Inspecció de Treball aceptó la denuncia de la sección sindical de la CGT en Correos en que se denunciaba la falta de medidas de seguridad a la hora de la entrega y admisión del voto por correos para las elecciones al Parlament de Catalunya de este domingo 14 de febrero en los domicilios de los usuarios.
Junto a la denuncia, desde la CGT han querido matizar que desde el principio del supósito, antes de iniciar tan siquiera la campaña electoral, ya avisaron que la manera de gestionar la entrega en domicilio de la admisión del voto y la recogida del mismo se debía de hacer con personal contratado y formado especialmente para ello, y con todos los EPI necesarios para que no se produzca la transmisión del virus a los carteros y al resto de la sociedad.
Y es que son miles las personas en cuarentena por Covid-19 o aisladas por ser contacto estrecho que sin poder salir a la calle tienen el derecho de solicitar el voto por correo, un derecho que se mantiene igualmente abierto para toda la población. En el momento de la denuncia ya había más de 284.706 solicitudes de voto por correo, lo que comparándolo con anteriores elecciones al Parlament de Catalunya representa hasta un 350% más.
Julio García, delegado de la CGT-Correos nos explica que cuando la Generalitat anunció en medios de comunicación que establecería medidas preventivas para los trabajadores públicos, en conocer esta información, pidieron una reunión con la cúpula a la que fueron convocados el 27 de enero. En esta, García afirma que les dijeron que no se tomarían medidas adicionales a las ya existentes desde el inicio de la pandemia.
García nos cuenta que al principio de la pandemia se establecieron algunos protocolos como por ejemplo que, cuando se entregasen certificados que requieren nombre y DNI, de la persona o de alguien que se responsabilice de ese envío registrado, estos se pudiesen dejar en el buzón. La finalidad era mantener la distancia social dado que el desconocimiento de la pandemia era muy grande. García añade, no obstante, que a medida que se fue confiando, se relajaron protocolos entrando así en la tercera ola.
El hecho que este relajamiento manifestado por los sindicatos se haya juntado con una situación extraordinaria, inquieta a los trabajadores. Y es que por primera vez los carteros han tenido que realizar una nueva función: aparte de entregar el correo electoral para que los ciudadanos emitieran su voto, la junta electoral había autorizado que los carteros de a pie admitieran el voto si ese usuario en el momento de la entrega de la documentación electoral quería ejercer ya su derecho.
Delante de esta posibilidad obvia, dado que muchos ciudadanos no podrían ir a votar a una oficina de Correos, los trabajadores organizados en la CGT preguntaron qué medidas querían tomar. Como señala García, “se podía dar que el rellano no permitiera la distancia, que el usuario estuviera contagiado, que llevara o no mascarilla, pues a día de hoy no es obligatorio aunque se encuentren con un empleado público…” García añade además que “cuando el usuario se retira a su domicilio, en su confidencialidad, y cierra la puerta para poder votar sin estar al alcance del cartero, no sabemos si esa persona, en una acción interiorizada que tenemos desde pequeños, lamerá el sobre en vez de humedecerlo con una esponja”. Eso a la práctica significa que una persona solicita el voto contagiada o confinada por contacto con un positivo, utiliza saliva parar cerrar el sobre, utiliza los dedos para seguirlo manipulando y, además, quizás vuelve a lamer el último sobre. Ya que como especifica García, “una cosa es el sobre con la papeleta, pero después hay otro sobre donde va el certificado del registro censal y donde se tiene que introducir el sobre del voto. Este segundo sobre más grande a menudo es autoadhesivo, pero hay algunos que también se tienen que lamer”.
Esto hace, denuncia García, que recojan material posiblemente infectado. “Aparte que muchas veces nos preguntan cosas sin mascarilla, porque no están bien informados sobre lo que tienen que hacer y nosotros solo estamos autorizados a decirles que tienen toda la información dentro del sobre… Los epidemiólogos han explicado como funciona la difusión en modo aerosol al hablar…”, se queja García. Y es que en este sentido, el estar tan en contacto y el hecho de mezclar toda la correspondencia entregada y recogida perjudica a todo el mundo. “Los carteros tenemos una ruta establecida que como en el juego de la oca, vamos de casilla en casilla, y en algunas toca dar carta y en otras voto… No solo estamos poniendo en riesgo la gente que vota por correo”.
