Hace un tiempo, en una entrevista anterior, dijisteis que el sindicalismo saldría reforzado de la crisis del coronavirus. ¿Pasados ​​los meses tiene la misma visión?

Sí, yo creo que sí. Pienso que el sindicalismo se ha legitimado socialmente en la pandemia, en diferentes ámbitos. Por un lado, porque ha sido capaz de construir espacios de protección social que la ciudadanía ha reconocido como un éxito. Esto tanto en el campo propositivo como en el de acción. Y después porque hemos tenido la posibilidad de dar respuesta a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras que se han dirigido al sindicato llenos de incertidumbres y angustias y han tenido alguien que los escuchaba y los ayudaba.

Incluso, a pesar de la fortísima crisis sufrida en el empleo, la afiliación a CCOO tengo entendido que ha crecido un poco, ¿es cierto esto?

Sí, sí, ha mejorado la afiliación. Piensa que, a pesar de ser un año que ha castigado el empleo, hemos incrementado en más de un millar los afiliados y afiliadas, superando la cifra de 147.000. Y esto es más destacable porque en Catalunya se han perdido últimamente más de 150.000 puestos de trabajo.

La crisis del Covid ha demostrado que sus efectos en España han sido más desastrosos que en otros países porque la economía española se basa en la precariedad. ¿Está de acuerdo?

Lo que hace años que los sindicatos denunciamos es que las recetas surgidas de la gran crisis del 2008 se basaron en la flexibilidad mal entendida y en la precariedad, como el modelo de participación de los trabajadores en la economía. En la pandemia quienes preconizaban estas recetas, que defendían la precariedad como un modelo para superar las crisis, han tenido que cambiar su discurso de manera radical, no sólo en el ámbito local en España sino también en la Unión Europea, donde las políticas de inversión y protección a las personas, protagonizan ahora los diferentes proyectos de fondo de recuperación de los Estados miembros.

Por tanto, está claro que se ha puesto en primer plano la necesidad de acabar con este modelo y cambiarlo radicalmente. No nos merecemos que la recuperación económica recupere cierta normalidad junto a los avances de la vacunación sin que al mismo tiempo no cambien las reglas en el sentido de lo que la gente necesita, que es la derogación de las reformas laborales y el retorno a un equilibrio entre derechos de los trabajadores y de los empresarios.

Este año Comisiones Obreras hace el triple salto: afrontar la pandemia, preparar el congreso y actualizar las prácticas sindicales para adaptarlas a la nueva realidad. Parece como el juego de los platos chinos, que los hacen girar intentando que no caiga ninguno.

No. Yo creo que el ejemplo de los chinos no es el adecuado. Venimos de una estrategia hecha desde hace mucho tiempo y por lo tanto una organización como la nuestra tiene la posibilidad de adaptarse al medio. Al igual que en los primeros días del Estado de Alarma, cuando estalló la crisis de la pandemia, mostramos la capacidad de respuesta de cientos de compañeros y compañeras que no se preguntaron si estaban bien o mal protegidos sino que se plantearon: ¿Cómo podemos ayudar a los trabajadores y trabajadoras en las empresas? Así pues, aquella solidez y madurez tuvo también detrás una organización capaz de poner todos los instrumentos para garantizar una respuesta satisfactoria para la clase trabajadora del país. Por lo tanto, sí se pueden hacer varias cosas a la vez y creo también que nuestra organización tiene capacidad para hacerlo de manera continuada. Y recuerdo que desde hace unos años hemos podido hacer congresos y huelgas generales a la vez. También hemos afrontado crisis y situaciones extremas y siempre hemos adaptado nuestra práctica sindical a la realidad del mundo del trabajo.

La desindustrialización que apuntan las últimas noticias puede afectar negativamente a la calidad media de los derechos laborales, porque se desmontan empresas con derechos sindicales y quedan las que ofrecen empleos precarios.

