Adrià Comella i Carnicé es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Lleida y, desde junio de 2018, es director del Servei Català de la Salut (CatSalut). La valoración que hace de la respuesta del sistema de salud pública de Catalunya ante la emergencia del Covid “sólo puede ser positiva”. En cuanto a las lecciones aprendidas de la pandemia, Comella considera que esta crisis sanitaria “ha permitido acelerar procesos que hacía tiempo que se estaba valorando si valía la pena hacerlos” y que esto debe quedar como “legado”.
Respecto la construcción de los nuevos hospitales satélite, el director del CatSalut argumenta que eran muy necesarios, porque, según dice, “había que asegurarnos de que teníamos suficiente capacidad de camas de críticos, que nos sirvan para la pandemia y la pospandemia, ya que históricamente había un déficit”.
Hace ya casi un año del primer caso de Covid detectado en Catalunya. ¿Qué valoración hace de la respuesta del sistema de salud pública de Catalunya ante esta emergencia?
Yo creo que la valoración solo puede ser positiva. Una pandemia es la peor situación que puede vivir el colectivo sanitario, porque altera mucho las organizaciones, el ritmo de trabajo y las condiciones de los sanitarios si es de la magnitud como la que estamos viviendo. Esta alteración suele conllevar muchas dificultades para ofrecer buenas respuestas y yo creo que las organizaciones proveedoras del sistema de salud y el conjunto de los profesionales sanitarios han hecho no solo un esfuerzo, sino que han aplicado mucha inteligencia, innovación y determinación para que la respuesta en una situación tan dura fuera la mejor posible. Por lo tanto, estamos muy satisfechos. La sensación que tienen los sanitarios es la misma. Tienen una doble sensación: de trabajo bien hecho, a pesar de que estamos hablando de muchas muertes y de mucho sufrimiento, pero también de mucho cansancio, debido a la magnitud de esta situación. Los sanitarios están muy cansados emocionalmente y físicamente.
¿Qué podemos extraer de bueno de esta situación? ¿La pandemia ha servido para que el sistema gane músculo?
La pandemia ha permitido acelerar cosas que hacía tiempo que se estaba valorando si valía la pena hacerlas o no, ha servido de catalizador para que haya mejoras en el sistema de salud. Por ejemplo, en el ámbito de los sistemas de información hemos avanzado muchísimo en nuevas tecnologías, se ha podido renovar e innovar mucho equipamiento tecnológico, y esto no se detendrá. La crisis sanitaria ha servido para sacudir esta necesidad, ponerla sobre la mesa y comprometer los recursos para que esta renovación sea un hecho.
¿Qué hacer respecto a la primaria? ¿Hacia dónde debe ir la transformación de la atención primaria?
La pandemia ha servido también para asumir muy a fondo la transformación de la atención primaria, el primer nivel asistencial que tenemos, y esta se ha reforzado muchísimo a consecuencia de la crisis sanitaria. Prácticamente han crecido en un 20% los recursos humanos destinados a la atención primaria. Hemos contratado aproximadamente 4.500 personas en este ámbito, que están haciendo una labor de apoyo epidemiológico, en la identificación y seguimiento de los contactos y otras tareas relacionadas con el Covid. Nuestra idea es que puedan tener una continuación en el tiempo en el sistema para reforzar la primaria. Al fin y al cabo, se trata de aprender de lo que nos ha hecho vivir la epidemia, y lo que aprendemos es que seguramente nos debemos organizar de una manera diferente.
