La historia de las pandemias nos enseña que las infecciones víricas de transmisión aérea siguen casi siempre el mismo patrón. Ante el nuevo virus SARS-CoV-2, tenemos un punto de referencia nítido y bien estudiado: la pandemia de la gripe española.
Como ha ocurrido ahora, en aquella ocasión, en el verano de 1918, apareció un subtipo gripal A (H1N1) que, a la mitad del desastre de la Primera Guerra Mundial, se extendió rápidamente por todo el mundo. Entonces provocó, en otoño de 1918, la mayoría de los 40 millones de muertes que atribuimos a la gripe pandémica de 1918-20.

Lo que hemos aprendido con la pandemia del Covid-19
El nuevo virus que ha aparecido en 2019 no lleva un libro de instrucciones bajo del brazo. Vamos aprendiendo a medida que se desarrolla la pandemia y vamos mejorando nuestra respuesta.
Nuestros conocimientos médicos, cada vez más profundos, nos están permitiendo mejorar la atención y obtener mejores ratios: si la tasa de mortalidad de los que ingresaban en las UCI en la primera oleada de primavera de 2020, era del 42%, en esta segunda ola de otoño de 2020 ha bajado ostensiblemente al 25%.
Conocemos mejor este coronavirus y las múltiples manifestaciones clínicas que produce en el organismo. Empezamos a entender cómo actúa y qué secuelas deja. Los médicos también empezamos a preocuparnos por el enorme coste que supone: cada paciente que sobrevive en la UCI nos cuesta tres millones de euros.
El análisis de todos los efectos de esta pandemia es cada vez más complejo. Nos llevará años valorar correctamente qué sectores han resultado más perjudicados y cuáles se han beneficiado de este cambio de paradigma que se está produciendo.
Nada nuevo bajo el sol
Durante la Navidad de 2020 hemos estado a finales de la segunda ola del Covid-19, que ha provocado en España más casos que la primera, pero menos muertos.
En otros países de Europa, como era de esperar, ha provocado más casos y más muertes que en la primera, por lo que han tomado medidas muy radicales. Han tenido que paralizar la actividad económica y social durante el período de vacaciones. Posiblemente en España, a principios de 2021, echaremos de menos estas medidas que no se quisieron tomar por “salvar la Navidad”.
De hecho, ya podemos hacernos una idea de cómo será la evolución más cercana del Covid-19 y lo que nos espera en los próximos meses y años, pues tenemos como referencia la pandemia de gripe española. En ese momento, la primera ola leve, en la primavera de 1918, fue seguida de una segunda ola muy grave, en otoño de 1918.
Entonces, cuando parecía que aquella pesadilla, al igual que la Gran Guerra, había pasado, se presentó una tercera onda en los primeros meses de 1919, que afectó especialmente en el hemisferio sur.
Y no acabó todo, porque en Europa también hemos documentado hasta una cuarta ola que ocurrió en 1920. En otras partes de mundo podemos hablar, incluso, de una quinta ola y, por supuesto, de comportamientos diferenciados en los países de ambos hemisferios.
Sobre la evolución de estas ondas y su incidencia a nivel local en Europa Occidental, recientemente hemos publicado el libro: Una nueva historia de la gripe española. Paralelismos con el Covidien-19.
Tercera ola, a tocar
Siguiendo con las similitudes de la pandemia de la gripe española, recordamos que en los primeros meses de 1919 brotó la tercera ola epidémica con algunos elementos que la diferenciaban respecto a las anteriores. La edad de las víctimas comenzó a variar, disminuyeron los adultos jóvenes y aumentaron los ancianos.
Además, no tuvo un pico o cenit sino que fue un goteo de casos y muertes, como lluvia fina, que duró entre 3 y 4 meses. Se presentó dispersa, irregular, sin dirección, como si se tratara de simples rebrotes. Duró varios meses y varió según los territorios de Europa entre enero y mayo de 1919.
Los certificados de defunción reflejaban la percepción de los médicos que se trataba de “grippe complicada“, porque los pacientes presentaban manifestaciones respiratorias, digestivas y de otros órganos y sistemas.
En este momento, en que las olas epidémicas avanzan y se entrecruzan, es muy complicado hacer su seguimiento. La primera ola se puede seguir, incluso, espacialmente. Por ejemplo, la de la Covid-19 en China-Oriente Medio-Europa-América.
Pero en la tercera ola el virus está en todas partes, se producen variantes, las medidas de contención son diferentes según territorios y países, por lo que predecir su evolución suele resultar cada vez más difícil.
Si el coronavirus siguiera las pautas de las pandemias históricas, tomaría forma de goteo de casos y muertes por Covid-19, como lluvia fina, que se extendería entre los tres o cuatro primeros meses de 2021
Cuando terminó la segunda ola, en otoño de 1919, más de la mitad de la población española había pasado la gripe. Hoy sólo el 10% de la población española es positiva en SARS-CoV-2.
Por eso, seguramente estemos al principio de la pandemia del coronavirus y sufriremos una tercera ola de las características de 1919. Sin embargo, comparar los momentos históricos es complejo, aunque el papel de Cassandra es más complicado, y predecir qué puede pasar en la tercera ola del Covid-19 es realmente complicado.
Si el coronavirus siguiera las pautas de las pandemias históricas, tomaría forma de goteo de casos y muertes por Covid-19, como lluvia fina, que se extendería entre los tres o cuatro primeros meses de 2021.
Siempre en función del efecto amplificador que tendrá la celebración de la Navidad y también a la espera del efecto reductor que tengan las nuevas vacunas contra el Covid-19.
La importancia de los medios
Los medios de comunicación tienen un papel muy importante. Informan con libertad y, sobre todo, analizan en profundidad lo que pasa.
En la pandemia de gripe española tuvieron un papel nefasto, ya que banalizar el relato de aquella pandemia e hicieron chistes que han perdurado sobre “la enfermedad de moda” o “el soldado de Nápoles”.
Mientras en mayo de 1918 los diarios de Madrid daban estas informaciones vacías, no explicaban que la mortalidad en la ciudad se estaba disparando: si a principios del mes estaban muriendo 40 personas al día por todas las causas de muerte, a partir del día 24 de mayo comenzó a ascender el número de muertos hasta los 53.
Después siguió ascendiendo. Por ejemplo, el día 27 murieron 84 y el día 31 murieron 114 personas. Los medios actuaron como correas de transmisión del poder y no vehicular estos importantes datos.
Ahora, los medios nos informan de las mutaciones que se están detectando: a Aragón en verano, en los visones daneses en otoño y en el Reino Unido y otros lugares en este inicio del invierno.
Estas noticias significativas, junto a las informaciones independientes y contrastadas sobre las nuevas vacunas, así como las proyecciones históricas que llegará una tercera ola en los primeros meses de 2021, ayudarán a nuestra sociedad a conocer mejor lo que está pasando y hacer frente a los difíciles retos que nos esperan en 2021.
Este es un artículo publicado originalmente en The Conversation