Sí se pueden detener los procesos de desindustrialización de qué me habla. El cambio se puede hacer en dos sentidos. Uno, cambiando el marco normativo, permitiendo actuar sindicalmente en el control y fiscalización de las grandes empresas que quieren marchar deslocalizando. Esto puede hacerse recuperando la autorización administrativa en los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE). El segundo sería la práctica normativa y laboral preventiva, que desarrolle procesos alternativos a la deslocalización de los centros de trabajo. Es decir, los procesos de reindustrialización que se están produciendo, fruto de la presión sindical, deben estar acompañados por un marco normativo que los facilite, a partir de la prospección y previsión de los impactos de las decisiones empresariales.

Javier Pacheco ante el cartel hecho con fotos de afiliados a CCOO
Javier Pacheco ante el cartel hecho con fotos de afiliados a CCOO | Pol Rius

Revertir las deslocalizaciones

Por otra parte, hay que empezar a revertir las deslocalizaciones recuperando la soberanía industrial con un cambio de modelo productivo. Por ello, debemos aprovechar los fondos de reconstrucción que se están poniendo en marcha desde la Unión Europea, y también tenemos que aprovechar la circularidad de la economía, la lucha contra el cambio climático y contra la desertificación, que pueden poner en vanguardia Catalunya en un modelo económico donde el peso de la industria recupere el terreno perdido.

Hace unos meses, CCOO y también UGT estabais confiados que el Gobierno cumpliría su compromiso con respecto a la derogación de la reforma laboral. ¿Piensa que es hora de que los sindicatos vuelvan a la calle para evitar que se mantengan los puntos más reaccionarios de la reforma laboral?

¡Hemos vuelto a las calles! Y hemos planteado que lo haremos de manera ‘in crescendo’ en función de cómo se produzcan o no los avances en la mesa del diálogo social. Acordamos de manera muy responsable. agentes sociales, patronales y gobierno, cuando estalló la crisis sanitaria, que lo primero era la salud de la gente. Por lo tanto, establecimos todos los mecanismos de participación para garantizar la protección de la población, tanto en salud como en el ámbito socioeconómico. Por eso todo el esfuerzo del diálogo social se dirigió a cómo mantener empresas, como mantener empleo. Una vez que se ha estabilizado esta realidad aplicando fórmulas como los ERTE y sus correspondientes prórrogas, lo que planteamos ahora es recuperar los equilibrios del trabajo, para que esto acompañe el proceso de recuperación y reactivación económicas en la salida de la crisis.

¿Y cuáles son los puntos más urgentes de esto último?

Empiezan por derogar aquellos aspectos que tenían que ver con la negociación colectiva, a la subcontratación y a las causas para despedir y para inaplicar los convenios colectivos, que debían estar acordados desde hace tiempo. Ahora ya decimos que la mesa por el diálogo social que se abrió hace unas semanas debe terminar de manera rápida con estos acuerdos. Si no hay solución rápida, habrá respuesta sindical que será directamente proporcional a la falta de avances en la negociación del diálogo social.

Tenemos ahora un Primero de Mayo que será un punto de inflexión para poder desarrollar esta ecuación. Si ha avanzado la mesa del diálogo social, será un Primero de Mayo que reconocerá la labor de los actores que han intervenido en la recuperación de los derechos de la clase trabajadora, y si no, será el punto de inicio de un proceso de movilización mucho más contundente en el país.

En Catalunya hace un tiempo los sindicatos instaban a la Generalitat a gobernar. ¿Ahora como veis, para los trabajadores, la situación de interinidad en el ejecutivo?

Hace más de un año que no hay un gobierno efectivo en Catalunya, desde que el presidente Torra denunció que la legislatura estaba agotada. Luego, con la pandemia, hemos visto un gobierno roto por la mitad. La situación de la inhabilitación del presidente, después, alargó el calendario para llegar a las elecciones. Ahora vemos que se agotan los plazos para investir un nuevo presidente de la Generalitat. Por lo tanto, claro que hemos perdido demasiado tiempo. No se han aprobado unos nuevos presupuestos para aprovechar el potencial económico que tenían las administraciones públicas para hacer frente a la pandemia. Debemos decir con contundencia que estamos pagando demasiado cara la factura en este sentido.

De cara a la creación de un gobierno nuevo en Catalunya, ¿cuáles serían, para CCOO, las prioridades que debería asumir?