La forma de trabajar dentro de una consulta por parte de los médicos, enfermeras, personal administrativo… puede ser diferente para asegurar que recibimos antes al usuario, ser más resolutivos y que cada una de las personas que configuran la consulta haga el trabajo por el que está formado. Uno de los problemas de la atención primaria es que a menudo los médicos hacen más de administrativos que de médicos o las enfermeras hacen más tareas burocráticas que de cuidados. La transformación iniciada con la epidemia nos permitirá avanzar dentro de este mismo año 2021 para que se pueda hacer una transformación de todos los equipos de atención primaria del país, para avanzar en la idea de que el médico haga más de médico, el enfermero o enfermera haga más de enfermero/a, etc. Además, introduciremos figuras nuevas, por lo que, subsidiariamente, todo el mundo haga el trabajo que le corresponde. Muy pronto, en 15 o 18 meses, esperamos que los usuarios puedan percibir un cambio cualitativo relevante en la atención primaria. Estamos también ayudando a la primaria a crecer en espacios físicos. En total, se montarán más de 120 módulos junto a los CAP del país para que la primaria tenga un espacio para hacer diagnóstico de enfermedades respiratorias y separar el circuito Covid del no Covid en los casos donde el espacio actual del CAP no lo permite. La pandemia ha permitido hacer inversiones que deben servir para construir un sistema más aún potente.
¿Se habrían podido hacer algunas cosas mejor? ¿Qué autocrítica hace?
Un elemento que generó mucha disconformidad fue la falta de materiales de protección al inicio de la pandemia. Desde los centros, instituciones y el conjunto de la ciudadanía hubo un gran esfuerzo para superar esta situación. Era complicado resolver esta situación y, personalmente, es el momento que más me hizo sufrir. Cuando el material escaseaba se tuvo que hacer traslados de material, y recuerdo mucha angustia en ese momento, por parte de los profesionales y por nuestra parte. Era muy difícil anticipar esto. De hecho, lo intentamos y hicimos pedidos de compra en diciembre, cuando la crisis ya estaba en Europa, pero muchas no se llegaron a materializar. La competencia entre países por aquel material fue feroz. Fue el momento más crítico. Ha habido otros momentos en los que hemos sufrido, pero hemos ido remontando.
Otro momento que nos hizo sufrir mucho ha sido la caída de la actividad no Covid. En una situación de emergencia, donde los recursos se destinarán en gran parte a esta nueva enfermedad, resulta difícilmente evitable. En este sentido, hicimos un plan de activación para recuperar al máximo esta actividad asistencial no Covid. Al final de la primera ola l’actividad quirúrgica había caído un 40%. Ahora bien, a pesar de sufrir dos oleadas más, el año lo cerramos recuperando la mitad de esta actividad perdida. Hay mucho esfuerzo detrás para intentar conseguir este equilibrio entre asistencia Covid y no Covid. Seguramente, a ojos de la ciudadanía, se puede ver que se ha demorado demasiadas veces la actividad asistencial no Covid, pero quiero dar la garantía a la ciudadanía que ni los sanitarios ni el CatSalut, en ningún momento, se han detenido para intentar recuperar la actividad perdida y atender todos los problemas de salud. Trabajamos mucho bajo el criterio de los clínicos. Estamos gestionando lo que se hace antes de acuerdo con la gravedad del caso y la complicación posteriores si se produce un retraso.

Efectivamente, concentrar mucha parte de los esfuerzos en la Covid ha tenido efectos colaterales en otras enfermedades. ¿Cómo quedarán las listas de espera con el impacto de la Covid-19?
Lo que hemos hecho es asegurarnos y garantizar que todos los procesos más graves se siguieran manteniendo. Los procesos vinculados con el cáncer y las enfermedades cardíacas, que son los más graves, están priorizados. En estos procesos estamos trabajando al mismo ritmo que el año 2019. Otra cosa son los procesos que generan un malestar en el paciente, que no se deben menospreciar, pero que desde un punto de vista clínico tienen menos gravedad. Aquí hay muchos procesos y estos se pueden ver demorados en su abordaje y solución y, en este sentido, tenemos programas preparados para resolverlos cuanto antes. Yo creo que durante este año 2021, si conseguimos controlar la epidemia, podremos recuperar gran parte de la actividad. Obviamente, si entra más gente al sistema y no sale, el volumen crece y la lista de espera se puede incrementar. Puede haber un momento que haya mucha gente esperando, pero seguirán estando dentro de los plazos clínicos de espera. Recuperar la actividad es un tema prioritario. Esto es un esfuerzo extraordinario que ha hecho el colectivo sanitario, y la ciudadanía es consciente del esfuerzo que se está haciendo. Este esfuerzo extraordinario necesitará un cierto tiempo para ponerse en un nivel de tensión más sano para los profesionales.
