El número elegido es el número tres por razones prácticas: si sabemos que eran tres los regalos que llevaban, por lógica, eran tres los reyes que llevaban estos regalos. Este número, dentro del cristianismo, también es muy simbólico al representar la santísima trinidad (padre, hijo y espíritu santo).

La primera representació iconogràfica dels reis mags, Art Paleocristià, S. II, Capella Greca, Catacomba Priscilla, Roma

Finalmente, el número tres fue el número ideal de reyes magos porque este número tres permitía representar las tres edades del hombre.

Durante la edad media los tres reyes representan no sólo la universalidad del Cristianismo sino también la universalidad del ser humano. Representando un joven, un maduro y un viejo, se representa toda la vida de un hombre y, a través de este hombre, las diferentes etapas de la humanidad. Y será esta iconografía la que triunfe durante siglos. Así, cuando vemos los tres reyes, lo que vemos son las tres edades del hombre y el paso de la vida humana.

Frontar d’Altar Mosoll, s.XIII, MNAC)
Frontar d’Altar Mosoll, s.XIII, MNAC

También formaron parte de toda esta construcción histórica y simbólica el nombre de los reyes que aparecen en el Evangelio apócrifo Armenio de la Infancia: Melchor («Melchior»), Baltasar («Bithisarca») y Gaspar («Gathaspa»). (Azanza López, 2008) así como el significado de las ofrendas que llevaban.

Además del altísimo valor económico que tenían en ese momento- dignas del nacimiento del Rey de los Judíos- también tienen un significado simbólico, ya que los Magos presentaron oro para el rey, incienso para el Dios y mirra para el hombre. En el siglo XIII, San Bernardo de Claraval aporta una nueva lectura simbólica a estos presentes, afirmando que el oro estaba destinado a socorrer la pobreza de la Virgen, el incienso a eliminar el mal olor del establo, y la mirra a desparasitar al Niño, librandolo de insectos y gusanos. (Azanza López, 2008)

La aparición del rey negro

Baltasar no aparece como rey negro hasta el siglo XV, ya que como hemos visto los tres reyes magos solían simbolizar las tres edades del hombre o la Santísima Trinidad. Representantes con aspecto occidental pero ropa oriental, siendo considerados descendientes de Noé.

Con la intención de simbolizar la universalidad del cristianismo, se diferenciaron y se individualizaron; de esta manera, cada uno adquiere rasgos propios que los asocia con las tres edades de la vida y con las tres partes del mundo entonces conocidas: Europa, Asia y África. ¿En qué momento aparece el rey negro en el arte cristiano? Aunque pueden considerarse algunos antecedentes aislados, la Edad media ignora esta referencia condicionada por el rechazo al color negro que pasaba por ser el del demonio y el infierno. La figura del rey negro sólo se volvió habitual a finales de la Edad Media, y se impone a lo largo del siglo XV, tanto por el gusto creciente por lo exótico, como por razones simbólicas. (López Mato, 2012)

Una de las primeras veces que nos aparece Baltasar como rey negro es en el Tríptico de la Epifanía de Hans Memling. c. 1470 (Museo del Prado, Madrid)

La imagen de los reyes magos es una construcción cultural que se fue configurando a través de los siglos y de la historia. Cada sociedad les daba el significado religioso o simbólico que necesitaban, pues no tiene ningún sentido encuadrar una tradición y no hacerla variable, adaptable, mejor para cada momento.

Así fue como se decidió que teníamos que acabar con los Black-face en las cavalgatas y que fuera una persona negra que representas el rey Baltasar, y así es como no tiene sentido que el Ayuntamiento de Madrid cambie el color de Baltasar justificando que “en su origen era blanco”, porque en su origen era un mago oriental que seguía el mazdeísmo y eso no lo reivindican ninguna parte.

Las construcciones simbólicas son para variarlas y adaptarlas y hacerlas lo más integradoras posible. Según algunos estudios, de magos mazdeistas encontrábamos hombres y de mujeres, así que, basándonos en la historia, podríamos empezar a incluir reinas magas y así crear una nueva tradición más apta para nuestros tiempos. (Sharife, 2017)

Referencias

  • Azanza López, J. (2008). ¡Ya vienen los Reyes! Historia, leyenda y arte en torno a los Magos de Oriente. LA NAVIDAD EN LAS ARTES. Pamplona: Universidad de Navarra.
  • Burkert, W. (2002). De Homero a los Magos. La tradición oriental en la cultura griega. Barcelona: El Acantilado 53.
  • De la Voragine, S. (2014). La Leyenda Dorada. ALIANZA EDITORIAL.
  • Guiance, A. (1999). La polémica antijudía en la Castilla Bajomedieval: la historia de los Reyes Magos. Relaciones 77, Volumen XX, 207-228.
  • López Mato, O. (2012). A SU IMAGEN Y SEMEJANZA: LA HISTORIA DE CRISTO A TRAVES DEL ARTE. OLMO EDICIONES.
  • Santos, J. (6 de Enero de 2008). Los Reyes Magos de Oriente. Obtenido de Terra Antiquae: https://terraeantiqvae.blogia.com/2008/010602-los-reyes-magos-de-oriente.php
  • Sharife, A. (5 de Enero de 2017). Los Reyes Magos reclutaban a mujeres entre sus filas. Tiempo de Canarias.
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