La pobreza farmacéutica es una realidad poco conocida, pero que afecta a millones de personas en situación de vulnerabilidad. Se trata de la dificultad para afrontar los gastos de los medicamentos y/o productos sanitarios.

Antes de la pandemia por coronavirus, un 3% de españoles tenían algún problema de acceso a tratamientos sujetos a prescripción médica, según el Barómetro Sanitario del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En Cataluña, la pobreza farmacéutica afectaba un 3,9% de la población.

La crisis económica derivada de la Covid-19 ha disparado aún más este tipo de pobreza, y cerca de 400.000 catalanes no han podido asumir los gastos de los medicamentos (un 5% de la población). Esto supone que, actualmente, hay un 30% más de personas que no pueden hacer frente al copago por motivos económicos.

Modelo de copago farmacéutico

Estas personas se ven afectadas por el decreto de copago farmacéutico, aprobado por el gobierno del Partido PopModelo de copago farmacéuticoular en 2012, en el marco de las medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud. El modelo supone que la ciudadanía tiene que hacer una aportación económica por los medicamentos comprados con receta, concretamente un copago del importe de su coste.

Hay colectivos que están exentos del copago de medicamentos y que, por tanto, tienen la posibilidad de adquirir los productos farmacéuticos gratuitamente. Sin embargo, esta medida resulta insuficiente para eliminar la pobreza farmacéutica. En consecuencia, las personas con rentas bajas que no cumplen los criterios legales para la exención del copago deben acudir a entidades que les faciliten la cobertura.

La ONG de la farmacia

El papel de las organizaciones no gubernamentales es fundamental para ayudar a las personas más vulnerables a adquirir la medicación y los productos sanitarios que necesitan. En este sentido, Banco Farmacéutico (BF) da un valor social al medicamento desde 2005. Su misión es favorecer la inclusión social de las personas que viven en situación de vulnerabilidad a través de la mejora de su salud. Por este motivo, en 2016 pone en marcha el proyecto Fondo Social de Medicamentos (FSM) mediante el cual se cubren los gastos en medicamentos de las personas que sufren pobreza farmacéutica.
La ONG trabaja directamente con los trabajadores sociales de los Centros de Atención Primaria (CAP) que, tras estudiar la situación socioeconómica del paciente, la aceptan como benefactor del proyecto.

Así, el paciente puede acudir a una farmacia de la red colaboradora para adquirir la medicación prescrita sin coste. Posteriormente, el FSM paga a la farmacia las facturas de medicación. Actualmente colaboran con más de 700 farmacias y más de 220 centros de atención primaria adscritos.
Homero Val, gestor del FSM en Cataluña y Aragón, explica que desde su creación se han dado de alta más de 7.000 planes de medicación por valor de más de 1.000.000 euros. Por plan de medicación entendemos la cobertura en medicamentos y productos farmacéuticos durante seis meses; después de este tiempo, la persona debe volver a visitar la trabajadora social para ver si ha cambiado su situación sanitaria o económica.

Ante la presión a la que se ha visto sometida el sistema sanitario en 2020, desde el Banco Farmacéutico han creado pruebas piloto para tres programas más. El primer proyecto es un Fondo Social de Emergencia para ayudar a familias y personas en situación económica precaria que no tienen acceso a la sanidad pública. Por otra parte, la Campaña Sanitaria de Emergencia es una ayuda en material físico: diferentes laboratorios donan medicamento, las entidades solicitan los productos que necesitan y estos se envían a las farmacias que hacen de punto de distribución. Finalmente, el Fondo Social de la Menstruación pretende paliar la dificultad de la población femenina joven en el acceso de productos menstruales de higiene.

En Cataluña, la ONG farmacéutica está activa en la ciudad de Barcelona y algunos municipios del área metropolitana, en Granollers, en Lleida capital y en su región sanitaria. Este 2021, comenzará a trabajar en la región sanitaria de Tarragona y en la provincia de Girona. También está intentando expandirse a otras partes de la Cataluña central. Con respecto al resto de España, tienen presencia en Madrid y Aragón: actualmente colaboran con 15 centros de salud del Barrio de Vallecas de Madrid; trabajan en diferentes poblaciones de la provincia de Zaragoza, y este año comenzarán proyectos en Teruel y Huesca.

Cruz Roja

Cruz Roja desarrolla programas de apoyo a personas que requieren ayudas para poder adquirir medicamentos. Así pues, proporciona ayudas en financiación de medicación y en tratamientos crónicos de esas personas que no pueden pagar los gastos farmacéuticos no asumidos por la Seguridad Social.
La entidad pone el foco sobre la situación de fragilidad social que viven las personas que atienden a sus programas. Son los grupos más vulnerables que presentan más dificultad para pagar los gastos de medicación.

Fondo de ayuda del Ajuntament de Barcelona

Por su parte, la Concejala de Salud, Envejecimiento y Cuidados del Ajuntament de Barcelona, ​​Gemma Tarafa, explicaba en una entrevista en Catalunya Plural que se debe potenciar la salud comunitaria para trabajar la equidad sanitaria. “Creemos que se debe eliminar el copago para rentas bajas, ya que muchas familias no se lo pueden permitir”. Esta situación ha obligado a las administraciones a tomar medidas y el ayuntamiento concede ayudas a partir de los Servicios Sociales.
Al mismo tiempo, en el marco de las acciones recogidas en la Medida de Gobierno de Acción Conjunta de Reducción de las Desigualdades Sociales en Salud, tiene dos convenios de colaboración firmados con Cruz Roja y Banco Farmacéutico. El ayuntamiento destina un fondo de 100.000 euros anuales a las entidades del Tercer Sector para facilitar la cobertura económica de fármacos a personas en situación de pobreza.

¿Quién sufre pobreza farmacéutica?

Las diferencias socioeconómicas se encuentran estrechamente relacionadas con los niveles de salud de la población. El Observatorio de la Pobreza Farmacéutica, proyecto del BF, presentó el pasado mes de octubre los resultados de su última investigación en colaboración con el grupo Evaluación de Tecnologías Sanitarias en Atención Primaria y Salud Mental (PRISMA). Los datos muestran que el promedio de edad de la persona que sufre pobreza farmacéutica se sitúa alrededor de los 49 años y que el 68% de los beneficiarios del programa de la ONG farmacéutica tienen un nivel de educación bajo (falta total de estudios o con estudios primarios).

Casi el 57% se encuentra en situación de desempleo y no es beneficiario de subsidio. Por otra parte, comparado con la población general, las personas que muestran más prevalencia de incapacidad económica para adquirir los productos farmacéuticos tienen alguna discapacidad funcional y más de un hijo.

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