Cada semana estaremos mejor que la anterior, pero a medida que suben los contagios tenemos que mirar los números y tomar decisiones para evitar que el sistema sobrepase sus capacidades. Los recursos que destinamos al Covid son finitos. Si los recursos los destinamos solo o prioritariamente al Covidien, estamos dejando de hacer actividades que haríamos, que son actividades menos graves, pero que pueden tender a agravarse. Que el sistema pueda dar respuesta a las enfermedades no Covid es una garantía de salud para todos. Si la tensión de contagios crece y esto lleva al sistema asistencial a tener que concentrar recursos para la Covid, lo ideal es intentar que estos recursos no estén mucho tiempo o que estén en la menor medida posible a fin de poder dar respuesta otros procesos. Este equilibrio de necesidades hay que basarlo mucho en la evidencia.
Durante el 2021, necesitaremos 1.400 o 1.600 millones de euros extraordinarios en relación con un año normal para poder dar respuesta a las necesidades que produce la epidemia.
La inyección de 2.100 millones de euros de financiación extra para hacer frente a la pandemia, ¿cómo quedará?
De ellos hay una parte muy importante, aproximadamente un 25%, que son inversiones y, por tanto, han venido para quedarse y formarán parte del fortalecimiento del sistema. Hemos conseguido estar en número de camas de críticos en niveles de ratios europeas, lo que no habíamos logrado nunca antes. Por lo tanto, hay una serie de partidas importantes que se quedan y que han de representar un paso adelante desde el punto de vista de mejorar la capacidad del sistema. La otra parte es, básicamente, en recursos humanos, ya que han tenido que contratar muchas más personas. El sistema, que normalmente ya trabaja en un nivel de producción muy alto, al 100%, ha estado trabajando casi al 120% durante todo un año. Un sistema que trabaja con esta sobrecarga de trabajo tiene unos costes también, en términos de nóminas del personal y en términos de materiales diagnósticos. Ha habido una gran inversión en macetas, cribados, medicamentos, oxígeno, etc. Es un gasto más coyuntural; a medida que la epidemia se vaya solucionando, esta es una parte del gasto que tenderá a desaparecer y aparecerán nuevas necesidades de inversión, durante este año y los siguientes, que tendrán que ver en asegurarnos de recuperar la actividad que forzosamente ha tenido que aplazar.
Desde un punto de vista de los costes, el año 2020 es el año que en que ha habido un gasto mayor. En 2021 seguirá habiendo un gran gasto, probablemente menor que el año anterior, pero si no son 2.100 millones de euros extraordinarios necesitaremos 1.400 o 1.600 en relación con un año normal para dar respuesta a las necesidades que produce la epidemia. De cara el 2022 aún está por ver. Esperamos tener controlada la epidemia, pero tendremos necesidad de terminar el plan de inversiones que tenemos ya acordado para recuperar la actividad habitual.
¿El sistema está infrafinanciado?
Varios estudios ponen sobre la mesa que el sistema catalán tiene una carencia estructural de 5.000 millones de euros. El gasto de un año habitualmente puede rondar alrededor de unos 12.000 millones de euros y los diferentes estudios señalan que haría falta añadir 5.000 millones de euros a este dinero. Nosotros pensamos que esto es completamente necesario. No es una situación que afecte solo a Catalunya, sino al conjunto del Estado. El conjunto de las autonomías tienen esta misma situación de infrafinanciación y es importante que en esta nueva legislatura que ahora comienza se llegue a acuerdos que permitan solucionar la infrafinanciación del sistema sanitario en el conjunto del Estado y, concretamente, en Catalunya. Si esta cifra de 5.000 millones se puede progresivamente incorporar en los presupuestos, el sistema estará en unas condiciones adecuadas para poder dar respuesta no solo a la epidemia si no a los retos de los próximos años, que seran muy importantes en términos de salud.
