El año pasado decidí contactar con mi antiguo instituto (con una diversidad cultural latente), a través de redes sociales, para comunicarles la importancia de felicitar al alumnado esta festividad. De hecho, había observado que en los últimos años el instituto se había comprometido con muchas luchas, menos el antirracismo (cosa que no me sorprende porque el antirracismo en España sigue siendo un tema del que pasa mucha gente). No me parecía justo que, pese al gran número de alumnado musulmán, no dedicaran ni una sola palabra. En ese entonces no obtuve respuesta alguna.
Hace unos días, justo antes de que empezara el mes de Ramadán, recibí una petición por parte del equipo directivo de mi antiguo instituto; realizar un cartel para felicitar el Ramadán al alumnado musulmán. Después de la emoción decidí aprovechar la oportunidad del cartel y ponerlo en redes sociales animando a todo el profesorado de mi comunidad que hiciese lo mismo y lo colgara en sus redes sociales e institutos.
La propuesta recibió una acogida brutal. Profesoras, alumnas y exalumnas empezaron a proponer a los institutos y equipos directivos colgar el cartel en sus redes sociales o paredes de instituto. Me empezaron a llegar fotos e incluso tweets de alumnas que desconocían la iniciativa y se sorprendieron el primer día de Ramadán con el cartel en el instituto. Y pienso, algo que debería estar normalizado en una sociedad diversa como la nuestra lo vemos como un milagro. ¿Por qué se felicita la Navidad y la Semana Santa pero el Ramadán, el Año Nuevo Chino o el Año Nuevo Hindú no?
Pese a que España se proclama como un estado aconfesional, los días festivos y el calendario escolar se siguen guiando por la religión católica. Dicho esto, que ya se debatirá donde se tenga que debatir si debe haber un cambio o no en el calendario escolar, estaría bien que también se incluyeran, por lo menos, otro tipo de felicitaciones.
La diversidad cultural y religiosa en España es latente. Mirar hacía otro lado, no hablar de ello ni felicitar a nuestro alumnado no nos hace más progresistas. Nos aleja de ellos y nos convierte en excluyentes.
Por eso, ver en nuestros institutos carteles que felicitan otras festividades que no sean católicas es algo impensable que todavía no pasa. Y si pasa, pasa poco. Por lo que cuando ocurre nos sorprendemos, como la autora de este tweet.
https://twitter.com/saloxxxxx/status/1383035484146896897
Es algo básico pero también fundamental para aprender a convivir en diversidad. Es tener en cuenta a las personas que también forman parte de esta sociedad y sentir que el instituto es la segunda casa de todas. Lamentablemente, cuando se proponen cosas de este tipo, hay una parte de la sociedad progresista con racismo interiorizado que se escandaliza. Pero cuando se trata de adaptarse a festividades blancas como el Halloween, Black Friday, o el Oktoberfest en Zaragoza, no hay escándalo alguno. Queda mucho mejor decir que Zaragoza ha adoptado una festividad alemana que una “mora”. Porque ya empezaríamos a hablar de islamización, de invasión…
A los días siguientes de la propuesta, aparte de mensajes de institutos que habían publicado el cartel, también me llegaron mensajes de madres un tanto preocupantes y cargados de islamofobia, de racismo y de paternalismo. Los colegios empezaron a enviar cartas a padres y madres con mensajes desinformativos que pueden aumentar bulos hacia la comunidad musulmana. En las cartas pedían que respetasen las horas de sueño de los niños y las niñas y les aconsejaban que los alimentasen, ya que están en etapa de crecimiento, dando por hecho que estos padres no tienen consideración por sus hijos y desconocen lo que les hace bien a sus hijas e hijos sin informarse que a esas edades no ayunan. Las madres que habían recibido estas cartas tenían hijos de menos de diez años.
Es gravísimo que las instituciones envíen estos mensajes cargados de supremacismo cultural, sin siquiera contrastar la información, porque alimentan el desconocimiento y la islamofobia.



