La situación en los hospitales catalanes es tensa y la presión asistencial crece a medida que lo hace la preocupación por el aumento de las hospitalizaciones. Los ingresos por Covid no paran de crecer y se prevé continúen subiendo durante las próximas semanas. A estas alturas, la situación ya es más grave que en la segunda ola.
Según el último balance del Departament de Salut, el número de personas ingresadas en hospitales catalanes por Covid es de 3021, una cifra que supera la segunda ola, en la que se llegó a 2.811 ingresos. Actualmente, más de 700 personas se encuentran ingresadas en las unidades de cuidados intensivos, una cifra a la que no se había llegado desde finales del mes de abril. El número de defunciones también es preocupante. La semana pasada se produjeron 512 muertes por Covid en Cataluña, 35 más que la semana anterior y, en las últimas horas, se han notificado 88 defunciones más. La Rt ha pasado de 0,94 a 0,95 y el índice de rebrote se sitúa en 590.
También se vive con preocupación la posible incidencia de la variante británica de la Covid que, según algunos estudios, podría infectar hasta un 70% más que la cepa de coronavirus que hasta ahora conocemos. El Departament de Salut confirmó el primer caso de una persona contagiada por esta variante el 6 de enero, y ahora el Departament ya habla de entre 150 y 180 casos.
La situación en los hospitales, pues, es crítica. En el Hospital del Mar, por ejemplo, en estos momentos hay una treintena de pacientes en la UCI, cifra que casi duplica la capacidad del servicio, que cuenta con 18 camas. «Hemos tenido que abrir otra UCI. Tenemos cuatro plantas para pacientes Covid abiertas, que suman 123 pacientes, y cada vez continúan llegando más pacientes a urgencias. Tenemos entre 15 y 20 ingresos diarios. La situación es preocupante», explica el doctor Juan Pablo Horcajada, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas y coordinador Covid-19 del Hospital del Mar.
Para hacer frente a esta nueva ola de la Covid, el hospital ha tenido que posponer operaciones no urgentes y cirugías menores. También han tenido que reorganizar la plantilla para atender a los pacientes que van llegando, igual se hizo con la primera ola. «La lucha es intentar no dejar de atender a los pacientes no Covid y eso genera mucha tensión. El hospital no sólo está para recibir pacientes de Covid», señala el jefe de enfermedades infecciosas.
El Hospital Doctor Josep Trueta de Girona también se encuentra en una situación similar. Actualmente hay 74 pacientes de Covid ingresados, distribuidos en tres servicios diferentes, 32 de los cuales están ingresados en la unidad de cuidados intensivos, que se encuentra al 91% de su capacidad.
«No estamos en un punto de saturación, pero estamos muy cerca. Si siguen aumentando los casos de esta manera, tendremos que desprogramar más actividades», comenta el doctor Antoni Castro, jefe de Medicina Interna del hospital. En estos momentos, el hospital sólo ha desprogramado algunas cirugías menores, a la espera de cómo avance la situación. También se han tenido que desplazar enfermeras a la UCI y otros servicios con pacientes de Covid.
Hospitales satélite para esponjar la presión asistencial
El pasado lunes entró en funcionamiento el nuevo hospital anexo al Hospital de Bellvitge, que servirá para esponjar el centro hospitalario ante la subida de casos de coronavirus. «Significa fortalecer nuestra estructura hospitalaria y nuestro sistema de salud, permitiendo a los hospitales poder trabajar de la mejor manera», señaló la consejera de Salud Alba Vergés en rueda de prensa.
Los próximos hospitales satélite que entrarán en funcionamiento serán el de Germans Trias i Pujol de Badalona, entre el 1 y 2 de febrero, seguido del anexo de la Vall d’Hebron y del Arnau de Vilanova, que entrarán en funcionamiento a lo largo del mes de febrero. Durante el mes de marzo abrirá las puertas del hospital satélite del Moisès Broggi, en Sant Joan Despí, y en otoño de 2021 está prevista la apertura del hospital anexo al Parc Taulí de Sabadell.
La fatiga pandémica merma las fuerzas de los profesionales
Pronto hará un año desde que se notificó el primer caso de coronavirus en España, un año durante el cual los profesionales sanitarios han estado -y están- luchando por la recuperación de los pacientes de Covid, con una carga asistencial muy elevada. Los sanitarios están más preparados que en la primera ola y tienen más experiencia respecto a la atención a los pacientes de Covid, pero es inevitable que la presión asistencial actual recuerde al que se vivió aquellos meses de marzo y abril del año pasado.