Tenemos una población que, por suerte, cada vez vive más años y con más calidad de vida. El sistema sanitario tiene muchísima capacidad de innovar, de incorporar nuevas tecnologías que permitan resolver enfermedades que antes no se podían solucionar y, como sociedad, tenemos que aspirar a curarnos de estas enfermedades. Catalunya, a través de sus centros, tiene una gran capacidad de liderazgo en innovación tecnológica. Esto requiere conocimiento, inteligencia, profesionales capaces, que tenemos muchos, pero también recursos. El ritmo de la innovación debe venir acompañado por el hecho de que el sistema tenga capacidad de responder.
¿Se prevén inversiones en modernizar el sistema telefónico e informático de los centros de atención primaria, de los que muchos profesionales se quejan?
Se han empezado a hacer estas inversiones. Hemos cambiado un porcentaje importante de centralitas telefónicas y estamos trabajando para introducir estas mejoras. La accesibilidad en la primaria está evolucionando, yo creo que en beneficio de los usuarios y de los profesionales. Históricamente la visita a un CAP era siempre física. Algunas de estas visitas tienen mucho sentido, porque la presencialidad es fundamental para hacer una buena exploración y diagnosticar bien una enfermedad, pero hay muchas otras visitas que se pueden hacer por teléfono, ahorrando tiempo a los usuarios y los profesionales. Estamos trabajando con la idea de que todas las consultas que se tengan que hacer físicamente se hagan cuanto antes, pero que las otras relaciones entre profesionales y usuario, como la de informar de los resultados de unas pruebas, se puedan hacer a través de vías telemáticas.

Hay muchos CAP que están en mal estado, como el Raval Nord o el de Passeig de Sant Joan. ¿Cómo están los correspondientes proyectos para la construcción de nuevos CAP en Barcelona o de ampliaciones de los mismos?
Durante esta legislatura se consiguió desbloquear un acuerdo que ha permitido tener claro que el CAP Raval Nord tendrá un nuevo edificio en la antigua Iglesia de la Misericordia y, en este momento, estamos licitando el proyecto para poder salir adelante. En conjunto, este tipo de proyectos suelen tardar entre tres y cuatro años en ver la luz. El CAP Raval Nord está en la fase de licitar el proyecto y es esperable que, si todo va bien, a finales del año 2023 a 24 el CAP sea una realidad, que hace mucha falta. Ahora se ha construido un módulo para ganar espacio, que es temporal. En Barcelona tenemos solares identificados para el CAP Horta, para el Passeig Sant Joan, en el cruce entre Gran Vía y Nápoles, y también para el CAP Besòs, del cual haremos una ampliación en un edificio contiguo a unos antiguos cines. Todos estos proyectos tienen que ser una realidad en tres o cuatro años.
Los nuevos hospitales hacían mucha falta. Había que asegurarnos de que teníamos suficiente capacidad de camas de críticos, que nos sirvan para la pandemia y la pospandemia.
La construcción de los nuevos hospitales satélite levantó muchas críticas por parte de la atención primaria. ¿El sistema necesita estos nuevos hospitales?
Sí, hacían mucha falta. Son extensiones de los hospitales que los acogen, y cada uno de los cinco hospitales responden a necesidades diferentes. En el caso del hospital anexo a Can Ruti, hacían falta más camas de críticos, ya que toda aquella zona estaba infradotada de estos tipos de camas. Por lo tanto, construimos una especie de macro-espacio de camas de críticos perfectamente integrado, y esto nos permite organizar respuesta en la Barcelona norte, el Maresme y parte del Vallès.
