El expresidente Macri llegó al gobierno en diciembre de 2015 luego de una segunda vuelta electoral (o ballotage) muy ajustada que se terminó decantando por menos de 1.5 puntos de diferencia a su favor. Con promesas de reformas y cambios -como la de reducción radical de la pobreza- una de las primeras medidas adoptadas por el ex jefe del ejecutivo fue el nombramiento de dos jueces de la Corte Suprema de Justicia por decreto. Medida que resultó muy impopular entre varios juristas que consideraron que esta decisión dejaba al órgano judicial más importante del país al borde de la inconstitucionalidad y de la nulidad de sus fallos.

En un orden más económico, el gobierno de Mauricio Macri no solamente demostró ser profundamente ineficaz sino también excesivamente torpe. En 2018 acordó con el FMI (Fondo Monetario Internacional) el préstamo más grande de la historia de la institución en 57.000 millones de dólares. Además de no contar con la aprobación tampoco del Congreso Nacional, llevó al país a su nivel de deuda más elevado de la historia calculado en más de 320.000 millones de dólares en 2019 (aproximadamente el 100% del PIB). Por otra parte, y en su intento de imitar las políticas monetaristas de otros países como Chile, Perú o Colombia, frenando el consumo y los salarios, la realidad se lo acabó llevando por delante. En 2018 y 2019 la inflación promedió el dato más alto en los últimos 27 años con un casi 50% anual. Como se diría en Argentina: “Explotaron todos los manuales”.

Este fue el panorama al cual llegamos a las elecciones de diciembre de 2019. El peronismo fue capaz de construir una gran alianza, la cual unida al desencanto de la población provocada por la gran pérdida de poder adquisitivo de los últimos años, llevó a un abrumador triunfo en primera vuelta con casi el 50% de los votos para la fórmula Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. El peronismo, que había estado dividido durante toda la etapa macrista, logró encontrar en Alberto una persona de carácter dialogante y con vocación de consenso que logró convencer a los propios y a los no tan propios.

El nuevo gobierno llegó cargado de esperanzas y de expectativas. Las promesas de cambio y de reactivación económica provocaron en gran parte de la sociedad la ilusión de volver a recuperar derechos ya adquiridos y de terminar con las olas de despido en las empresas públicas, los aumentos en las tarifas de servicios, el aumento de la mortalidad infantil o la vuelta de la represión policial a las calles. Todas estas cuestiones simbolizaron la vuelta del capitalismo más salvaje y el neoliberalismo más inhumano de Mauricio Macri.

Pero como todos sabemos, estos no fueron los únicos incendios que tuvo que apagar el nuevo gobierno en sus primeros días al mando. Tres meses apenas después de asumir, el gobierno argentino al igual que muchos otros a lo largo y ancho del mundo se enfrentaron (y se enfrentan) a la mayor crisis sanitaria de los últimos 70 años: La crisis del Covid-19.

Argentina fue uno de los primeros países en Latinoamérica en adoptar las medidas más restrictivas como la cuarentena obligatoria. Incluso llegó a ser de las más largas del mundo al durar desde marzo de 2020 hasta pasado el invierno austral (mediados de Octubre). Más allá de controlar en un primer momento la pandemia, surgieron algunos sectores de la sociedad, apoyados por grandes medios de comunicación, que mostraron un importante disgusto con las medidas sanitarias. Se los llamó “Los anti-cuarentena” y como su nombre indica, fueron los que durante muchos días estuvieron manifestándose en contra de dichas medidas y violando todo tipo de restricciones. Por otro lado, tampoco está resultando sencillo para el gobierno gestionar el tema de la famosa vacuna. Recordemos que Argentina adquirió más de 25 millones de dosis de la vacuna Sputnik-V. Si bien también numerosos medios de comunicación intentaron desprestigiar la propia vacuna debido a su procedencia, la vacuna ya se empezó a suministrar y se esperan que lleguen más dosis incluso de otros laboratorios como Pfizer o AstraZeneca.

En un año que, sin duda, no ha sido sencillo para el gobierno, el momento más importante lo hemos vivido hace unos pocos días con la aprobación de la ya famosa ley de interrupción voluntaria del embarazo o ley del aborto. Esta ley, que presume de ser una de las primeras en toda la región, permite el aborto legal bajo cualquier condición hasta la semana 14 a la vez que garantiza la objeción de conciencia de los profesionales. Recordemos que América Latina es una de las regiones más conservadoras por su larga historia de influencias con los países del norte y su arraigada fe católica. Este último dato no es menor si tenemos en cuenta de que el propio Santo Padre es argentino y que es el décimo país más importante en número de fieles para la Iglesia Católica.

Lo cierto es que el gobierno de Alberto Fernández empezó sin haber empezado. Todavía se debate en conseguir una agenda propia y en ponerla en funcionamiento. La irrupción del Covid-19 ha acentuado su limitación de acción ya bastante restringida por la gestión neoliberal del gobierno anterior. Con muy pocos recursos y una re-negociación de la deuda externa todavía en curso, solo ha podido centrar sus esfuerzos en dar respuestas urgentes a los sectores más perjudicados hasta el momento. El 2021 no se presenta muy diferente. Con algunas tensiones internas, Alberto Fernández tendrá que decidir si relanzar su gobierno realizando cambios significativos o si mantiene a un equipo muy desgastado por las críticas. La Vicepresidenta acuñó hace pocos meses la frase funcionarios que no funcionan para presionar a algunos integrantes del gobierno que no cuentan con la “voluntad política y el coraje” que el Presidente requiere para llevar a cabo la acción de gobierno.

Este año es un año muy importante ya que se realizan las elecciones legislativas (o de medio término) y más allá de intuir hacia donde va el viento del voto, el gobierno deberá imaginar un escenario post-pandemia el cual le permita llevar a cabo tanto los temas que prometió en campaña, como la legislación sobre el uso de la marihuana y la ley contra las fake news, o los nuevos, como el Ingreso Familiar de Emergencia. Con el pasar de los días veremos si Alberto mantiene el comportamiento de estadista que lo llevó a ganar tanta popularidad en la elección de 2019 y también cómo se configura el espacio opositor hoy aglutinado en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ocupada por la ex mano derecha de Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta.

Argentina, que juega un papel fundamental en la región, también tiene serios desafíos de cara al futuro. Con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca y las elecciones de Ecuador y Chile a la vista, el panorama en América Latina está por decidir. Luego de este impasse neoliberal, parece que la región esta girando nuevamente hacia la izquierda y Argentina es un motor de cambio fundamental para que esto suceda.

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