Formar un Govern estable, fuerte, socialmente justo e independentista no es solo un deseo. Es una necesidad. Y lo es porque, ante una crisis sanitaria, económica, emocional y represiva sin precedentes, los resultados de las urnas del 14F nos exigen una sola cosa: ayudar a la gente, hacer avanzar el país.

El embate no sólo debe ser nacional -que también, claro que sí! – sino que también debe ser social. Son inseparables, por definición republicana. De ahí la importancia de estos días marcados por el debate de investidura.

La gente de ERC sabemos que esta debe ser la legislatura de la transformación social y económica de nuestro país. Y lo será. El próximo ejecutivo liderado por Pere Aragonés será el ejemplo más claro de cómo la política puede provocar cambios de fondo en nuestra sociedad combatiendo las desigualdades y luchando contra la precarización situando el centro de la acción de gobierno en las personas y sus necesidades.

Y sí, estos cambios de fondo solo pueden darse gracias a una acción republicana desacomplejada. Gracias a la valentía y la fuerza de las políticas dirigidas a fortalecer a las clases populares y, sobre todo, a visualizar y dar respuesta a nuestras conciudadanas que la sociedad y los grandes poderes dejan en los márgenes, sin voz, invisibles. Personas que tienen nombres y apellidos; y este gobierno será, también, para ellas.

Es por todo ello que trabajamos incansables por un gobierno que lidere las políticas que limiten el precio de la vivienda y eviten los desahucios de las familias vulnerables, que tenga la fuerza para impulsar grandes acuerdos sociales. ¿Cuáles? Asegurar por ejemplo una renta garantizada de ciudadanía que llegue a más gente y que implemente una renta básica universal a partir de una prueba piloto para examinar y evaluar hasta donde podemos llegar sin las herramientas propias de un Estado.

Indudablemente también debe ser un gobierno de la lucha contra la emergencia climática y de la defensa de los puestos de trabajo. Y hacerlo fomentando las miradas empresariales y asociativas que son responsables socialmente, como la economía social y solidaria, el cooperativismo y el tercer sector social.

En resumen: un gobierno republicano y transformador junto a la gente.

El gobierno de Pere Aragonés seguro que contará con la ciudadanía como impulsora esencial de la transformación. Desde el diálogo y la colaboración entre la sociedad y la administración. Han marcado el gran camino a seguir las entidades que han luchado para condonar la deuda que Endesa exigía pagar a las familias extremadamente vulnerables de nuestro país. Este es un ejemplo que nos enorgullece. La conselleria de Treball, Afers Socials i Famílies en un trabajo codo a codo con el mundo local y las entidades han conseguido esta semana que la gran compañía eléctrica condone la deuda a 35.518 familias vulnerables. Es también por esta realidad que queremos impulsar un operador energético público para blindar que la energía sea, realmente, un servicio básico y esencial con acceso asegurado para todos. Ninguna casa sin luz.

Se trata, en definitiva, de poner a las personas en el centro. Y por eso también insistimos en atender a las personas que necesiten cuidados, como una prioridad; y cuidar de las personas que cuidan. Que nos cuidan. Por ello queremos fortalecer los servicios públicos y el estado del bienestar. Haciendo cambios también en los servicios sociales: más peso público y menos del privado, facilitando que podamos hacernos grandes donde queramos y haciendo lo que queremos junto a los que más queremos, desde nuestra autonomía personal. Impulsando el modelo residencial, de apoyo en el hogar y sociosanitario para personas dependientes sea cual sea la causa. Queremos un Gobierno para potenciar los servicios públicos de proximidad y poder atender a las personas desde la proximidad a través toda la red de la primaria, de CAP y ambulatorios, para mejorar el sistema de salud.

Como defendió Pere Aragonés como único candidato a la Presidencia durante el debate de investidura, la futura Generaliat republicana invertirá en la sociedad fomentando el progreso económico y social. Afrontará la destrucción de puestos de trabajo, y lo hará enfrentándose también al gobierno de España que es incapaz de derogar las reformas laborales que provocan la pérdida de puestos de trabajo por culpa de las grandes multinacionales que tienen como principal objetivo ganar más y más dinero.

Para hacerle frente, hay también un gran Pacto Nacional para la Industria, porque Catalunya no será el almacén de Europa. Si queremos sueldos dignos y evitar que la gente que trabaja siga siendo pobre, tenemos que mejorar sus condiciones de trabajo en todos los sentidos. Mejores salarios y mejores condiciones. Y por este motivo es esencial un gran acuerdo de país, desde el diálogo y la concertación social.

Al fin y al cabo, se trata de construir un Govern para transformarnos en una sociedad más justa y libre. Y eso pasa también por otro objetivo: detener la extrema derecha, el fascismo, el racismo, el antigitanismo y la islamofobia, impulsando un Plan integral. Para hacerlo posible hay un gobierno fuerte y estable, con capacidad y tiempo para liderar la transformación que el país necesita. Es imprescindible tener la mayoría parlamentaria que estabilice pues este gran cambio de paradigma.

La pandemia nos ha visualizado, de la forma más dura, las debilidades de nuestra economía y de los pilares del estado del bienestar. Y el nuevo gobierno republicano dará respuesta desde la mirada feminista, ecologista y republicana. Estamos ante una legislatura clave que reclama la máxima responsabilidad y seriedad y es necesario que todos asuman su responsabilidad. La CUP y ERC lo hemos hecho, ¿a qué espera Junts? Y los Comunes, con estos objetivos de gobierno, ¿se quedarán mirando desde fuera?

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