Más protección y contrataciones
Con esta denuncia a Inspecció de Treball ya admitida esperan que se avalúen y se cumplan las medidas necesarias. Para este proceso electoral una exigencia básica era la contratación específica de más personal formado adecuadamente con los técnicos de prevención.
La CGT denuncia que esto no pasó y de las 1500 contrataciones que aseguró el presidente de Correos, Juan Manuel Serrano, marcan que del 25 de enero al 14 de febrero se preveían para toda Catalunya solo 289 plazas para carteros de reparto. Delante de esto aseguran que no entienden “la despreocupación y el pasotismo de los que han montado las elecciones” y responsabilizan directamente de las consecuencias sanitarias a la Direcció General de Participació Ciutadana i Processos Electorals, a la Conselleria de Sanitat y a la Dirección de Correos en Catalunya. “Queríamos que sometieran a una avaluación esta nueva función de recogida del voto, que fueran los técnicos a varios domicilios y sopesaran como tenía que ser esa recogida y la trasladaran al personal”, cuenta Julio García. Pero esto no ha pasado.
Aun así, García también cuenta que ha sido con la denuncia de esta situación a los medios de comunicación que parece ser que la dirección de Correos ha movido ficha. A partir de esto, “el director entregó una carta a cada compañero cartero pidiendo voluntariedad para el 14 de febrero para ir tanto a entregar el voto por correo como a recoger el tercer sobre, donde van los escrutinios, que el presidente entrega una vez hecho el recuento… Que casualidad que durante toda la campaña estamos yendo solo con una FFP2 y guantes, pero ese día los carteros que trabajen también tendrán una pantalla facial y un traje específico”, dice García.
El delegado de la CGT apunta también que si Inspecció de Treball se hubiese dado más prisa ya hubiera obligado a Correos a dar todos los elementos de protección necesarios. También cree que habría estipulado que los compañeros que hacen esas funciones se dedicaran exclusivamente a ellas y tendrían además bandoleras o carros especiales, opina García sobre la resolución.
Estas peticiones vienen dada la incidencia que ha tenido el Covid-19 en Correos. En la provincia de Barcelona, los datos facilitados por la empresa a 25 de enero, son que sobre una plantilla aproximada de 5.000 personas hay 216 positivos confirmados, 292 casos probables, 783 contactos aislados y 2 fallecimientos.
Otros sindicatos también advierten de la falta de previsión
Más allá de la denuncia a Inspección de Trabajo de la CGT, CCOO y UGT también advertían que la falta de previsión y las instrucciones erróneas del presidente de Correos han sido provocando retrasos importantes en las tarjetas INE y en la propaganda electoral.
“Si este proceso electoral concluye de manera satisfactoria será únicamente”, aseguran CCOO y UGT, “por la profesionalidad de los trabajadores de Correos, extenuados por las sobrecargas y lidiando con la tercera ola de la Covid sin medidas preventivas necesarias-, porque para supuesto la gravísima, incompetente e improvisada gestión de los directivos entorpece incluso más los esfuerzos que los trabajadores están asumiendo”.
La realidad, denuncian, y en la línea de lo que ha manifestado también la CGT, es que “la falta de previsión y liderazgo en el proceso electoral catalán por parte del presidente de la compañía pública, además de llegar tarde y sin ninguna planificación ha forzado a los profesionales de Correos a seguir decisiones contradictorias, erráticas y a golpe de improvisación”.
Primero anunció la futura realización de 965 contratos y días después, retrocedió anunciando la ampliación de la contratación hasta 1.500 efectivos. Según advierten CCOO y UGT los anuncios se quedaron meramente en eso, anuncios, porque no es cierto que se hayan completado íntegramente. Aparte de que no se han realizado todos los contratos, afirman que en su inmensa mayoría son refuerzos a tiempo parcial por unas pocas horas en reparto (más del 57%), o para fines de semana en logística (16%).
Paralelamente a las demandas derivadas de la campaña electoral, UGT y CCOO también reclaman a la Generalitat que incluya al personal de Correos dentro del personal esencial a vacunar. En la línea de lo que ha hecho con otros colectivos también considerados esenciales como son policías, bomberos, servicios de emergencia o, más adelante, el profesorado. Los sindicatos contaban ser conscientes de que el personal de Correos no depende de forma directa de la Generalitat, pero también consideran que esta tiene mucho que decir cuanto a priorizaciones.


