
Hace unos meses escribí un texto personal en mi cuenta de Instagram que se hizo viral en cuestión de horas. Más de sesenta mil likes y miles de comentarios, muchos de ellos testimonios que habían pasado por una experiencia similar. El texto termina con el título de este artículo, estudiar es de ricos, no de pobres y se titula exclusión en el cole. Allí explicaba mi experiencia personal en el colegio e instituto como hija de inmigrantes pobres en Cataluña; las consecuencias que tiene la pobreza a nivel educativo, y cómo recaen en una misma las culpas y juicios sobre algo que no se tiene ni control ni conocimiento, como es el dinero. Ese dinero que tiene que comprar el material escolar y los libros.
Con el texto descubrí que yo no era un caso aislado. Había miles de personas en los comentarios que viajaron a la infancia y recordaron esa etapa con mucha tristeza. Niños y niñas que iban al colegio sin libros ni material escolar, algunos incluso sin bocadillo. Se veían ahí, diferente al resto, defendiéndose ante los juicios de algunos profesores y profesores. Respondiendo a algo que nos quedaba muy grande.
En muchas ocasiones nos inventábamos excusas para que no descubrieran lo pobres que éramos y no fuéramos la burla de clase, si es que ya no lo éramos. ¿Por qué no teníamos los libros? Era la famosa pregunta que nos hacían todos los profesores en medio de toda la clase. Y eso era motivo de broncas. Deberes sin entregar. Excursiones a las que no podíamos ir. Excursiones que hacían sentirse diferentes a miles de niñas y niños.
Todo esto cuesta un dinero que muchas madres y padres no pueden pagar. Y recae sobre nosotras. Niñas y niños que no están preparados para enfrentarse a este tipo de situaciones, – ni tenemos por qué estarlo -. Y estas cosas siguen pasando a día de hoy en muchas comunidades autónomas y en muchísimos colegios. El material escolar cuesta unos cincuenta euros aproximadamente y los libros de texto pueden rondar los doscientos euros. Y a esto se le suma el material extra que se tiene que comprar. ¿Por qué hay que pagar estas cantidades en una educación que es supuestamente gratuita? ¿Qué pasa con las familias que tienen más hijos?
En 2005 se implementó en Andalucía, siendo la comunidad pionera, un nuevo sistema que garantiza de manera gratuita los libros escolares. Han pasado más de quince años de esta iniciativa en la comunidad andaluza y solo la comunidad Valenciana, Navarra y, recientemente, Madrid han seguido esta línea.
No garantizar, los libros, el material escolar y las excursiones a los niños y las niñas pobres es representativo de un sistema que excluye a los más indefensos a una edad muy temprana y que conduce al fracaso escolar. Un fracaso cuyo único culpable es el sistema opresor. Ni los niños ni las niñas, ni los padres ni las madres son responsables.