Actualmente, tenemos casi 600 personas ingresadas en camas de críticos. Cuando comenzó esta crisis, teníamos 575 camas de críticos en todo el país. Hoy, la capacidad está consumida al 100% solo por una enfermedad, que es el Covid. Había que asegurarnos de que teníamos suficiente capacidad de camas de críticos, que nos sirvan para la pandemia y la pospandemia, ya que Catalunya ha sido históricamente infradotada de camas de críticos. Los espacios ya están ocupados y nos ayudarán también a resolver las necesidades futuras del país. Estos hospitales los hemos hecho de común acuerdo con los líderes de los hospitales, hemos dialogado con los diferentes proveedores para corregir unas carencias concretas y de acuerdo con sus necesidades hemos construido los proyectos dialogados. Eran muy esperados y están siendo muy bien recibidos por los hospitales.
La atención primaria, inicialmente, vio esta actuación como favorecer más el mundo hospitalario que la primaria, pero veníamos de una inversión de 30 millones de euros, y no hemos parado de invertir en la primaria. Las inversiones se van haciendo una tras otra y con visión de conjunto. Cuando anunciamos la construcción de los nuevos hospitales satélite, estábamos trabajando en paralelo con el proyecto de ampliación de los centros de atención primaria con 120 edificios en todo el país. A continuación, se llevarán adelante también inversiones de ampliación y mejora en aproximadamente 20 CAP.
¿Hay suficiente personal médico y de enfermería para trabajar en estos nuevos hospitales satélite?
Sí, los profesionales se han ido incorporando durante la crisis y se han hecho nuevas contrataciones a medida que los espacios se han ido poniendo en disposición. Se han contratado los profesionales necesarios para llevar adelante estos espacios y no ha habido excesivas dificultades para hacerlo. El manejo de camas de críticos tiene un componente médico pero, sobre todo, de enfermería. Necesitan muchas enfermeras y enfermeros, y son estos perfiles los que se han ido incorporando.
Desde el Diari de la Sanitat publicamos un reportaje hablando con rastreadores de Ferrovial que decían que la gestión del rastreo era ineficiente y que el sistema fallaba. ¿El contrato con Ferrovial fue un error?
Esta no es una decisión que correspondiera al Servei Català de la Salut. Nosotros nos dedicamos a la parte asistencial y el rastreo de los contactos no es nuestra competencia, porque corresponde al ámbito de la Salut Pública. Desde la óptica de la atención primaria, nosotros contratamos los gestores Covid, que se integraron en la atención primaria. Estos hacen seguimiento de los contactos de positivos en Covid, los cuales se vierten en un sistema informático y, aparte de aquí, es cuando intervienen los scouts contratados por Ferrovial. Ciertamente, crear un servicio que no existía, partiendo de cero y adquiriendo un cierto rodaje, requiere un tiempo. Yo creo que cada uno hizo su parte.
Desde el CatSalut, ayudamos en el desarrollo del sistema informático para que hubiera una buena comunicación entre la primaria y los scouts. Esto tiene un proceso de implementación y corrección que, en el momento actual, es potente y funciona de una forma muy correcta. El contrato fue muy polémico. Desde el CatSalut lo que más nos ha preocupado es que hubiera una buena fluidez entre los profesionales de la atención primaria y los rastreadores. Esto en muchos casos ha funcionado bien y, en otros, sí es cierto que ha habido determinantes incidentes, como casos en que la llamada se producía demasiado tarde o los habían llamado más de una vez. Creo que estas cosas forman parte del proceso de hacer nacer un servicio que era inexistente. Esto no es sencillo, ya que hablamos de un volumen de contactos muy grande. Crear una plataforma así es complejo.

¿Cómo valora la situación epidemiológica actual?
Desde el punto de vista asistencial, hemos ido subiendo y bajando. Nos preocupa mucho desde el punto de vista del volumen de camas de críticos que tenemos a disposición. La información que nos llega es que la mejora que estábamos experimentando se ha detenido y, por tanto, veremos si nos encontramos en una fase de estancamiento, que nos permitirá ir desescalando personas ingresadas en camas de críticos, o bien después volvemos a tener un crecimiento. Si experimentamos otra vez un crecimiento, más o menos lento, y se vuelven a tomar medidas para asegurar que el crecimiento se detenga, podemos seguir dando respuesta como hemos hecho hasta ahora. Si el crecimiento fuera más acelerado y partiéramos de la situación actual, con casi 600 personas ingresadas en camas de críticos, sufriríamos mucho. La situación actual la intento mirar con respeto. Tendremos que estar todos muy atentos a los datos de los contagios para ver en qué medida podemos ir relajando las medidas. Lo que tenemos que hacer es mirar bien los datos, teniendo clara la relación que existe entre movilidad, contagios y presión asistencial. Conseguir un buen equilibrio de estas tres patas es la mejor manera que tenemos de manejar esta situación.