Nosotros reclamamos que se configure un gobierno que afronte las prioridades sociales que, desde el sindicalismo confederal, hemos puesto sobre la mesa. Yo las resumo en dos palabras: protección y proyección. Protección a las personas, para que la crisis tenga una salida que no deje a nadie atrás. Y proyección para incorporarse a la reactivación económica con un cambio de modelo productivo que transforme la relación entre crecimiento y precariedad, que los últimos años ha castigado a la sociedad.

¿Cuál sería la reclamación urgente que CCOO haría al Govern de Catalunya cuando se forme?

La respuesta es aprobar unos presupuestos que tengan la lógica de favorecer una salida de la crisis, que no deje a nadie atrás. Esto quiere decir que se deberían reforzar los espacios de protección social, fortaleciendo el diálogo social, como se hizo a inicios de año con las medidas de ayuda a empresas, trabajadores y autónomos. También hay un acompañamiento en relación con los efectos que la pandemia tiene en la economía y en el trabajo.

Javier Ppacheco se muestra esperanzado en conseguir una solución para Nissan que salve la mayoría de los puestos de trabajo foto: Pol Rius
Javier Pacheco se muestra esperanzado en conseguir una solución para Nissan que salve la mayoría de los puestos de trabajo | Pol Rius

Fondos públicos para la reconstrucción

Por otra parte hay que desarrollar la ordenación de las estrategias de modelo productivo en relación con los fondos de inversión pública, de reconstrucción ‘next generation’, que deben servir para definir cuál será la Catalunya del futuro. Por eso creo que el Gobierno tiene que ponerse las pilas cuanto antes.

Hablando de los fondos de inversión públicos, ¿estaríais de acuerdo con el hecho de que si la administración pone dinero en estos proyectos, tuviera también representantes para vigilar que se hace con el dinero y evitar jugadas extrañas?

Nosotros en junio hicimos una propuesta de estrategia de reconstrucción nacional y social del país, para salir de la pandemia. En su lógica está la recuperación de los instrumentos democráticos a la economía. Se trata de marcos normativos para hacer valer el papel de las instituciones públicas en los sectores estratégicos. Unos sectores que deben intervenir de manera directa por las administraciones y después tenemos que reforzar los mecanismos de participación de los trabajadores y trabajadoras en los puestos de decisión de las empresas. Por eso decimos que hay que abrir las puertas de la empresa a la democracia.

CCOO es un sindicato históricamente comprometido con la democracia. El estallido de la extrema derecha supongo que os pone en alerta. En este sentido, ¿qué deberían hacer los sindicatos para evitar un ‘fascismo procedente de las urnas’?

El sindicalismo está claro que es uno de los diques de contención más eficaces que pueden tener los espacios de participación que tienen los trabajadores y las trabajadoras. El objetivo es que no avancen las políticas de segregación y segmentación, que quieren reducir las libertades individuales y colectivas del estado democrático. Nosotros, los sindicatos, podemos actuar no sólo desde una manera organizativa defendiendo los derechos de los trabajadores sino que podemos emplazar a las instituciones públicas a establecer las barreras que frenen los avances de la extrema derecha que se dan también en toda Europa.

¿Y eso cómo se hace?

A la extrema derecha se la combate no sólo con declaraciones institucionales. La mejor fórmula contra este fenómeno es la construcción de un escudo social que mejore las condiciones de vida de la gente. El escudo social debe eliminar los miedos que muchas personas tienen respecto del actual modelo económico y social.

Pregunta para quien es trabajador de Nissan y a la vez secretario general del sindicato. Visto desde fuera parece que el proceso de reindustrialización de Nissan no avanza.

Sí, sí que avanza. Lo que pasa es que todavía puede que no se puede informar con detalle. Pero sin faltar a la confidencialidad puedo hablar de al menos 17 procesos industriales que están en marcha. Hay que decir que el reto es complejo. Pero hay instrumentos que aportan atractivo, como el espacio donde están las instalaciones industriales. Otro elemento valioso es el capital humano, especialmente en cuanto a ingeniería y personal de gran calidad técnica. También es clave la calidad de los trabajadores. Además, el proyecto tiene un recorrido institucional que, si las administraciones se comprometen, podrá dar respuesta positiva a una de las crisis más importantes que se han producido en Catalunya en los últimos años.

