El 14 de abril de 2021 se conmemoran los noventa años de la proclamación pacífica de la República, que emprendió un proyecto pedagógico renovador, pero que no tuvo tiempo de consolidarse debido al levantamiento militar de los fascistas. Muchos años después, seguimos reivindicando el legado y la figura de los maestros republicanos, que trabajaron por una educación mejor.
Hace noventa años del exilio del Borbón y la proclamación pacífica de la República, que con altibajos no tuvo tiempo de consolidarse debido al levantamiento militar, un levantamiento que querían violento y corto para volver a restablecer la monarquía. Y no fue así. Fue violento y largo, con la victoria militar final de los alzados. El país quedó dividido entre vencedores y vencidos. Aunque la guerra oficialmente terminó en abril de 1939, algunos de los vencedores manifestaron públicamente que «la batalla continúa». Y así fue.
Fueron unos tiempos álgidos de renovación. Las autoridades republicanas en el Estado y el gobierno catalán aquí se esforzaron por consolidar una escuela que ayudara a pensar y no a almacenar
Durante los años republicanos en paz en el ámbito educativo y escolar se produjeron notables cambios. Fueron unos tiempos álgidos de renovación. Las autoridades republicanas en el Estado y el gobierno catalán aquí se esforzaron por consolidar una escuela que ayudara a pensar y no a almacenar, tal como me explicaba la maestra Bargalló, exiliada en México. La escuela republicana quería hacer ciudadanos y no súbditos. Era una escuela para todos, niños y niñas juntos, con una enseñanza activa, laica, que aplicaba las propuestas renovadoras que se conocían a través de las Escuelas de Verano con la presencia de Claparède, Decroly, Freinet, etc., y las salidas para conocer escuelas de Europa.
En Catalunya los valores de la escuela quedaron promulgados en el artículo 11 del Estatuto interior, que afirmaba: «La enseñanza primaria será obligatoria, catalán en cuanto a la lengua y al espíritu, y se inspirará en los ideales de trabajo, libertad, justicia social y solidaridad humana».
En julio de 1936, con el estallido de violencia, todo este esfuerzo quedará conmocionado: habrá maestros que marcharán al frente (voluntarios o forzosos), llegarán colonias de niños y niñas refugiados desde territorios en guerra, se bombardearán poblaciones, colegios de congregaciones religiosas acabarán quemados, etc. Guerra y revolución.
En enero y febrero de 1939 miles de personas que huían del embate militar pasaron la raya de los Pirineos hacia Francia, entre estos, un buen grupo de maestros, hombres y mujeres. La mayoría serán «acogidos» en los campos de concentración (más tarde llamados campos de acogida y campos de refugiados). También pasaron miles de niños, buena parte formando parte de colonias y acogidos por maestros y maestras (aunque falta el estudio en profundidad de este colectivo de niños y las ayudas para acogerlos). Camino del exilio entonces fueron un buen número de maestros que habían trabajado en las escuelas del país durante la República y, también, de otros que habían llegado a Catalunya acompañando colonias de niños y huyendo de las zonas de violencia. Desde Portbou hasta Puigcerdà, cualquier carretera era buena para salir (coll dels Belitres, coll de Banyuls, el Portús, Costoja, coll d’Ares, etc.).
Los cambios renovadores que vivió la escuela durante los años republicanos (la nueva formación de los futuros maestros, la formación permanente a través de las Escuelas de Verano, los cursos y las jornadas, la escuela activa, la escuela en catalán, la coeducación, etc.) quedaron estancados de raíz.
Los cambios renovadores que vivió la escuela durante los años republicanos quedaron estancados de raíz
El colectivo que se marchó, confiando en una buena acogida por parte del gobierno francés, era plural desde el punto de vista político (BOC, PSUC, ERC, POUM, AC, USC, PSOE, EC, etc.) y también desde el punto de vista profesional (desde profesores de las escuelas normales y inspectores a maestros interinos; desde profesores de las escuelas del Ajuntament de Barcelona hasta maestros de pueblos rurales). La pluralidad también se manifestaba a la hora de enseñar (desde el Grupo Latido, seguidores de las propuestas de Freinet, los que practicaban las metodologías que consideraban más adecuadas para la formación de sus escolares). Y eran plurales, también, en el compromiso republicano (desde los que tuvieron cargos directivos en el Consejo de la Escuela Nueva Unificada, el CENU, hasta otros que simplemente eran republicanos).
En Catalunya la guerra terminó a mediados de febrero de 1939 con la llegada del ejército franquista a la frontera. Más del 12 por ciento de los maestros que habían trabajado en Catalunya entraron en Francia. Y aquí, en nuestra casa, empezó el silencio. Y el vacío. Se fueron los líderes de la renovación pedagógica (hombres y mujeres) y un buen grupo de maestros que en sus poblaciones no ahorraron esfuerzos para garantizar una buena escuela, el centro de la cual eran los niños. Y empezó la depuración del magisterio. Y la depuración de las bibliotecas escolares. El retroceso será enorme en cuanto a contenidos y metodologías. Y el vacío dejado por los exiliados se llenará seleccionando nuevos maestros con criterios políticos. Y se consolidará un nacionalcatolicismo galopante.
Y después de una larga y dura dictadura llegará la democracia. Con una amnistía que hará que la democracia sea de segunda división. Y continuará el silencio. ¿Qué historia se cuenta en las escuelas?
¿No habéis pensado qué país tendríamos si todos estos hombres y mujeres no hubieran tenido que irse al exilio? ¿Y si se hubiera podido consolidar el modelo escolar promovido por la Generalitat y el gobierno republicano?
¿No habéis pensado qué escuela tendríamos si los maestros que ahora trabajan en la escuela conocieran estas historias rotas y se sintieran herederos intelectuales de estos maestros exiliados?
¿No habéis pensado qué país tendríamos si todos estos hombres y mujeres no hubieran tenido que irse al exilio? ¿Y si se hubiera podido consolidar el modelo escolar promovido por la Generalitat y el gobierno republicano?
En 1995 el rector de la Universidad de Girona, Josep M. Nadal, en un acto de homenaje a los exiliados les dijo: «Tenemos una deuda con todos ustedes y ahora sólo pagamos una parte. El resto, si me permiten, tendrán que cobrar nuestros nietos, el futuro. Sólo podremos pagar todo lo que les debemos si somos capaces de hacer entender a las generaciones futuras la pedagogía de la fraternidad. Si somos capaces de hacer entender que los valores sobre los que se levanta una civilización no pueden ser los que nos hablan de milenarismo y fanatismo, sino los que nos hacen ver el mundo con los ojos del saber y el respeto a la diferencia».