¿Qué impacto puede tener la vacunación?
La vacunación es la solución. La vacuna funciona y lo estamos viendo de forma clara en las residencias de ancianos, donde el número de infectados e ingresos ha decaído. Los países que tienen un mayor porcentaje de población vacunada están reportando el comportamiento exitoso de estas vacunas. Pero esto no es inmediato, porque la capacidad de vacunar que tiene el sistema es altísima, pero el aprovisionamiento de vacunas de momento es bajo. Necesitaremos un tiempo para poder poner las vacunas, porque no venden en grandes cantidades. A pesar de que tengamos la vacuna, hasta que no tengamos inmunidad de grupo, que no será hasta dentro de unos meses, tenemos que seguir con las medidas de protección.
Los profesionales que trabajan en el sistema sanitario son el mejor referente que socialmente podemos tener. Su capacidad de sacrificio, resiliencia y de innovación es ejemplar.
La pandemia también ha traído consigo grandes consecuencias económicas y sociales.
Obviamente también están las dificultades económicas que hay detrás de cerrar sectores económicos y las consecuencias en salud que se derivan, porque la pérdida de ingresos de una familia puede derivar en problemas de salud, emocional y física. Al final, todo son vasos comunicantes. En este sentido, agradezco el comportamiento ejemplar del conjunto de la ciudadanía. Acabaremos superando esta situación, pero nos quedarán unas secuelas, y tendremos que poner los recursos necesarios para que estos efectos colaterales de la pandemia se solucionen lo antes posible. Una vez superada la epidemia, vienen muchos retos y trabajo por hacer. Es un tipo de situación que, por suerte, se produce cada muchos años, y espero que podamos salir desde el punto de vista del sistema con un cierto legado. Los sanitarios están muy cansados, trabajan con una tensión altísima, con unas vivencias emocionales muy duras, y eso les condiciona mucho. También creo que una vez superado esto quedará este sentimiento de trabajo bien hecho. Creo que tendremos que animar todos entre todos. Es la peor situación que puede vivir el colectivo sanitario y pienso que los profesionales que trabajan en el sistema sanitario son el mejor referente que socialmente podemos tener. La capacidad de sacrificio, resiliencia y de innovación, al tiempo que se intenta mantener el posible la actividad no Covid, yo creo que es ejemplar.
Las contrataciones han crecido en todo el sistema en 13.000 personas. Una buena parte de esta plantilla debe quedarse en nuestro sistema, por lo tanto, habrá más manos y más formación.
Los profesionales sanitarios argumentan que están agotados y quemados. De hecho, el próximo 10 de marzo la Mesa Sindical de Sanitat de Catalunya ha convocado una huelga. ¿Cómo se prevé abordar esto?
Se está haciendo mucha cosa. Las contrataciones han crecido en todo el sistema en 13.000 personas. Una buena parte de esta plantilla debe quedarse en nuestro sistema, por lo tanto, habrá más manos y más formación y las herramientas que hay al alcance las estamos movilizando y poniendo en práctica para el cuidado de la salud física y emocional de los profesionales sanitarios. Estamos movilizando programas y recursos, pero desgraciadamente, la situación vivida ha sido de catástrofe. Cuando un país está prácticamente tres meses cerrado, cuando los sanitarios ven que se les muere gente y al principio no tienen ninguna herramienta para resolverlo, esto provoca estas sensaciones y consecuencias físicas y emocionales. Pero esta situación debemos salir no desde el conflicto entre las partes, sino desde la colaboración. Todas las decisiones que se han hecho no se han hecho desde este despacho, sino de común acuerdo con el sector sanitario. El sector es muy consciente del esfuerzo extraordinario que ha hecho el país y ahora se apuntan las bases para cambios y mejoras en el futuro.