Insisto, confidencialidad aparte, ¿se puede prever que la mayor parte de los 3.000 trabajadores de Nissan se podrán recolocar?

Bueno, diría que la cifra de trabajadores directos a recolocar son menos, sobre unos 2.000, y sí, confío en que podrán seguir trabajando. Y también pienso que la reindustrialización ayudará a encontrar trabajo a otros trabajadores del ecosistema de la cadena de valor del grupo. Pienso en el tejido de componentes. Creo que hay elementos para disputar esta realidad.

¿Qué papel tiene que hacer la administración en esta operación?

Como decía antes, tenemos que convencer a las administraciones que intervengan para recuperar la soberanía industrial. Este factor público debe jugar un papel muy importante.

El proceso de Nissan se hace de manera muy sigilosa…

No hace mucho el comité de empresa se reunió con todos los elementos que operan en esta operación y los representantes de los trabajadores salieron con una impresión positiva. Para concretar, el objetivo es que en junio se hayan decidido el o los proyectos de reindustrialización, que deben empezar por el proceso de negociación de los activos de Nissan y también para la negociación de las condiciones laborales de los trabajadores. Todo ello para asegurar la incorporación del nuevo o nuevos inversores. Creo, ya he dicho, que este caso tiene un recorrido normal. He conocido casos en que hemos estado más con el agua al cuello que como estamos ahora.

Hace un tiempo, CCOO de Catalunya identificaba las claves para el sector automovilístico: una fábrica de baterías y la necesidad de una apuesta por el software vinculado a la conducción, necesarios para el coche eléctrico. En este, ¿los anuncios de inversión sobre Seat del Gobierno central y de Volkswagen le merecen confianza?

Hace dos años de las jornadas de CCOO sobre el futuro del automóvil. De Seat no sólo tenemos que garantizar la electrificación de todos sus modelos, sino que hemos de asegurar el mantenimiento de la marca. Es importante que se mantenga toda la estructura empresarial que representa Seat y que la empresa no se convierta en una delegación de Volkswagen. Hay muchos puestos de trabajo estructurales de Seat que se podrían perder si cambiara el modelo de empresa.

¿Por dónde pasa el futuro de Seat?

El futuro de Seat pasa, como en todo el sector, por la electrificación de sus vehículos y también por el mantenimiento de la marca. El gobierno no debe descuidar estas dos ideas. El ejecutivo, que negocia directamente con Volkswagen, no debe olvidar que hay dos elementos estratégicos. Si no se electrifica, la empresa está en riesgo. Si la empresa se convierte en una factoría de Volkswagen, hay miles de puestos de trabajo en peligro.

El secretario gneral de CCOO reclama que la Generalitat ponga fin a la provisionalidad que se arrastra desde hace demasiado tiempo foto: Pol Rius
El secretario general de CCOO reclama que la Generalitat ponga fin a la provisionalidad que se arrastra desde hace demasiado tiempo | Pol Rius

¿En CCOO cree que hay riesgo con respecto al modelo actual de Seat?

Nosotros nos fijamos en algunas cosas. Por ejemplo, la renovación de vehículos de la marca se ha hecho con dos modelos que se comercializan como Cupra. Tenemos que ver, pues, cómo se articula Cupra en el grupo, porque existe el riesgo de que Cupra quede como una delegación de Volkswagen.

La industria auxiliar del automóvil, que ocupa en Catalunya a cuatro de cada cinco trabajadores del sector, ¿ha hecho los deberes que impone la electrificación?

No, no está haciendo los deberes. En muchos casos se nota una falta de estrategia para adaptarse a la nueva situación que afecta a la automoción. La mayoría de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) de despido los presentan empresas auxiliares del automóvil. En algunos casos las medidas son fruto del impacto causado por el cierre de Nissan. En otros, como Bosch y Continental, la causa es la obsolescencia del producto respecto de la nueva situación del sector. Por eso es necesario que alguno de los proyectos de electrificación se realice con una alianza entre empresas del sector de los componentes con una iniciativa pública. El sector de la automoción será puntero en Catalunya y en España si también hay un fuerte sector industrial de componentes, si no tendremos problemas.

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