«Los profesionales estamos agotados, no vemos claramente la luz al final del túnel», expresa Juan Pablo Horcajada, jefe de enfermedades infecciosas del Hospital del Mar. «Los sanitarios aguantando, pero hay días y momentos que son duros. Cada día es una sorpresa, y este cambio constante quema mucho. Hacemos todo lo que podemos, pero ya son muchos meses en esta situación», destaca. En la misma línea se expresa el jefe de medicina interna del Hospital Doctor Josep Trueta, el doctor Antoni Castro, quien destaca que es especialmente el personal de las UCI quien tiene una sobrecarga física y emocional más elevada. «No han parado desde la primera ola», señala.
La decana del Consell de Col·legis d’Infermeres i Infermers de Catalunya, Estrella Martínez, explica que el personal sanitario está viviendo una situación muy estresante. «Los sanitarios han doblado turnos durante mucho tiempo y están muy cansados. Tienen la sensación de que no pueden descansar nunca. Es un no parar», explica.
Ante el malestar creciente de los profesionales de la salud catalanes, la Mesa Sindical de Sanitat de Catalunya, formada por los sindicatos Infermeres de Catalunya, USOC, CATAC-CTS-IAC, Intersindical CSC, CGT, PSI Lluitem y COS, ha puesto en marcha la campaña #Estemfartes en las redes sociales. «Las profesionales de la salud estamos agotadas y seguimos llevando hacia adelante un sistema ineficiente que sigue aprovechándose de la buena voluntad de todas las trabajadoras», dicen los sindicatos impulsores de la campaña en un comunicado.
Falta de personal sanitario
En esta tercera ola, la gestión de las infraestructuras ya no es un problema, porque la experiencia de la primera ola ha servido para ganar en eficiencia y agilidad en este sentido. Una de las mayores dificultades actualmente es la falta de personal sanitario. «No hay suficiente personal. Intentamos aprovechar todo lo que tenemos, pero tenemos sobre todo falta de personal de enfermería. Todos los hospitales están iguales», señala el jefe de enfermedades infecciosas del Hospital del Mar.
Al déficit crónico de personal de enfermería se le suma la necesidad de especialización para tratar a los pacientes críticos de Covid. «Esto provoca mucho estrés y presión a las enfermeras más veteranas, que dan el máximo apoyo a estos pacientes, y también a las enfermeras más jóvenes y de otros servicios, que a marchas forzadas deben aprender a dar salida a pacientes que están muy críticos», señala Martínez.
La atención a los pacientes de Covid es compleja y, a menudo se necesita más de una enfermera para atender a un solo paciente. «El paciente de Covid necesita muchos recursos. Es un paciente aislado, altamente contagioso, que no tiene la familia cerca y que, por su sintomatología, requiere mucha atención. Esto, sumado a la falta estructural de enfermeras, lo complica todo mucho más», indica la decana del Consell de Col·legis d’Infermeres i Infermers de Catalunya.
Los sanitarios piden medidas más contundentes para frenar los contagios
Los colegios sanitarios de Cataluña piden un confinamiento más estricto e intenso. Así lo hacían saber a través de las redes sociales el presidente del Col·legi Oficial de Metges de Barcelona, Jaume Padrós, el presidente del Col·legi de Metges de Tarragona, Sergi Boada, y el de Girona, Josep Vilaplana, que constataban que la situación sanitaria «roza el colapso y que empeorará en los próximos días».
«Hay que imponer medidas más restrictivas para frenar los contactos. Y hay que reducir nuestras interacciones sociales en el núcleo familiar o grupo burbuja. Esto no va a parar si no reducimos los contactos sociales», explica Estrella Martínez. Además, añade que por mucho que baje la infección comunitaria, el impacto en las hospitalizaciones llega más tarde. «Hay pacientes que están entre 40 y 70 días en la UCI. Si no frenamos la interacción social, no hay margen para dar altas y atender otros pacientes», argumenta.
Por su parte, el jefe de enfermedades infecciosas del Hospital del Mar, Juan Pablo Horcajada, también considera que hay que imponer «medidas más contundentes» para que la curva de contagios baje. Además, explica que es necesario que la ciudadanía sea más consciente de la gravedad de la situación. «Hay que insistir en que esto no se ha acabado, que el virus está muy presente, que es muy contagioso y que no hay que confiarse», destaca.
En la misma línea, el de jefe de medicina interna del Hospital Josep Trueta señala que, desde el punto de vista sanitario, no hay ninguna otra medida para frenar la pandemia que sea más eficaz que el confinamiento domiciliario. «Con la segunda ola no ha habido ningún confinamiento domiciliario y esto se ve también en las cifras, que nunca han bajado a cero, sino que viven subidas y bajadas. Esto es consecuencia directa de las medidas», dice Castro. Reconoce, sin embargo, que hay muchas otras implicaciones sociales y económicas y que son los políticos quienes deben tomar las decisiones teniendo en cuenta todos los factores que intervienen.