En este sentido, creo que no hay trampas. Hay problemas claros bien diagnosticados que han necesitado unas acciones y se han buscado alternativas. Hemos invertido recursos y dinero público al servicio de todo esto, en el corto y medio plazo. Es lógico que haya gente que pueda tener esa sensación de cansancio y agotamiento y, en algunos casos, de incomprensión, y busque formas de canalizar estas emociones, ya sea convocando una huelga, una manifestación o lo que sea. Nosotros somos muy partidarios de trabajar con los sindicatos para que las ideas se canalicen en documentos a través del trabajo conjunto. No tengo claro cuál es el alcance de la huelga convocada. Lo que sé es que no está convocada por los sindicatos que están en el comité de empresas y las mesas de negociación del conjunto del sistema, que ostentan la representación de los trabajadores de forma mayoritaria.

Con la pandemia se ha reivindicado mucho la tarea de las enfermeras. La realidad es que las ratios son bastante bajas respecto a otros países europeos, en parte porque, durante años, muchos y muchas profesionales han marchado al extranjero en busca de unas mejores condiciones laborales. ¿Qué hacer?
Hacen falta más enfermeras, eso está claro. Los sectores profesionales dicen que la inmensa mayoría de enfermeras se queda en el ámbito donde se ha formado, después hay profesionales que se van al extranjero, una parte se quedan, y otros después vuelven. También viene gente de fuera. Las profesiones sanitarias son fácilmente exportables a todo el mundo, por lo tanto, es más fácil la movilidad. El principal tema a resolver está identificado, y lo hemos empezado a hablar con las universidades. En algunos casos de perfiles sanitarios concretos, hay que aumentar el número de personas tituladas, aumentar las plazas, especialmente de enfermeras. Hay que potenciar la especialización, ya que no tiene nada que ver una enfermera de primaria con una enfermera de UCI. Por tanto, hay más volumen de plazas y un mayor nivel de experiencia. Dimensionar esto bien puede hacer ganar calidad al sistema. Debemos tender a hacer crecer el número de enfermeras en nuestro país, entre otras cosas, porque el país crece y las personas envejecen, y necesitamos recursos para cuidar y curar estas personas. Una gran parte de estas tareas las realizan enfermeras.
¿Y respecto a otras especialidades?
Hay otras especialidades, como la nutrición, la psicología o la fisioterapia, que son muy relevantes también para la salud de las personas, especialmente en cuanto a la prevención. Es decir, no en la respuesta basada en el medicamento, sino en la misma respuesta del organismo. Todo el abordaje de las necesidades de salud de nuestra ciudadanía la tenemos que mirar como una respuesta no solo a través del médico o la enfermera, que es una mirada muy clásica, sino desde otras especialidades, viendo qué rol juega cada actor en el sistema.
De acuerdo con esta idea planeamos el futuro de la asistencia a nuestra ciudadana. Yo entiendo que, a veces, desde los actores del sistema el mensaje se simplifica, pero a veces hacemos un mal favor cuando lo expresamos de forma tan simplificada, porque seguramente podemos tomar mejores decisiones si tenemos en cuenta esta complejidad. Detrás de esto, siempre hay defensas más corporativas, de un colectivo concreto. A nosotros nos corresponde tener una mirada tan amplia como sea posible. Si el usuario lo podemos tratar sin que esté enfermo es mucho mejor. Esto tiene que ver con una buena alimentación, una buena salud emocional, una buena actividad física… Y de eso se encargan profesiones sanitarias muy importantes, que deben incorporarse a las consultas. Nuestro plan de transformación de la primaria versa en torno a todo ello, a la idea que haya otros colectivos profesionales que ayuden a preservar la salud sin terapias más agresivas, como las farmacológicas o quirúrgicas.

